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 miércoles, 21 de junio de 2006  
Viajeros del tiempo

Limosnas para los presos. La comisión de señoras recolectó las siguientes limosnas para los presos de la penitenciaría: Gobierno de la provincia $ 400; Municipalidad 50; Carmen F. de Grandoli 40; Albino Pagliano 20; Francisca R. de Paz 5 y N. N. 5, total $520. Macías y Cía. un sobornal de yerba; Pica Delfino un paquete de azúcar, uno de café y uno de yerba; Francisco Francioli cinco kilos de fideos; Peirano Mazzoni cinco kilos de maíz; J. Conti treinta platos de lata y dos cacerolas; Testoni y Chiesa un paquete de cigarros; panaderías "Uruguaya" y "Europea" una bolsa de pan cada una y Eugenio Travella tres pavas y tres jarros de lata, siete jarritos de loza y dos bombillas.

Garito policial. Llamamos la atención del jefe político sobre las repetidas denuncias que nos llegan respecto a un garito que funciona descaradamente en la calle 1º de Mayo entre Mendoza y 3 de Febrero. Aparte del peligro que encierran ese tipo de reuniones, lo más grave es que los denunciantes apuntan que el dueño de ese antro no sería otro que un empleado policial.

La chambonada del siglo. Un chafle policial de esos que reciben consignas por tercería menoscabando la autoridad y poniendo en ridículo la seriedad del jefe político, ajeno las más de las veces a las pellejerías de bípedos con pretensiones de tenorios, cometió anteanoche la gran chambonada del siglo deteniendo en plena calle a la aplaudida y recatada tiple del teatro Cómico señora Trinidad Pérez, la que a estas horas debe estar meditando con sobrada razón si se encuentra en el Rosario o en plena toldería chaqueña, porque lo que le pasó no le pasa ni al que inventó los mosquiteros con mallas de pescar sábalos, que es lo menos que podemos decir para resaltar el abuso efectuado con ella. Cuando la Pérez salió del teatro donde noche a noche cosecha aplausos y subió sola a un coche para retirarse a su domicilio, un vigilante surgido por escotillón le dio la voz de "¡Alto!" y "¡Párese!". El agente en cuestión tenía el casco blanco medio voleado sobre una grasienta melena negra, toda una actitud de feroci romani, casi de corsario arrabalesco, de esos que se imponen con la parada y se hacen respetar remolineando el machete con vaina, especialmente cuando la hazaña es con mujeres que se asustan y enmudecen antes de protestar y gritar pidiendo auxilio. Asombrada, perpleja y pálida de rabia, la Pérez sólo acertó a decir: "Mire que usted se equivoca, este abuso no puede cometerse conmigo". "¡Velay! -dijo el chafle, jujeño por más señas- Ansina será, pero yo tengo orden superior y sígame no más a la comisaría". Varias personas presentes se indignaron con el procedimiento e intervinieron en favor de la señora Pérez, consiguiendo ablandar las entrañas del policía, el que al fin devolvió la libertad a su cautiva. El jefe político debe averiguar lo que hay de por medio en todo esto, si el abuso obedece a inspiraciones propias del agente o a órdenes superiores, con lo que, de ser cierto esto último, daría lugar a consecuencias lamentables. Por otro lado, si con esa medida se ha querido evitar el reclame de las aves nocturnas, la intención ha sido buena pero poco pensada, pues por mil causas pueden verse obligadas las señoras a salir solas de noche a la calle y no es justo que se las asuste con esas detenciones absurdas.

Investigación y realización Guillermo Zinni ©

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