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 miércoles, 11 de abril de 2007  
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Aunque algunos hombres todavía creen que la infertilidad es cosa de mujeres, son muchos los que se comprometen activamente en la búsqueda de respuestas con respecto a la imposibilidad de procrear de la pareja. Especialistas en fertilidad consultados por La Capital coinciden en que en los últimos años, al consultorio llegan casi siempre de a dos, hombre y mujer, con una misma preocupación y un mismo nivel de compromiso.

“Cuando una pareja descubre que tiene dificultades para engendrar atraviesa una crisis con tres miedos básicos: no lograr la concepción, la continuidad genética, y la pérdida del control sobre el propio cuerpo”, destaca la licenciada Judith Cosogliad, del departamento de psicología de Hallitus Instituto Médico. ¿Cómo le pesa esto al varón? Para el hombre, dice Cosogliad, “enterarse que tiene dificultades para ser padre es un golpe tremendo para su narcisismo, pero no se trata de focalizar en uno de los dos miembros de la pareja, sino que es un compromiso de ambos”. Y agrega: “La mujer pone el cuerpo para el tratamiento y el varón se compromete acompañando, apuntalando a su esposa”.

La especialista en fertilidad cree que la postura del varón afortunadamente sigue cambiando. “El proyecto del hijo compromete a la pareja en su conjunto. Con mayor frecuencia el hombre se permite emocionarse y hablar de las dificultades y eso ayuda en el proceso”, enfatiza.


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