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 domingo, 04 de junio de 2006  
Emotivo acto en memoria de dos seminaristas desaparecidos
Homenajearon a Raúl Rodríguez y Carlos Di Pietro, secuestrados en la provincia de Buenos Aires en 1976

Dos seminaristas desaparecidos durante la última dictadura militar fueron recordados ayer en La Manuelita, un barrio del partido bonaerense de San Miguel, donde vivían y trabajaban en el momento del secuestro, la mañana del 4 de junio de 1976.

Raúl Rodríguez y Carlos Di Pietro fueron llevados por la fuerza de la casa donde vivían por un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada -según se deduce de relatos aportados a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep)- y nunca más se supo de ellos, recordaron miembros de la Congregación de Agustinos de la Asunción.

"El testimonio del padre Yorio ante la Conadep da cuenta de que pudieron haber sido secuestrados por un grupo de tareas de la Esma, pero nunca hubo una respuesta por parte del Estado en relación a la suerte corrida por estos dos hermanos", informó Roberto Favre, el superior regional de la congregación por esos años.

El sacerdote jesuita Orlando Yorio declaró ante la Conadep que durante un interrogatorio al que fue sometido cuando estaba secuestrado, los represores revelaron involuntariamente un dato sobre los dos seminaristas desaparecidos.

"Me interrogó sobre si conocía al padre Jorge Adur, preguntándome con quién vivía, le contesté que vivía con tres estudiantes (seminaristas) en una casa del barrio La Manuelita, que era un barrio muy pobre", dijo Yorio. En ese momento al interrogador se le "escapó": "nosotros encontramos dos solamente" (testimonio publicado en 1984 en el informe "Nunca Más" de la Conadep).

Jorge Adur era el sacerdote asuncionista que estaba al frente del grupo de seminaristas que vivía en la casa de La Manuelita y que, según otros testimonios del mismo informe, era a quien buscaban los represores, se presume por su comprometida militancia política.

"Mientras se llevaban a Carlos y a Raúl los vecinos escucharon que los militares (unos de uniforme y otros de civil) preguntaban por Jorge (Adur)", dijo Inés Rodríguez en su testimonio ante la comisión sobre desaparecidos en 1984.

El Superior Regional de la congregación en el momento del secuestro de Raúl y Carlos intentó saber qué había ocurrido y acudió a los obispos Raúl Primatesta y Juan Carlos Aramburu y al Nuncio Apostólico Pío Laghi, pero no obtuvo respuesta. Más tarde, interpuso dos recursos de hábeas corpus ante el Juzgado Federal de San Martín, pero de esa gestión sólo recuerda la mirada "no sé si de compasión o de amenaza que una empleada me dirigió".

"Lo único que conseguimos fue colaborar para que Adur pudiese salir del país, y para eso la intervención del Nuncio fue clave", dijo Favre.

Sin embargo, el cardenal Pío Laghi, representante del Vaticano en los años de la dictadura militar, fue acusado por varios testigos "por su complicidad en las graves atrocidades cometidas contra militantes populares".

Adur logró finalmente salir del país ese mismo año, pero fue asesinado en la frontera con Brasil, al querer volver en 1980, según denunció la conferencia Episcopal brasileña.

Gerardo Burton, un ex seminarista de esa misma comunidad, compañero y amigo de los religiosos desaparecidos, los describió ayer como "dos tipos que trabajaban, creían, buscaban, encontraban y volvían a creer" (ver aparte).

A treinta años del secuestro y desaparición de Raúl y Carlos, con la visita desde Roma del Vicario general de la congregación de los padres asuncionistas, Julio Navarro, y ante la comunidad de La Manuelita se celebró ayer una misa y se colocó una placa en la casa donde vivían los religiosos.(Télam)
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La misa en que se evocó a dos de las víctimas de la última dictadura militar.

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