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 domingo, 04 de junio de 2006  
[Perspectivas] - A propósito del Mundial
Fútbol sin cotillón
Alejandro Dolina, Gustavo Veiga y Norberto Verea proponen un juego distinto para evitar los lugares comunes y los estereotipos de los relatos deportivos

"Estoy un poco harto de esas propagandas sobre «El Fernet oficial del Mundial» o «El papel higiénico del Mundial». Desde luego que me interesa el fútbol y el torneo, pero el énfasis y la redundancia informativa me terminan por fastidiar", dice Alejandro Dolina. Uno de los periodistas que viajará a Alemania, Gustavo Veiga, admite que más allá de sus expectativas profesionales, desde lo personal "las cuestiones de la evolución táctica me importan tres pepinos, no me interesa analizar sólo desde ese ángulo". El corresponsal de La Voz del Interior y colaborador de Página/12 y otros medios, señala que "como todo argentino estoy interesado en lo táctico, pero eso no es mi único norte, también espero ver buenos jugadores que me sorprendan". Por su parte, el ex arquero y conductor Norberto Ruso Verea, indica que en un Mundial "no hay hinchadas. Están los que ganaron un concurso, se ponen sombreros y van. También habrá quienes tienen dinero y luego de cansarse del yate concurren para ver cómo es eso del fútbol. Desde la copa jugada en Estados Unidos todo es una parafernalia".

Los tres observan al fútbol con una mirada propia. Por ello, desde el arco, los picados de jugadores sensibles, los micrófonos y los libros sobre el deporte de la dictadura y la dictadura del deporte, hacen jugadas distintas. Con algo de renegados y de poco devotos del cotillón mundialista, salen jugando con la pelota al pie a pesar de los empujones de quienes defienden -en nombre de las tácticas modernas- a los negocios de siempre y al catenaccio informativo que traba el juego y la pasión.


AFA, Fifa e industria
"No soy un consumista a ultranza del fútbol, me acerco al televidente que si no ve un partido mira el resumen, pero no los grabo ni me como 64 encuentros de un torneo tirado en un sillón y tomando cerveza. También me interesa el cine o juntarme con amigos. En lo profesional me moviliza ver más allá, en principio voy al Mundial para conocer más sobre la industria del fútbol, las culturas, el país donde se desarrolla y la política", señala Veiga, autor de los libros "Deporte, desaparecidos y dictadura", "Donde manda la patota, barrabravas, poder y política" y "Fútbol limpio, negocios turbios".

Sobre el juego que se verá en el torneo internacional, apunta Veiga: "Poné que me importan tres pepinos las cuestiones de la evolución táctica. El periodismo que analiza y sólo enfoca un ángulo, no me interesa". Pero admite que "como todo argentino estoy pendiente de las tácticas, aunque eso no es mi norte. Me mueve el poder buenos jugadores que me sorprendan. Además, a veces me engancho más con un partido de la Primera B que con los de la liga europea". Con respecto al mundial dice que "no podemos ser muy optimistas sobre lo que veremos, de deporte cada vez hay menos, faltan variantes y sólo quedan las estrellas e individualidades. Pero también me entusiasma el fútbol africano, Senegal y algún otro equipo que siente todavía al fútbol como un juego".

"Esto es un gran negocio que mueve millones de dólares. Hay muchos intereses comerciales de las multinacionales, que invierten en los mundiales para tener penetraciones en mercados nuevos", sigue Veiga. Sobre qué es lo que aportan estos torneos, apunta que "hay una gran pelea entre los grupos poderosos que manejan a los grandes clubes y la Fifa. La rispidez nace de la disputa por los jugadores que se llevan las selecciones porque eso produce un conflicto económico".

En cuanto al fenómeno de ver más espectadores con camiseta de su club y no de la selección, el periodista, de 48 años y egresado del Círculo de la Prensa, señala que cada institución "tiene sus negocios, inversiones y marketing. Sus profesionales son una marquesina, visten gorritas y ropas con publicidad. No ver eso es tener una visión parcial del juego industrial".


"Saquen a los troncos"
"Estoy preocupado por Argentina", admite Alejandro Dolina y explica: "Otras veces fuimos como candidatos, porque eso interesaba a algunos de la tele o a algunos periodistas, pero ahora ni eso. Por lo que se ve, el equipo todavía no pinta".

"Concretamente, me parece que tiene poca dinámica, juega relajado, camina como Ibarra. No hay cambio de ritmo, cuidan la pelota a 10 kilómetros por hora y falta movilidad, no digo salir corriendo, pero hay que dar opciones de pases", remarca el escritor nacido en Baigorrita y criado en Caseros. Y pide: "Saquen a los troncos. No quiero atléticos troncos".

Tras pasar por Derecho y recalar en la música, las letras y la historia, Dolina publicó notas y cuentos en distintas revistas y escribió los libros "Crónicas del Angel Gris", "El libro del fantasma", la opereta "Lo que me costó el amor de Laura" y en televisión realizó el "Bar del infierno". Desde hace 15 años, en la medianoche de radio Continental, el fabulador recrea valsesitos entre relatos mitológicos y barriales. "En los mundiales falta tablón, a los estadios van tipos que nunca van a una cancha. Aún en 1978 -que Dios me libre y guarde- se llenaba de turistas y plateístas, estos torneos no son para los humildes", señala Dolina.

Sobre aquello de las condiciones y picardía criolla, remarca que "tampoco somos más astutos en la cancha. No veo que haya más habilidad, Zidane es muy francés y más hábil que muchos argentinos. En Suecia del 58, la picardía argentina fue una zoncera, los checos nos hicieron seis porque tenían una sensación colectiva de lo que iban a hacer, metían pelotazos a espaldas de los defensores y mostraban una concertación colectiva".

En cuanto a las técnicas y recursos, Dolina refunfuña contra la célebre y recurrida jugada con "pelota parada". Dice: "Es un recurso muy feo, hay otros más tácticos y valiosos. Sirve cuando los otros son mejores, cuando no tienen a Ronaldinho patean para adelante para esperar que alguien les haga un foul. Pero Brasil pone las fichas a la dinámica, al toque, la habilidad, movimientos de triangulación y pases donde parece que no está un tipo".


Equilibrio y mezquindad
Las expectativas sobre la copa ecuménica tampoco son claras para Norberto Ruso Verea. "¿Qué esperanza podemos tener si no sabemos quién va a jugar y cómo se parará Argentina? -pregunta-. No podemos tirar pronósticos sin ver dónde se planta el arquero y la defensa, o si Sorín va a jugar de 3 o de volante".

Pero el Ruso advierte a continuación: "La AFA interviene como nunca lo había hecho antes, Grondona es el gerente y parece que dice si salimos con cuatro en el fondo. Pekerman tiene su temperamento y Don Julio lo puso. De todas formas no será peor que el Mundial de Corea-Japón, aunque Beckenbauer ya dijo que no va a ser una buena inversión si los jugadores no llegan bien físicamente, con 60 partidos encima. Eso pasa también en Argentina, los jugadores se entrenan muchísimo y luego se caen".

Verea, ex arquero de Chacarita, Independiente y Talleres de Remedios de Escalada, quiere "que se privilegie la entrega hacia el juego, más allá de las tácticas y estilos de los entrenadores. Hoy se entrenan para correr y ser una elite. Hace cuarenta años los europeos corrían más, pero los argentinos hacían correr más la pelota".

"Ahora el Mundial es la máxima competencia, pero la realidad es que los jugadores no representan más a sus países porque están en clubes europeos, donde se formaron. Otros países, como Francia, se salvan porque sus colonias les proveen jugadores", dice Verea.

Como Dolina y Veiga, el Ruso también apunta hacia cierta prensa que "no es crítica: es absurda y mantiene el negocio aunque los espectáculos del fútbol argentino sean muy pobres". Y dispara contra las ideas deportivamente correctas: "En nombre del equilibrio hay jugadores que aceptamos. Pero en el nombre del equilibrio aparece la mezquindad".
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Claroscuros. "El Mundial es la máxima competencia, pero los jugadores ya no representan a sus países", dice Norberto Verea.

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