Cartas de lectores
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 jueves, 04 de mayo de 2006  
La polémica por el tratamiento del cáncer y las terapias alternativas
¿Qué nos falta a los médicos?

Luego de asistir en estas últimas semanas al intercambio y quizás, con todo respeto, duelo escrito en la sección Cartas de lectores de este diario, seguido de una extensa solicitada del doctor Crescenti, me he sentido movido como lector y médico a plasmar algunas reflexiones que lejos están, seguramente, de definir o resolver esta situación. Ningún colega, sea oncólogo o no, podría dudar de la certeza, sinceridad y rigor científico de lo escrito por el doctor Hugo Fornells; más aún, adhiero a la sobriedad con que argumentó sus dichos. Menos aún y apoyados en la más sincera y profunda comprensión del padecimiento que significa enfermar de cáncer podríamos dejar de conmovernos por lo escrito por pacientes y familiares defendiendo el más noble derecho a elegir lo que consideran lo mejor para el enfermo. Finalmente, el doctor Crescenti publicó una extensa solicitada en este mismo diario donde hace un pormenorizado relato de sus publicaciones y experiencias. Al respecto, no emitiré juicio, pero sería interesante un debate del tema en un ámbito científico y entre colegas de la misma especialidad, cosa que hasta el momento no ha sucedido. No voy a abrir juicio sobre las bondades o no de este tipo de estrategia terapéutica. Me mueve el escribir esta carta la más profunda convicción de que realmente el eje de la cuestión radica en otra cosa y que a lo que actualmente estamos asistiendo es simplemente a la dolorosa consecuencia de una situación que nuestra medicina no ha resuelto. ¿Qué nos está faltando a los médicos? Es llamativo que nuestros pacientes busquen lo que se llama "tratamientos alternativos". Si alguien busca, pide otra cosa, es un deber ineludible interrogarnos: ¿le estaremos dando lo que necesita?, ¿lo que estamos dando es suficiente? Si tenemos la convicción de que sí, ¿es que no lo estaremos transmitiendo con la claridad suficiente para ser interpretados? La realidad es que una enorme cantidad de pacientes reciben algún tipo de atención "alternativa", sea cual fuere. ¿Es solamente el conocimiento científico, la demostración científica, elemento suficiente para "atender" a nuestros pacientes? Y léase atender y no solamente tratar. ¿Es necesario que tengamos que aclarar en una carta de lectores nuestro saber, lo que tenemos, y no preguntarnos qué falta, cuál es la insatisfacción, motivo por la cual buscan "alternativas"? Quizá se pueda juzgar como poco comprometido de mi parte decir simplemente que "nos falta algo" sin aportar al menos un principio de enfoque a este problema y no solamente dudas. Pero el poder sacar del eje de la discusión al conocimiento científico y poner allí a las necesidades de nuestros pacientes me parece un comienzo augurioso. La medicina nace como una necesidad de alivio ante el dolor, la enfermedad, la angustia y la incógnita de la muerte. Tenemos la fortuna de poder sentarnos a escuchar, de "atender" esas necesidades. Primero tenemos que saber cuáles son, luego vendrán las soluciones. Los médicos durante años nos dedicamos a estar "al lado" de nuestros pacientes, tendríamos que empezar a pensar en estar "del lado" de ellos. Quizá podríamos ver con más claridad lo que realmente nos falta y no estamos dando. Quiero finalmente dejar bien en claro para que no haya otras interpretaciones, que el saber científico se construye sobre la observación, la comparación, la experiencia y la reproducción de esas experiencias, que es la única forma de lograr un progreso sustentable. Cualquier otra intervención terapéutica que no se rija por este criterio no debe ser utilizada.

Doctor Miguel Muñoz

(director médico del

Centro Oncológico de Rosario)

  • N. de la R.: La polémica por la terapia que promociona por televisión el doctor Ernesto Crescenti se disparó el 8 de abril pasado con una carta en esta sección del doctor Hugo A. Fornell, coordinador de la Unidad de Cuidados Paliativos de Adultos de la Secretaría de Salud Pública de Rosario. El profesional calificó de fraude a este tratamiento que dice curar el cáncer. Luego se sucedieron otras cartas, entre ellas de la varios familiares de enfermos de cáncer y la del presidente del Colegio de Médicos, Hugo Oteo, quien aclaró que al Centro de Inmuno-Oncología del doctor Ernesto J. V. Crescenti se le rechazó el pedido de habilitación para funcionar en Rosario. Por último, dicho centro publicó una solicitada en este diario defendiendo la terapia que aplica a enfermos de cáncer.
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