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 domingo, 17 de septiembre de 2006  
ALerta ecológico. Dos especialistas analizaron el efecto del aumento de las actividades agropecuarias frente a Rosario
Son más contaminantes que las papeleras los incendios isleños
Inquieta el impacto ambiental de la cría masiva de animales, sobre todo por el efecto de sus heces en la tierra y el agua

Lucas Ameriso y Pablo R. Procopio / La Capital

Las actividades que se realizan en las islas son cada vez más nocivas y perjudiciales, no sólo para los rosarinos, sino para el amplio delta medio del Paraná. No se trata sólo del mal olor o las molestias en las vías respiratorias originados por las quemas de pastizales. Dos especialistas reunidos por La Capital coincidieron en que el exceso de acciones en el humedal pueden producir efectos cancerígenos, aunque esta es la punta del iceberg de un problema aún mayor. La cría indiscriminada de ganado en las islas producirá un impacto ambiental mayor a la radicación de las papeleras en Fray Bentos, Uruguay. Así de taxativos fueron el director del Colegio de Ingenieros Especialistas de la provincia y docente de la Universidad Católica Argentina, Claudio Belloso, y la coordinadora de la área tóxicos del Taller Ecologista, Cecilia Bianco. Ambos hicieron un diagnóstico de los constantes incendios y de la dimensión que tendrá el ingreso de miles de cabezas de ganado en los territorios isleños entrerrianos.

Nada se sabe de estudios medioambientales hechos por las autoridades entrerrianas en torno al arrendamiento de unas 130 mil hectáreas de tierras fiscales ubicadas en las islas, hacia el sur de Villa Gobernador Gálvez.

Hasta ahora, el problema más visible es la quema de pastizales con su consiguiente perjuicio en la calidad de vida de los rosarinos, y hasta incluso en la seguridad vial de los automovilistas. En rigor, la combustión del residuo vegetal genera básicamente la liberación al cielo de dos compuestos: las dioxinas y los furanos "con un potencial efecto cancerígeno", subrayó Belloso.

Sin embargo, para el especialista éste no es el único impacto importante. En las plantas que se están quemando hay átomos de cloro. Bianco abundó en que "al momento de la combustión se forman dioxinas y furanos en una proporción que depende de la cantidad de toneladas que se incineren".

Este punto fue analizado en un informe realizado por científicos argentinos para las Naciones Unidas. Se trata del primero sobre liberación de dioxinas y furanos de la Argentina que marcó, en 2001, que el 80 por ciento de la incidencia de estos compuestos corresponde a la quema de pastizales en el país.

Ya en 2002, otros científicos argentinos y latinoamericanos volvieron a posicionar al continente como un gran emisor de dioxinas y furanos desde la quema de pastizales.

A su vez, Belloso puso el acento en torno a la futura expansión de la explotación ganadera. El docente de la Facultad de Química e Ingeniería de la Universidad Católica fue contratado por una consultora estadounidense para emitir un dictamen sobre el impacto ambiental que producirá la planta de Botnia en Fray Bentos.

"Tuvimos una reunión con el gobierno de Entre Ríos interesado por el impacto de las pasteras, pero yo les advertí a las autoridades que la cría de ganado producirá un efecto negativo ambiental muchísimo más grande", resaltó Belloso.


21 veces más que el hombre
¿Cuál es la incidencia de la cría de vacas en las islas? El ingeniero explicó: "Diez mil cabezas de ganado producen la misma cantidad de materia fecal que 210 mil habitantes. Si se tiene en cuenta que hay 190 mil vacas, esto equivale a 4 millones de personas en una topografía cambiante como las islas". Este impacto podría ser aún mayor con el proyecto de arrendamiento de tierras fiscales que impulsa Entre Ríos.

La disposición final en la zona de islas resulta difícil de imaginar. Los campos ganaderos se asientan en un humedal donde hay riachos y lagunas, así como aguas prácticamente estancadas donde llega la materia fecal de las vacas, que contiene nitrógeno y fósforo, arrastrada por las lluvias. Ambos actúan como nutrientes y, en las aguas, producen un proceso de crecimiento de algas cuya proliferación genera que se tape la luz del sol y mueran las plantas subacuáticas que suministran alimento para los peces. "Este impacto generará un cambio en la biodiversidad de la flora ictícola", razonó Belloso, para advertir: "Los riachos se convertirían en riachuelos como el de Buenos Aires; de esta contaminación se habla poco".

Según el especialista: "El humo es terrible y lo sufrimos todos, pero es apenas la punta del iceberg. El peor impacto ambiental es el que va a venir, terrible, porque disminuirá la calidad del agua", acotó.

Y luego avizoró un futuro poco alentador: Las consecuencias se verían en un plazo de tres años.

En la misma sintonía, Bianco dijo que la carga del feed lot que recibe la napa al trasladarla a sitios tan delicados como un humedal, es un crimen.

De todos modos, los expertos admitieron que "actualmente, los incendios de pastizales en las islas generan un daño significativo". Cuando se queman residuos vegetales, "se está quemando una célula vegetal y se producen dos compuestos cancerígenos". Esto es lo que los rosarinos aspiran cuando el viento proviene del noreste y del sureste, las direcciones más habituales en la zona.

"Acá hay que pensar que las consecuencias de emprendimientos de estas características serán restauradas dentro de mucho tiempo", advirtió Bianco. Respecto de las dioxinas y furanos, una vez que están depositados, hasta que se degraden pasarán años.

Pero, junto con Belloso, se preocupó aún más por otra hipótesis, la que señala que las tierras de la zona de islas podría convertirse en espacio de cría de ganado.

Es más, para el especialista en temas ambientales, lo más conveniente sería convertir a estas áreas en un gran parque nacional. "Acá debe tomar las riendas la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación", propuso.
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Una postal de vacas y columnas de humo junto al Paraná.

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