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 sábado, 23 de diciembre de 2006  
Balance. Pobreza y desigualdad: las asignaturas pendientes de los gobernantes regionales
América latina cierra un año cargado de elecciones y de cambios políticos
Salvo México y Colombia, doce países tienen Ejecutivos autodenominados de izquierda o socialdemócratas

Madrid. - El 2006 no ha sido un año más para América latina. Con el fin del período se cierra un auténtico "superaño" electoral, con 12 procesos de votación en los últimos 14 meses en los que el panorama político se ha inclinado más hacia la izquierda, salvo por los casos de México y Colombia.

No se trata en cualquier caso de un movimiento único ni exento de contradicciones. Una mirada superficial muestra que doce naciones cuentan con gobernantes que se autodenominan de izquierda o socialdemócratas, desde Daniel Ortega en Nicaragua a Néstor Kirchner en Argentina. Pero decir que Michelle Bachelet, en Chile, y Hugo Chávez, en Venezuela, son ambos de izquierda, equivale a no decir mucho, pues probablemente sea más interesante analizar las diferencias entre una y otro que aquello que los une.

De hecho, en lo económico la realidad se impone mucho más que ciertos ideales. Así, Raúl Castro -al frente de Cuba por la enfermedad de su hermano Fidel- ofreció un diálogo a EEUU hace unas semanas, y Venezuela no deja de vender la mitad de su petróleo a su "enemigo" del norte pese a que Chávez considere a George W. Bush la encarnación del demonio y no se prive de decirlo ni siquiera en la ONU.

Una palabra clave para analizar lo que ocurre es inclusión, tanto política como social, una asignatura pendiente del subcontinente desde tiempos de la colonia y a la que los sucesivos gobiernos no han conseguido dar respuesta tras el regreso de la democracia en los 80. Por eso, más que por una política de izquierda ortodoxa en lo económico -que no se da en ningún caso, más allá de ciertas medidas proteccionistas o de distribución de la riqueza- el discurso de los nuevos gobernantes latinoamericanos prende entre los ciudadanos porque promete la reparación de inequidades históricas y la modernización de las estructuras económicas, ante índices de pobreza de un 29,4% en Argentina, un 62,4% en Bolivia, un 37% en México, un 69,9% en Nicaragua o un 18,7% en Chile, según datos de la Cepal.

Además, la promesa se apoya en datos concretos, pues la Cepal señala en su último informe que en los últimos cuatro años América latina ha mostrado un notable desempeño económico y social, el mejor en 25 años en términos de reducción de la pobreza, disminución del desempleo y mejora en la distribución del ingreso en algunos países.

Para los críticos, esto se debe sin embargo sobre todo a las circunstancias internacionales de altos precios de los minerales y la energía, la ampliación de la gama de exportaciones, además de a las remesas de los emigrantes, que proporcionan un soporte importante, más que al desempeño realmente eficaz de los gobiernos, y cuestionan que el crecimiento se mantenga a largo plazo.

Lo que caracteriza a los Ejecutivos más "combativos", como el de Chávez o Evo Morales en Bolivia, es sobre todo una oposición frontal al neoliberalismo y el enfrentamiento con EEUU.

Pero, mientras que algunas voces alertan del avance de la izquierda populista, otros, como el periodista Miguel A. Bastenier, creen que Bachelet, Alan García (Perú), Oscar Arias (Costa Rica) y Tabaré Vázquez (Uruguay) son "socialdemócratas (sólo) de carnet". "El radicalismo está aislado en América latina y la revolución aún no la hemos visto por ninguna parte". Por el contrario, el mandatario electo de Ecuador, Rafael Correa, afirmó en la reciente Cumbre Sudamericana de Naciones que es necesario superar "la larga y triste noche neoliberal que destruyó a la región" y que las sociedades vuelvan a tomar el control de sus realidades.


Adiós al Alca
En este contexto, un cambio fundamental ha sido el abandono del proyecto del Tratado de Libre Comercio de las Américas (Alca), impulsado por EEUU, por procesos de integración regionales como el Mercosur (al que se incorporó Venezuela) y la propia Cumbre Sudamericana, que aspira a convertirse en un equivalente a la Unión Europea y a lograr "un desarrollo más equitativo e integral de América del Sur".

En esta cumbre se produjo un acercamiento entre Perú y Venezuela tras los amargos entredichos que hubo durante los comicios peruanos por la intervención de Chávez, y también es significativo el avance entre Bolivia y Chile desde que gobiernan Morales y Bachelet en el diferendo marítimo, que mantiene congeladas las relaciones desde hace décadas.

Para 2007, quedan muchos interrogantes y alertas: en Cuba, el cambio ha comenzado, incluso aunque Fidel Castro regrese al poder, y su desenlace está abierto; en México, el cuasi empate en las elecciones entre el conservador Felipe Calderón y el centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador ha desembocado en una crisis institucional, a lo que se suma la grave situación en el Estado de Oaxaca.

Por otra parte, en Brasil los casos de corrupción han golpeado hasta tal punto al gobierno de Lula que tuvo que ir a una segunda vuelta para lograr su reelección; en Colombia peligra el acuerdo de paz con los paramilitares, en Venezuela Chávez quiere la formación de un "partido único", en Bolivia el enfrentamiento entre el oriente y occidente del país cobra un cariz cada vez más amenazante y en Argentina la oposición acusa a Kirchner de gobernar de manera autoritaria. En cualquier caso, pese a haber dejado las dictaduras atrás hace tiempo, todavía hay que celebrar que los movimientos se estén dando de forma democrática. Y que los ciudadanos opten por probar alternativas ante el fracaso de la política económica en casi todas las naciones en los 90. Pero no es menos cierto que las instituciones siguen siendo débiles y los ciudadanos se sienten cansados ante la persistencia de la corrupción, el clientelismo y el populismo, mientras su vida cotidiana no mejora y cientos de miles de personas emigran cada año en busca de un futuro mejor. (DPA)
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Hugo Chávez, reelecto por amplia mayoría en Venezuela.

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