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 jueves, 16 de noviembre de 2006  
Evo Morales amenaza con una reforma agraria a la fuerza

La Paz.- El presidente boliviano, Evo Morales, amenazó con nuevas protestas sociales, similares a las que derribaron a dos gobiernos en años recientes, para imponer “a la fuerza” una nueva reforma agraria, resistida por la oposición y sectores empresariales.

Morales hizo la advertencia un día después de que la Cámara de Diputados, dominada por el oficialismo, aprobara una reforma del régimen agrario exigida por pueblos indígenas y sindicatos campesinos, pero sin certeza de que la medida sea ratificada en el Senado, donde la oposición es apretada mayoría.

“Si algunos parlamentarios, como antes en el 2003 no querían modificar la ley de hidrocarburos, ahora no quieren modificar la ley (agraria), el pueblo se levantará para hacer modificar a la fuerza esas normas, para que beneficien a las mayorías”, dijo el mandatario en conferencia de prensa.

Hace una semana, el gobernante indígena también había amenazado con recurrir al pueblo a través de un referendo, para desbloquear una asamblea constituyente instalada hace más de tres meses y que debería consolidar reformas económicas y políticas para “desmantelar el colonialismo y el neoliberalismo”.

Bolivia tuvo una reforma agraria en 1953, pero según recientes informes del gobierno y de la influyente iglesia católica, en la actualidad hasta el 90 por ciento de las tierras cultivables están en manos de unos pocos centenares de latifundistas, en desmedro de la empobrecida población indígena.

Morales, quien hizo su carrera política como líder de protestas sociales, agregó que, luego de seis meses de diálogo sobre su plan de reparto masivo de tierras improductivas entre campesinos e indígenas, su gobierno ya no creía posible un consenso con los “terratenientes y latifundistas”.

Las alusiones de Morales a la presión popular en las calles y carreteras parecían dirigidas a la oposición, que dijo que bloquearía la reforma agraria en el Senado, y a sectores empresariales radicales que amenazaron con cortar los suministros de productos agrícolas a las grandes ciudades bolivianas.

Morales ratificó su promesa de “absoluto respeto” a las propiedades agrícolas obtenidas legalmente y que son productivas, sin importar su tamaño, pero insistió en que los latifundios improductivos serán revertidos al Estado y redistribuidos “entre los más necesitados”.

“No habrá consenso con los terratenientes, con los latifundistas, éste es el tema de fondo y yo sólo creo en la fuerza del pueblo, porque la fuerza del pueblo es la fuerza motriz que hace historia”, sostuvo.

El mandatario recordó que las caídas de los gobiernos neoliberales de Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003 y Carlos Mesa en 2005, así como una reforma de la la ley petrolera completada en 2005 y que posibilitó la nacionalización decretada este año, fueron impuestas por protestas sociales que dejaron casi un centenar de muertos.

Mientras se espera que la ley agraria pase a revisión al Senado, unos 1.000 indígenas del oriente boliviano reanudaron el jueves una sacrificada marcha de 1.000 kilómetros hacia La Paz, en respaldo a la reforma.

Los indígenas ya avanzaron 200 kilómetros en su caminata iniciada hace dos semanas en la ciudad de Santa Cruz, bastión de la derecha, y parecían ganar apoyo de varios sindicatos urbanos que anunciaron que se sumarían a la marcha.

En el Senado, el gobernante Movimiento al Socialismo tiene 12 votos, dos menos de los necesarios para ser mayoría en la cámara de 27 miembros. (Reuters)


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