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sábado,
05 de
mayo de
2007 |
Capitanes de barcos distintos
El capitán del rompehielos "Almirante Irízar", con convicción de lo que debía hacer ante la dramática adversidad, enfrentó la situación en la soledad del temerario océano austral con responsabilidad y valentía, arriesgando hasta su propia vida. El capitán del país, ante las contadas adversidades que tuvo y temeroso de que podrían comprometer su caudal electoral, pero no su vida, eludió la situación y se refugió en el silencio. Mostró así su insolidaridad y cobardía. Nuestra clase política, de perfil similar, expone con elocuencia las razones de la crisis moral en que se halla inmersa la república.
Emilio Zuccalá
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