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 viernes, 21 de abril de 2006  
El ambicioso plan de dos chicos que acabaron presos
Irrumpieron en una fábrica y se llevaron cinco ciclomotores flamantes uno a uno. Los vio un vecino y cayeron

Se descolgaron por el techo de la fábrica de ciclomotores como Batman y Robin, aunque su intención no era preservar los bienes ajenos. Fueron dos muchachos que entraron en horas de la madrugada al depósito de la firma Zadina, en San Lorenzo y Garzón. Después, sin ponerlos en marcha, se llevaron cinco ciclomotores, un juego de llantas y hasta un tubo de acetileno. Pero un vecino vio los movimientos, por demás de sospechosos, a las 6.30 de la mañana. Y entonces alertó al Comando Radioeléctrico. Cuando los uniformados patrullaban la zona, en Casilda y Solís, vieron a un pibe que llevaba caminando una Zadina 50. Fue el principio del fin. A los pocos metros, en una humilde casilla, estaban los otros rodados y el resto del botín. Por el hecho están detenidos dos hermanos, de 14 y 19 años, y su mamá de 45.

A los pibes los mató la ambición. Ese parece ser el resumen de lo que ocurrió ayer en San Lorenzo al 6100, en la fábrica de ciclomotores Zadina. Aprovechando la madrugada tormentosa, al menos uno de los ladrones, muy probablemente el menor de ellos, trepó al techo del depósito y rompió una chapa plástica. Después, con una soga, bajó al depósito y abrió un portón para que su cómplice ingresara.

"Rompieron una chapa plástica y bajaron con una soguita, como si fueran superhéroes", comentó Carlos, el encargado administrativo de la empresa donde, además, trabajan otros tres empleados. El depósito tiene más de 70 metros de largo y está rodeado de viviendas. Allí se producen por mes 15 ciclomotores que, en el mercado, cuestan unos 2 mil pesos.

Todo hace pensar que los muchachos trabajaron toda la noche, aunque nadie advirtió nada hasta llegada la mañana. "Yo me quedé mirando tele como hasta la 1 de la mañana y no escuché nada. Y eso que acá hay que estar atento a los ruidos", explicó uno de los vecinos que vive por calle Garzón, que comparte la medianera con la fábrica instalada en el barrio hace 40 años. "Mirá cómo habrá sido que me enteré en la carnicería", precisó una mujer que también vive al lado de Zadina.

Una vez en el depósito, los ladrones buscaron la forma más rápida de llevarse el botín. Así, a pie y en varios viajes, se llevaron los cinco ciclomotores que más tarde aparecerían en una casilla de Casilda y Solís, a siete cuadras de la fábrica. Los maleantes también tenían listos para llevarse varios repuestos que juntaron en fuentones de caucho duro. Pero todo quedó a metros de una pick up que estaba estacionada al lado del portón y a la que no pudieron darle arranque. Eran cerca de las 6.30 cuando un vecino que iba a trabajar vio como un pibe sacaba una moto por el portón de Zadina y no dudó. Llamó al 101 y a los pocos minutos llegaron dos patrulleros.

En el lugar los policías se toparon con el portón abierto y comenzaron a rastrillar la zona. Según los investigadores, en Casilda y Solís los uniformados vieron a un menor que llevaba a pie un ciclomotor. "¿Qué hacés con esa moto?", le habrían preguntado. "Es de mi vieja", respondió el pibe. Y en cuestión de segundos la madre del muchacho, una mujer de 45 años, estaba junto al patrullero. La mujer explicó a los policías que en su casa, a pocos metros del lugar, había otras cuatro motos y que "no sabía de dónde habían salido".

En la casilla, además de los rodados, encontraron un par de llantas y un tubo de acetileno "de los que usan los chapistas para soldar", explicó un investigador. Con el botín recuperado, quedaron detenidos el adolescente de 14 años, su hermano Alberto Omar G., de 19, y Mirta Beatriz V., de 45, cuyos apellidos no se divulgan para no identificar al menor de edad.

"Pudieron haber hecho un chiquero. Todo pudo haber sido peor. Ya habían desconectado la computadora del escritorio para llevársela y ahí está toda la información de la empresa", explicó Carlos. El hombre recordó que hace un mes sufrieron otro robo en el que también recuperaron un rodado. "Llegó un hombre pidiendo un repuesto y cuando uno de los muchachos lo fue a buscar, arrebató una moto y se la llevó. Gracias a Dios, la dejó tirada a tres cuadras", explicó el trabajador.
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La fábrica de ciclomotores está en San Lorenzo al 6100.


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