Un grupo que recuerda viejos tiempos pero apuesta al futuro

La cuadra de Balcarce al 1000 era ayer una fiesta. Todos los que trabajan en La Cabaña salieron a la vereda para sacarse la foto que les propuso La Capital, posando frente al portón gris principal, con el logo de la marca "Inti" en el centro. Recordaron los viejos tiempos en los que desde los mostradores de la empresa se vendía al público la bocha de manteca de exportación de 1 kilo. Epocas en que la batidora de la fábrica era de madera, todo se hacía artesanalmente y los productos se transportaban en pasamano humano y no de cinta, como ahora.

Pero los nuevos dueños no se quedan en los recuerdos y apuestan al futuro. "Lejos de ponernos mal nos juntamos, elegimos una comisión en asamblea y tiramos para adelante para conservar nuestro trabajo por el bien de todas nuestras familias", remarca el delegado Luis Onorá.

La empresa no produce crema desde hace siete meses por tener una máquina fraccionadora de saché rota, pero ni eso los desmoraliza. "Tenemos la esperanza de arreglarla pronto y volver a ganar el mercado. Los grandes panaderos de la ciudad compran nuestros productos, también los de San Lorenzo, Villa Diego y San Nicolás", detalla Graciela Martín, la mujer que se mofa de ella misma, al sostener que tras 26 años en La Cabaña, en los inventarios ya figura como "parte de los muebles y útiles".