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 domingo, 04 de junio de 2006  
Loco de la Escopeta. Reclamo en la causa por la muerte de Florencia Rubino
Piden falta de mérito para Lino Bertuzzi
Lo apresaron en mayo de 2005. Para sus abogados no está probada su participación en el crimen de la nena

Ariel Etcheverry / La Capital

No se investigó con profundidad a dos firmes sospechosos, a los que nunca se los citó a declarar; Lino Bertuzzi, como su camión o algún otro vehículo parecido, nunca fue visto por testigos en la escena del crimen; y las armas y municiones incautadas en la casa del sospechoso "son de venta masiva y fácil obtención". Esos fueron algunos de los argumentos que los defensores del fletero acusado de ser el Loco de la Escopeta y asesinar a Florencia Rubino, la chica de 11 años que recibió un disparo en la cabeza en abril de 2003 mientras viajaba en un micro por la zona sur de la ciudad, esgrimieron la semana pasada al solicitarle a la Cámara de Apelaciones en lo Penal que dicte la "falta de mérito" al imputado, al considerar que las pruebas recolectadas durante la instrucción de la causa judicial "son débiles".

Lino Bertuzzi está preso, junto a su hermano Alberto o Pepo, desde el 23 de mayo de 2005. Ambos están acusados de atacar ese mismo día a escopetazos a un ómnibus de la línea 107 sobre el viaducto Avellaneda. La policía los detuvo en su casa de Zuviría al 7100, donde secuestró una escopeta calibre 12.70, municiones del mismo calibre y un camión Mercedes Benz 608 rojo con vivos blancos, es decir el mismo modelo y marca que describió el colectivero como el vehículo desde donde pudo partir la agresión.

Por ese episodio están siendo sometidos a juicio por el delito de tentativa de homicidio. Pero varios meses después del aquel atentado, el juez de Instrucción Alfredo Ivaldi Artacho, quien también investigaba el crimen de Florencia Rubino, encontró indicios coincidentes entre los dos episodios y decidió acusar formalmente a Lino como autor material del homicidio de la chica.

Florencia viajaba en un asiento individual, detrás del conductor del interno 16 de la línea 131. El ómnibus circulaba por 27 de Febrero hacia el oeste y al llegar a Rodríguez recibió en su lateral izquierdo un escopetazo que atravesó como un papel la ventanilla e impactó de lleno en la cabeza de la menor, que murió a las pocas horas. La pesquisa policial y judicial entró rápidamente en un cono de sombras y nunca se llegó a encontrar al culpable.

En disconformidad con la resolución que achaca esa culpabilidad a los Bertuzzi, sus defensores -Adrián Ruiz y José Ferrara- recurrieron ante la Cámara Penal para que la cuestión sea revisada. En el extenso escrito, que técnicamente se denomina "expresión de agravios", los letrados intentan demostrar que la acusación sobre Lino "es endeble porque no quedó acreditada mediante testigos la presencia de Bertuzzi en la zona donde se produjo la muerte de Rubino".

La presencia del acusado al mando de su camión Mercedes Benz 608 desde el cual se presume que disparó contra el ómnibus, nunca se probó. "No hay indicios de que en esa fecha nuestro cliente estuviera en el lugar del atentado. Ni siquiera que haya salido de su casa", apuntaron los abogados, quienes además afirmaron: "Con las pruebas colectadas no se puede expresar como probable la participación del camión en el crimen".

Otro de los puntos atacados por la defensa son los informes psiquiátricos a los que sometieron a los Bertuzzi. "En ninguno de esos estudios surge algún dato de la participación de Lino en este hecho. Ni siquiera se evalúa si el imputado tiene suficiente astucia, sagacidad y habilidad para haber cometido estos ataques. Como tampoco apunta el coeficiente intelectual, ya que el atacante serial probablemente lo tiene muy alto, ya que despistó y desorientó inteligentemente a la investigación por muchísimos años. Estos informes no revelan en grado de probabilidad necesario que Bertuzzi tenga personalidad capaz de atacar y con inteligencia despistar y desorientar a los investigadores."

También descalificaron como prueba el hallazgo en la casa del acusado de una escopeta 12.70, de similar calibre a los utilizados tanto contra el ómnibus en el ataque del Viaducto como el hecho que terminó con la vida de Rubino. "Esa arma, cumpliendo una serie de requisitos, puede ser de acceso masivo. En menos de 30 días, una persona sin antecedentes penales puede tener un arma de ese tipo o cualquiera de uso civil condicionado. El precio de mercado ronda los 400 pesos", subrayaron. Más adelante, agregaron: "Tanto el arma como los cartuchos son usados por miembros de fuerza de seguridad como por cualquier particular habilitado".

Pero para los abogados, una de las cuestiones más grave fue la falta de atención por parte de los investigadores sobre dos sospechosos, "a los que ni siquiera se los citó a declarar y se los desvinculó rápidamente de la causa". Estas personas son un arquitecto y un comerciante. Sobre el primero, según la defensa, existe en el expediente un fotofit "dictado" por dos testigos "similar a esa persona". La sospecha sobre este hombre surgió a partir de un llamado anónimo dos días después del crimen de Rubino. "Había muchas dudas como para profundizar la investigación, para averiguar sus movimientos el día del hecho y no se hizo nada".
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Florencia Rubino murió en el ataque de abril de 2003.

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