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 sábado, 10 de junio de 2006  
Yo creo
"Si usted no lo cree escuche cierta música"

U. G. Mauro / Escenario

"Transmiten en cadena las cadenas", dice "Viento sur", un viejo texto de María Elena Walsh que hace mucho musicalizó Lito Vitale. Todo es una ristra de chorizos, y si no lo cree, escuche cierta música. Lo peor de todos los géneros, de las modas o de los negocios del pasado parece, a veces, genial cuando se hacen comparaciones con algunas consagradas linduras vigentes que ni primitivas parecen. La berretada se recubre hoy con una tramposa piel de excusas y nombres rimbombantes: lo pavote es kistch; la pereza creativa lleva a lo "retro"; lo valioso de lo viejo es barrido con vergüenza bajo la alfombra con clara voluntad de negar el pasado para seguir sin futuro. Como observó alguien, "ahora los fleteros hacen"logística" y a cualquier galpón se lo llama loft, es mas fino" . Todo cosa de mercaderes lanzados a la conquista del bolsillo del tilingo. Pero hay salidas. Hay quienes, aquí cerca, el trío Macchi Bolzani y Silva rescató al poeta entrerriano Juan L. Ortiz y lo respetó agregándole valor con belleza; hay quien, como Iván Noble, que con humildad reconoce que no sería nadie sin lo que aprendió de Spinetta y pide a sus pares que escuchen, respeten y asimilen la labor de los padres fundadores; hay quienes, como Patagonia Revelde, que cantan sin problemas lo más críptico de Silvio Rodríguez ante rockeros fervorosos que no entran en la trampa de las tribus, no viven en un termo y disfrutan por igual de cualquier show espectacular o de lo que hace el más desprovisto de los artistas de las peatonales rosarinas. Artistas de peatonal de los que tocan en serio, no el acordeonista que finge tocar, sino como el grupo que arma su show en Mitre y Córdoba al mediodía, el chamamecero ciego de la peatonal San Martín, el señor del acordeón que siempre arrima a algún veterano cantor de tangos improvisado en su propuesta, casi llegando a calle Sarmiento. Tipos que, como decía Zitarrosa, "también cantan por dinero, como un obrero", pero lo hacen con dignidad, amor y autenticidad , rindiendo a los grandes maestros de la música popular del mundo "tributos" que no son prodigios de puntillosa e inútil imitación, que no son ni quieren ser La Gioconda vista en directo en el Louvre, pero tampoco su vulgar reproducción en la tapa de una lata bacana de dulce de batata.


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