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 miércoles, 06 de septiembre de 2006  
Media hora de terror en su casa y a manos de dos jóvenes ladrones
Ocurrió el lunes en una vivienda del barrio República de la Sexta. Robaron electrodomésticos y ropa

"Eramos tres personas aterradas, yo y ellos", definió Mariel Vallasciani al recordar la pesadilla que vivió en su casa el lunes a la tarde, cuando estuvo poco más de media hora a merced de dos jóvenes ladrones que lograron ingresar en su casa del barrio República de la Sexta. Los intrusos, que no tuvieron que forzar las puertas para acceder a la vivienda de pasillo, se llevaron un televisor, una computadora, algunas prendas de vestir y cerca de 150 pesos en efectivo, y encerraron a su víctima antes de huir.

Vallasciani, de 38 años, vive con un hijo de 14 en una casa de pasillo ubicada en Viamonte 33 en la que nunca había experimentado una sensación de inseguridad. El lunes, alrededor de las 19, la mujer llegó de trabajar "muy cansada" y decidió acostarse a dormir un rato. Sin embargo, la pesadilla comenzó al despertar, cuando un delincuente le tapó la boca con una mano.

"Deben haber tenido una llave o algo para abrir la puerta de calle sin forzarla y sin hacer ruido porque el perro no escuchó nada -sostuvo la mujer ante La Capital-. Los pibes insistían en que alguien les había pasado el dato de que yo tenía una filmadora y me la pedían con insistencia, pero tuve que explicarles que nunca tuve una máquina de esas".

Sin embargo, Mariel no descartó que los ladrones hayan contado con algo de información porque los lunes, en el horario en el que ocurrió el robo, ella no suele estar en la casa. Respecto de cómo hicieron los intrusos para ingresar, ayer la mujer recordó que un par de meses atrás contrató gente para realizar unas reformas en la casa y, sin ánimo de acusar a nadie, se lamentaba de "no haber cambiado las cerraduras" luego de esa obra.


Sin violencia
Los jóvenes "revolvieron toda la casa" para llevarse un televisor, una computadora, dos camperas de cuero y algo más de ropa, además de cerca de 150 pesos que Mariel guardaba en su billetera. "Menos mal que todavía no había cobrado el sueldo", manifestó con algo de alivio.

La víctima no pudo saber si los agresores, que actuaron a cara descubierta, estaban armados. "No vi si llevaban armas, nunca las esgrimieron, pero tampoco me resistí en momento alguno. Incluso, ingenuamente les dije que no iban a poder salir así nomás de la casa, porque este es un barrio donde hay muchos jubilados que suelen andar por la vereda a toda hora", relató Mariel. Asimismo, agregó que si bien no fue maniatada, los ladrones la empujaron al piso "dos o tres veces" y le exigían que no los mirara.

Antes de huir con el botín, los maleantes dejaron encerrada a Vallasciani en su casa, de donde fue liberada por policías que, previo permiso de la víctima, tiraron abajo la puerta al llegar. Por suerte, su hijo llegó recién 20 minutos después de que se habían ido los ladrones.

Mariel describió a los ladrones como "muy jóvenes y asustados". Y aunque quedó con mucha bronca por el momento sufrido, no dejó de ver más allá a la hora de evaluar lo que le había pasado: "Este es el país que supimos conseguir. A esta altura, mi bronca no es tanto contra los chicos que entraron a robar sino contra las causas que los llevaron a hacerlo".
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