"La fama no siempre es puro cuento"

U. G. Mauro / Escenario

Cierto amigo de quien esto escribe, sospecha que los pingüinos, albatros, ballenas, focas, de algunos lugares de la Patagonia no son tantos. Para él, la cantidad parece mayor gracias a los disfraces que usarían los esforzados pobladores humanos del lugar, en un tierno ardid para atraer turistas. Intuye asimismo este sagaz observador, que la legislación proteccionista de la fauna del lugar, que impide excesivos acercamientos a los animales, sólo está destinada a que los visitantes no perciban lo burdo de las costuras de los trajes. Si usted, amigo, viaja a Córdoba capital, con sólo caminar por los andenes de la terminal de ómnibus, recibirá una dosis de cuartetazo como para el momento y para que tenga. ¿No le gusta el cuartetazo? Perdone, pero eso es otro tema. La intención aquí no es hablar de calidad, de verdadera trascendencia, de arte sublime, de celebridad.

Por todo lo anterior, y sólo por ahora, de lo que se trata es de ponderar la cantidad. ¿De qué? De música local. Además del pionero puestito de la Universidad, en Corrientes y Córdoba, algunas disquerías comienzan a exhibir gran cantidad de placas de artistas locales, grabadas y editadas con mayor o menor técnica, fondos, y "aparato" por sellos oficiales, privados -grandes y chicos-, independientes, cooperativos, artesanales, etc. Sólo la gente, con su infinita lista de subjetividades y presionada por el por el paso del tiempo, decidirá qué es lo que pasa de largo y qué es lo que queda dentro del colador.

Las caras, oídos y miradas nuevas del incipiente turismo que se ve en las peatonales y el Monumento saben de los nombres trascendentes de nuestra música y no necesitamos tipos disfrazados de Fito, Libertad Lamarque o Cristián Hernández Larguía, posando con trajes ajados frente a la casa del Che. Sería bueno que, además de difundirlos como corresponde, los nuevos discos de Diana Baroni, Tach Tumatch, Marcelo Lescano, Bulldogs, Noelia Chialvo, y tantos otros salidos últimamente, aparezcan en "los comercios del ramo" en una bateíta de músicos rosarinos, junto a famosos y no tanto, todos entreverados; que se vea que suman una gran cantidad y que al menos en esta cuestión puntual, la fama no es puro cuento.