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 miércoles, 03 de mayo de 2006  
Nueva resolución. Un tribunal superior cambió el enfoque del incidente que dejó dos jóvenes sin vida y una muy grave
Para la Justicia no hubo picada en el fatal accidente del parque Norte
La Cámara Penal aduce que no existió roce ni maniobra que descontrolara al BMW causando así el choque. Eso centra la responsabilidad en Matías Capozzuca y desliga al conductor de un Fiat Uno, ahora desprocesado

María Laura Cicerchia / La Capital

La Justicia desestimó que el conductor Matías Capozzuca estuviera corriendo una picada cuando ocurrió el accidente del parque Norte, donde la cupé BMW que manejaba se estrelló contra dos árboles provocando la muerte de dos jóvenes y graves lesiones a una chica que quedó en estado vegetativo. Así lo establecieron dos jueces de la Cámara Penal que sindicaron al joven de la cupé como el único responsable de la tragedia, mientras que desligaron al conductor de un Fiat Uno procesado como coautor del choque. Los camaristas entendieron que no hay ningún elemento para vincular a este segundo auto con el drama: establecieron que no hubo una picada, roce ni encerrona que provocara el descontrol del vehículo importado.

Estas consideraciones constan en un fallo de la Sala III de la Cámara Penal que dejó sin efecto el procesamiento dictado en contra de Guillermo Buratovich, un joven de 18 años que la mañana de la tragedia circulaba delante de la cupé negra. El conductor del Fiat Uno había sido procesado en noviembre como coautor de doble homicidio y lesiones culposas por el juez Correccional Edgardo Bistoletti, quien también procesó a Capozzuca por los mismos delitos. El joven, que siempre dijo ser ajeno al accidente, apeló la medida a través de sus abogados, Adrián Ruiz y José Ferrara.

El caso fue revisado por la Sala III luego de que sus integrantes rechazaran una recusación planteada por la defensa de Buratovich. La resolución de esa sala terminó favoreciendo al joven del Fiat Uno: los jueces Otto Crippa García y Elena Ramón, con el voto en disidencia de Ernesto Navarro, rechazaron la hipótesis que suponía la participación de dos autos en el accidente. Ahora al conductor deberán dictarle la falta de mérito, una medida por la que seguirá vinculado a la causa hasta que le otorguen el sobreseimiento definitivo.

El choque fatal del parque Norte se registró cerca de las 6.30 del domingo 22 de mayo de 2005 en avenida Rivadavia al 2400. Matías Capozzuca, de 19 años, conducía a alta velocidad una cupé BMW negra que había retirado sin permiso de la concesionaria de autos y embarcaciones de su padre. Había partido con luz verde del semáforo de Rivadavia y Callao, acompañado por un amigo y dos chicas. Según una pericia de Gendarmería, recorrió las siguientes cuatro cuadras a 115 kilómetros por hora.

Antes del cruce con calle Santiago perdió el control del vehículo, que chocó de frente contra un árbol cercano al cordón. La cupé subió girando a la vereda e impactó contra otro árbol. Nayib Sebastián Abraham, de 19 años, y Ursula Notz, de 16, murieron en el acto. Carla Alfaro, de 16, quedó en un estado de coma persistente y con graves secuelas neurológicas. A Capozzuca lo apresaron cuando se retiraba caminando del lugar. Tenía un nivel de alcohol en sangre cuatro veces superior al permitido.

A casi un año del episodio, los camaristas sindicaron a Capozzuca como el único responsable de la tragedia. Los jueces determinaron que Buratovich fue involucrado en el caso sólo por su presencia en el lugar. El joven de 18 años siempre aseguró que viajaba adelante del BMW y que vio el accidente por el espejo retrovisor. Que se bajó a ayudar, pidió una ambulancia y fue en su auto a declarar a la comisaría.

Ese relato fue refrendado por tres chicas que destacaron la gran velocidad del BMW, dijeron que no participaron otros vehículos y que no hubo una picada. Así, los jueces señalaron que “nadie ha visto a Buratovich corriendo picadas” a excepción de dos amigos de Capozzuca cuyos testimonios fueron tachados de “poco creíbles”. “No hubo picada alguna, no hubo intervención de Buratovich en forma concreta en el suceso”, señalaron los magistrados. En cambio, remarcaron que “era excesiva la velocidad del BMW; la maniobra que venía desarrollando (fue) imperita e imprudente”.

Otro elemento que jugó en favor de Buratovich fue el relato de un policía que vio cuando el BMW salía con luz verde a toda velocidad de la esquina de Rivadavia y Callao. El efectivo dijo que la cupé salió en medio de dos Fiat Uno —uno rojo y otro blanco—, pero aclaró que estos dos autos salieron a marcha normal, sin picar.

Para los camaristas ese auto rojo no pudo ser el de Buratovich porque jamás podría un Fiat Uno gasolero haberse adelantado a la veloz cupé de Capozzuca. “Por lo que cabe colegir que Buratovich es veraz cuando dice que no picó, no corrió, que no tuvo participación y que vio el siniestro por el espejo retrovisor”, destacaron, además de consignar que los rayones que tenía su auto no guardaban relación con el siniestro.

Por el contrario, los jueces tildaron de “mendaz” la declaración efectuada por Capozzuca cinco meses después del accidente, cuando culpó al Fiat Uno de haberlo encerrado tras partir junto a él del semáforo de Callao. Según los camaristas, Capozzuca intentó así “disminuir las consecuencias de sus actos”. Y destacaron que ante la policía, horas después del accidente, había dicho que no hubo picada y no involucró a ningún otro auto. Su preparado relato posterior, para los jueces, sólo constribuye a resaltar “su propia y única responsabilidad”.
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El BMW, según las pericias, alcanzó los 115 kilómetros por hora el 22 de mayo de 2005.


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