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 sábado, 10 de junio de 2006  
El jefe de Gabinete vino a Rosario y castigó a todo el arco opositor
Evitó hablar de candidaturas en Santa Fe, pero no se guardó nada contra la izquierda, Macri ni López Murphy

Javier Felcaro / La Capital

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, embistió anoche con dureza contra todo el arco opositor al gobierno de Néstor Kirchner. Tampoco se olvidó de responderle al Partido Socialista (PS), con el que viene protagonizando un duelo de reproches: "El país se perdió de tener a (el ex diputado nacional) Héctor Polino de secretario de Medio Ambiente. Que cada uno cargue con la responsabilidad que le quepa".

Invitado por el Instituto Santafesino de Políticas Públicas y el Frente para la Victoria, Fernández disertó en un colmado teatro Broadway (San Lorenzo 1223) sobre "Los desafíos del Estado en la Argentina contemporánea". En rigor, trazó una completa reseña reivindicatoria de lo hecho por Kirchner desde el 2003.

Aunque, ya debajo del escenario, procuró minimizar los dichos del diputado nacional socialista Eduardo Di Pollina, quien había recordado el pasado cavallista de Fernández y su vínculo con oscuros personajes de la política argentina. Una réplica que tronó luego de que el hombre de confianza del primer mandatario relacionara al PS con el dictador Jorge Rafael Videla por la negativa a sumar a Polino al gobierno.

"Lo que sí importa es que el país se perdió de tener a Polino de secretario de Medio Ambiente, un hombre de bien, digno. No es nuestra culpa. Que cada uno cargue con la responsabilidad que le quepa", afirmó a La Capital el funcionario.

Pero Fernández también se distanció del escenario electoral santafesino y de la responsabilidad de barajar nombres para la futura puja por la Casa Gris: "Ahora estamos trabajando y no hablamos de los comicios. Falta mucho todavía". Por las dudas, justificó su presencia en la ciudad para "acompañar a mi amigo Agustín Rossi (jefe del bloque de diputados nacionales kirchneristas) y tomar contacto con los rosarinos".

El jefe de Gabinete sí quemó pólvora al hablar de cara a la platea. En ese marco, la emprendió sin piedad contra la oposición: "¿Qué hará la derecha, que durante años dijo cómo había que crecer frente a un gobierno que no deja de hacer crecer a la Argentina? ¡Pobre (Ricardo) López Murphy!, ¡pobre (Mauricio) Macri!, entiendo que no tengan que decir".

"¿Qué harán los sectores que se proclaman progresistas, que siempre reclamaron una Justicia independiente que procese a los genocidas (de la última dictadura militar) frente a un gobierno que ha garantizado la Justicia y asegurado su independencia?", prosiguió. Desde las butacas, las Madres de la Plaza 25 de Mayo, reivindicadas previamente por Rossi, aplaudieron a rabiar.

Sin embargo, una vez acallado su discurso, Fernández no quiso referirse al actual rol político del ex ministro de Economía Roberto Lavagna, teniendo en cuenta que días atrás el propio Kirchner había señalado a los "fantasmas" de Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde rondando la hipotética candidatura presidencial de su otrora jefe del Palacio de Hacienda.

Luego tomó distancia de las voces que comparan a la Casa Rosada con el pie que pisó a fondo el acelerador de la campaña para el 2007, sobre todo tras el masivo acto recientemente realizado en la Plaza de Mayo.

"Mientras seamos gobierno, seguiremos festejando", retrucó Fernández, quien también se despegó de las especulaciones acerca del adelantamiento de los comicios al aconsejar: "Tienen que leer bien la ley (electoral). Si lo hacen, alcanza".

Frente a los días por venir, no descartó la búsqueda de alianzas con otros sectores políticos. Es más: buscando reafirmar la impronta plural que luce la fachada de Balcarce 50, puso bajo el foco a la interventora del Pami, Graciela Ocaña (presente en la sala), a quien cubrió de elogios.

Fue una doble jugada que apuntó a recordar la matriz arista de la conductora de la obra social de los jubilados y pensionados y, al mismo tiempo, a ratificar el rumbo de una gestión actualmente en el ojo de la tormenta por los graves inconvenientes que padecen los afiliados rosarinos.

Flanqueado por Rossi y la vicegobernadora María Eugenia Bielsa, y bajo un inmenso cartel que rezaba "La patria somos todos", el jefe de Gabinete basó su alocución en los objetivos del "proyecto transformador" que encarna Kirchner, al tiempo que rechazó la calificación de "populista" que le imprimen desde la oposición.

"No conozco ningún proyecto transformador que no deba luchar contra la resistencia al cambio. Por eso sufriremos también a una oposición que tiene su futuro perdido y que no sabe a quien representa", alertó Fernández.

Con el telón ya caído, el funcionario se sinceró: "Estamos mejor pero aún queda mucho por resolver, como el 10 por ciento de la población sin trabajo y los más de 30 puntos de pobreza".
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Fernández reivindicó lo hecho por el presidente en los últimos tres años.

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