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 miércoles, 23 de mayo de 2007  
Desaparecen de la Jefatura de Policía 4 toneladas de cobre
Era de un chatarrero. Adujo que policías le llevaron 8 toneladas de cobre tras extorsionarlo. Demostró que era el dueño y un juez ordenó el reintegro. Y faltaban 4 toneladas, unos 100 mil pesos

Me pidieron mil pesos para no inventarme una causa judicial. Pero al ver que en mi galpón había mucho material me exigieron treinta mil”. Rolando Soria, dueño de una chatarrería de Presidente Perón al 8400, describió así la extorsión que atribuyó a integrantes de la Brigada de Investigaciones de la policía local. El pedido de dinero se produjo durante un allanamiento hace poco más de un mes. Pero todo no quedó allí. Cuando logró que el juez a cargo de la medida le devolviese la mercadería incautada, tras acreditar la propiedad legítima, el comerciante comprobó que casi la mitad, unas cuatro toneladas de cobre, se habían esfumado de la Jefatura de la Unidad Regional II.

Soria se presentó ayer en el juzgado penal de Instrucción Nº2, a cargo de Alejandra Rodenas, donde radicó una denuncia por presunta extorsión, robo, incumplimiento de deberes de funcionarios públicos y amenazas coactivas. “Pelado hijo de puta, llevate lo que hay porque te vamos a dar vuelta”, fue la advertencia que el comerciante escuchó en su teléfono celular, luego de reclamar ante la policía la mercadería y negarse a llevársela por el cuantioso faltante.

Evaporación.
El chatarrero, que está patrocinado por el abogado Adrián Martínez, adjuntó a la denuncia el acta que la Brigada de Investigaciones labró en ocasión del allanamiento, donde se describe el secuestro de unos ocho mil kilos de rezagos de cobre, y el documento que firmó una escribana el viernes pasado en la sede de Ovidio Lagos 5250 cuando se presentó a recuperar lo incautado y se encontró con que la mitad había desaparecido. De la mismísima Jefatura de Policía.

“Me perjudicaron enormemente en lo económico porque lo que desapareció de Jefatura llega casi a los 100 mil pesos, ya que el kilo de cobre se cotiza a 22 pesos más IVA. Pero además, me amenazaron desde un teléfono público. Dijeron que me iban a voltear si seguía reclamando. Por lo que suceda ahora, tanto a mí como a mi familia, responsabilizo directamente al comisario Claudio Gorosito y al oficial Ariel Bengochea, jefe y subjefe de Investigaciones”, sostuvo.

La visita.
La historia de Soria arranca el 11 de abril pasado. Ese día una comisión de Investigaciones, encabezada por Gorosito y Bengochea, se presentó en el predio que posee en avenida Presidente Perón y avenida Las Palmeras, en el límite entre Rosario y Pérez. La policía adujo que en ese lugar había elementos robados. Los policías exhibieron una orden de allanamiento firmada por el juez de Instrucción Nº8, Juan José Pazos.

“Le hicieron creer al juez que el material que había en mi depósito era de origen ilícito. Pero mi encargado, ya que yo estaba viaje en Neuquén, exhibió todas las facturas de la compra de toda esa mercadería, con sus respectivos pagos. Entonces, para no inventarme una causa judicial, me pidieron mil pesos, después 30 mil. Les respondí que estaban locos. Yo tenía las facturas de todo y lo iba a demostrar en el juzgado. Todo lo que hay en el local es mío. Comprado por derecha”, remarcó Soria.

De acuerdo a las actas que Investigaciones realizó aquel día, del local de Soria se incautaron más de ocho toneladas de rezago de cobre. “No acepté la extorsión y días después le demostré al juez Pazos el origen lícito de todos los materiales. Por eso desde el juzgado con un oficio de fecha miércoles 16 de mayo dirigido a Investigaciones se ordenó la restitución”, recordó el comerciante. Una vez que tuvo la orden de liberación en sus manos, Rolando y su hermano Alberto fueron hasta el depósito de Jefatura.

A la mitad./b>
“Notamos a simple vista que faltaba bastante material. Decidimos buscar una balanza electrónica y pesar todas las piezas. Todo se había achicado a la mitad, o sea, cuatro toneladas. Ante esto, el comisario Gorosito, que estaba presente, se enojó y dijo que si lo queríamos retirar que lo retiráramos pero que él no iba a hacer constar el peso”, remarcó Soria, visiblemente enojado.

“El viernes regresamos con un abogado y con una escribana, pero ya no estaba ninguno de los jefes. Labramos un acta. Con mi hermano nos negamos a retirar el material hasta tanto el mismo se pesara y se hiciera constar el kilaje en el acta correspondiente. Lo peor del caso fue que desde el juzgado Nº8 nos informaron que les habían ordenado expresamente que pesaran e hicieran constar el peso... ¡a la propia Investigaciones! Entonces volvimos para la Brigada y Gorosito no estaba. Los policías que nos atendieron nos informaron que no tenían ninguna orden de que se hiciera eso y me aconsejaron que no volviera porque me estaban esperando para inventarme una causa y dejarme detenido”, sintetizó Soria.
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Rolando Soria (derecha) y su abogado.

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