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 domingo, 17 de septiembre de 2006  
Riquelme, al diván

Lucas Vitantonio / La Capital

Juan Román Riquelme pegó el portazo a la selección nacional agobiado por las críticas que martirizaban a su madre y con esa decisión inesperada convulsionó al mundo del fútbol. La prensa de todo el planeta hizo referencia a la postura del talentoso volante que no pudo explotar en el Mundial de Alemania. Se alzaron voces de repudio como "se fue antes de que lo echen y puso la excusa de su mamá" o de contención "hay que respetar su decisión porque con la familia no se jode". Amado y odiado, siempre en términos futbolísticos, el actual jugador de Villarreal quedó en el ojo de la tormenta.


Una visión interesante acerca del tema de la semana es la que puede aportar el psicodeportólogo rosarino Marcelo Marquez, para quien Riquelme tomó la decisión para "proteger" a su círculo afectivo. "Ver sufrir a alguien querido es muy difícil de sostener. Román cree que puede evitar esta angustia de su madre si se corre de ese lugar que ocupa en la selección. Esto tiene una lógica: Si gracias a mi familia llegué adonde estoy, también si me bajo del sitio adonde llegué puedo aliviar el sufrimiento de mis seres queridos", reflexiona Marquez.
-¿Cuál es la primera lectura que hacés del tema?

-Seguramente Román creció en un ambiente familiar donde durante mucho tiempo se lo apoyó para que llegue a primera división. Entonces si el jugador puede decir que llegó gracias al apoyo de sus padres, también puede dejar de jugar por solidaridad con ellos. Además si convirtió a su mamá en la más feliz del mundo, hoy esa misma madre puede sentirse triste y angustiada y es factible que no soporte más las críticas hacia su hijo. La familia se sintió orgullosa por el éxito de Román, pero no tuvo herramientas para sobreponerse a los reproches cuando las cosas no salieron bien.

-Pero las críticas son parte de las reglas del juego.

-Exactamente. El tema está en que el jugador tiene contención. El futbolista está en un ambiente donde siempre hay un compañero o entrenador que pasó por una situación similar y puede hablar de eso. En el caso particular de Riquelme la que no tuvo contención fue la familia, que quedó expuesta a las presiones y no pudo manejarlas.

-¿Se podría entender que Riquelme se bancaba las críticas, pero la que no las soportaba era la familia?

-De pronto como jugador sabe cuáles son las reglas del juego, que si está en la selección debe tolerar las presiones porque se formó y se crió en función de esto. Ahora su familia no tiene esa tolerancia porque es la primera vez que le pasa algo así. Es la primera vez que Román recibe críticas duras y su familia no estaba prepara para ello.

-¿La familia sufre más que el jugador?

-El tema es que la familia se apropia del decir de la opinión pública. Hace suyo algo que dice la gente en función de la pasión. La posibilidad sería que el jugador independientemente de lo que pueda pensar la gente siga jugando. Que el futbolista no se apropie del éxito o la idolatría, como tampoco de la crítica y el insulto. El punto es que la familia no puede compartir la angustia con nadie y allí está el problema.

-¿El universo del futbolista es bastante complejo?

-En el caso del jugador de fútbol se presentan como dos realidades, dos mundos. A medida que juega en primera y el rendimiento mejora, el mundo del reconocimiento se empieza a agrandar. Pero está también el mundo de los afectos, que es cada vez más pequeño a medida que crece la fama. El círculo íntimo se acota cada vez más y el jugador intenta refugiarse en este sitio en los momentos libres. En las rachas malas los seres queridos no pueden filtrar la cantidad de información que se refleja en los medios y hacen propia la crítica y el insulto.

-¿Una persona común está preparada para ser el destinatario de la ilusión futbolística de un país, como fue Riquelme?

-Nadie nace preparado para eso. El jugador a medida que crece va aprendiendo de qué manera afrontar la situación. El tema es cuando la demanda de la gente es mayor a lo que uno puede responder. A veces el jugador deja de pensar en su juego y está más pendiente de lo que van a decir. Cuando se piensa en el "otro", ahí se deja de jugar.

-Es imposible no tomar en cuenta lo que dicen los medios.

-Sería ingenuo pensar que no habrá críticas. Pero el futbolista en su casa necesita desenchufarse y es común que en el círculo íntimo estén pendientes de las críticas de los medios. Por eso a veces se rompe la armonía en el hogar. Es valioso que Riquelme diga que quiere proteger a su familia.

-¿La familia influye más de lo que la mayoría imagina?

-Un jugador de primera no es una persona aislada. Toda la familia llega a jugar en primera, todos se lesionan, todos son campeones, todos se retiran. Incluso hay seres queridos que le piden al futbolista que extienda uno o dos años su carrera para sentirse que continúa jugando en primera división.
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