El obispo de Río Gallegos replicó críticas de Kirchner

Para el prelado, la reacción presidencial por su apoyo a una protesta docente fue "desproporcionada"

El obispo de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín, consideró ayer "desproporcionada" la reacción del presidente Néstor Kirchner, quien criticó su participación en las protestas de docentes y estatales santacruceños por mejoras salariales.

En tanto, el gremio docente confirmó que hoy iniciará un paro por 72 horas en reclamo de aumentos en el sueldo básico, mientras dirigentes del sector se reunieron con sindicalistas estatales para analizar nuevas medidas de fuerza ante la falta de respuesta del gobierno provincial.

Docentes y estatales protagonizaron el miércoles una movilización, en el marco de la llamada Mesa de Unión Sindical, para reclamar aumentos y denunciar el pago "en negro" de gran parte de sus salarios.

El obispo Romanín se puso al frente de los reclamos y pidió al gobierno y a los trabajadores iniciar "un diálogo en paz", tras lo cual Kirchner y funcionarios de Casa Rosada criticaron la actuación del prelado al señalar que debía "ejercer su función para todos".

Ante ello, el obispo dijo ayer a la prensa local que era "desproporcionada" la reacción presidencial.

Romanín afirmó haberse sentido "mal cuando se dijo que debía ser el obispo de todos" y sostuvo que cuando estuvo "con el gobierno entregando llaves de viviendas y en diferentes actos nadie me dijo que era el obispo K o estás casado con el gobierno".

"Es una cosa normal. Estuve con los sindicatos, con los jubilados, fui a visitar a los presos, mi diócesis son todos, nadie queda excluido, ni siquiera los no creyentes", aclaró.

"Siempre soñé con un obispo que esté muy cerca de la gente, siempre rechacé al obispo lejano, que es autoridad", recordó Romanín, y aseguró: "Cuando era párroco era así, caminaba las calles, me metía en las manifestaciones y me criticaban mucho por eso; pero yo sentía que era la manera de acompañar, de escuchar, de estar y de hacerme querer".