Golpe en la madrugada. Odisea de una familia de barrio Azcuénaga a manos de cuatro maleantes

Raptan a un comerciante, lo llevan a la casa y la desvalijan

El dueño de un bar fue "levantado" en San Luis y San Martín junto a un empleado. Bajo amenazas fueron hasta su vivienda, donde lo redujeron junto a su esposa y su hija. Le robaron dinero y electrodomésticos

El propietario de un bar ubicado en pleno microcentro de la ciudad fue interceptado por un grupo de delincuentes cuando salía de trabajar junto con un empleado, la madrugada de ayer. A punta de pistola ambos fueron privados de la libertad cuando se disponían a subir al automóvil del comerciante y después los llevaron en ese vehículo hasta su casa de barrio Azcuénaga, en la zona oeste. Allí, los ladrones despertaron a la mujer y a una hija del empresario y estuvieron un largo rato hasta que se apoderaron de 3.500 pesos en efectivo y varios electrodomésticos, que cargaron en el mismo vehículo para luego fugarse. El coche apareció abandonado horas después en Villa Gobernador Gálvez, pero no había ninguna pista sobre la banda.

El asalto comenzó cerca de las 2.15 de ayer cuando Gabriel Bahamonde, uno de los dueños del bar, parrilla y restaurante Marmagal, ubicado en peatonal San Martín 980, terminaba de cerrar el local para dirigirse a su casa. Acompañado por uno de sus empleados, el empresario se dirigió a buscar su automóvil particular que estaba estacionado en una cochera cercana, en San Luis al 900.

Los dos hombres "fueron sorprendidos cuando entraban al garaje y se dirigían hacia la garita del sereno. Eran dos muchachos a cara descubierta que entraron detrás de ellos e inmediatamente los encañonaron con armas de fuego. En eso, apareció el cuidador de la cochera que también fue achicado para que entregue sus pertenencias. Después le pidieron al empresario las llaves de su auto y en ese momento aparecieron dos ladrones más", comentó un vocero ligado a la investigación del hecho.

Ni Bahamonde ni su empleado fueron golpeados por la banda de maleantes, "pero en todo momento los amenazaron para que no levantaran las cabezas para mirarlos", agregó el portavoz. Así las cosas, los dos hombres raptados fueron subidos a la parte trasera del vehículo, un Chevrolet Astra color gris. Uno de los hampones tomó el volante y enfiló entonces hacia la casa del empresario. "Le ordenaron que los guiara y durante el camino le dijeron que sabían que había vendido una propiedad, lo cual al parecer no era cierto, según declaró Bahamonde en la comisaría donde quedó radicada la denuncia", agregó la fuente.

Poco después, los cuatro asaltantes, Bahamonde y su empleado llegaban a la vivienda ubicada en el pasaje Perito Moreno al 1200 (Mendoza al 5100), en la zona oeste de la ciudad. "Ingresaron normalmente. Evidentemente el comerciante les tuvo que abrir con su llave porque estaba amenazado. Adentro de la casa dormían la esposa y la hija del comerciante, María del Carmen y Gabriela. Ambas mujeres fueron literalmente sacadas a los tirones de la cama", consignó la fuente.

Después, todas las víctimas fueron encerradas y maniatadas en una de las habitaciones mientras la banda se dedicó a revisar toda la casa. De esa forma, los ladrones se apoderaron de 3.500 pesos en efectivo, una computadora, un equipo de audio y una videograbadora. "Todos esos aparatos los cargaron en el Astra de Bahamonde. Después amordazaron a todo el mundo y se fueron llevándose el coche", resumió un investigador.

Los Bahamonde y el empleado del bar pudieron desatarse poco después y se comunicaron con el Comando Radioeléctrico. Cerca del mediodía, este diario intentó contactarse con la familia para obtener de primera mano un testimonio de lo ocurrido, pero una mujer manifestó: "Disculpen, pero estamos muy mal y preferimos no hablar más del tema. Estuvimos despiertos toda la noche y queremos descansar".

La policía informó que el Chevrolet Astra apareció abandonado en la zona de Pueblo Nuevo, en Villa Gobernador Gálvez, en horas del mediodía. El asalto es investigado por efectivos de la seccional 14ª, jurisdicción donde vive el empresario, con intervención del juez de Instrucción Eduardo Suárez Romero. "No hay pistas. Las víctimas no pudieron ver las caras de los asaltantes, porque los tipos en todo momento los amenazaban para que no levantaran las cabezas. Por suerte, nadie resultó golpeado o lastimado", resumió la fuente.

La casa del empresario donde los maleantes lo redujeron.