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 viernes, 24 de marzo de 2006  
A 30 años del golpe. Jorge Olguín y Daniel Killer recordaron sus vivencias durante el proceso
Fútbol en tiempos de represión
Olguín señaló que no estaban al tanto de lo que pasaba porque vivían aislados. Killer recordó el 24 de marzo del 76, en el que la selección jugó un amistoso en Polonia

Olguín: "Cuando me enteré de todo rompí las fotos en que estaba con la Junta"
En la mirada de Jorge Olguín no se adivinan ni odios ni resentimientos, pero sí un afán por ejercer el derecho -y la necesidad- de apelar a la memoria. Olguín no lo dirá, pero de sus palabras se desprenderá que fue uno de los tantos argentinos engañados por el régimen militar, esa atroz maquinaria del poder de Estado que marcó para siempre la historia argentina.

"Cuando me enteré de todo lo que había sucedido en el país mientras nosotros jugamos el Mundial, lo primero que hice fue romper todas las fotos en las que estaba con militares", confiesa, mano a mano con Ovación en su casa de El Palomar, en el oeste del Gran Buenos Aires. El ex defensor, uno de los integrantes del plantel campeón del mundo en Argentina 1978, asegura que "el plantel no estaba al tanto de nada de lo que pasaba porque vivíamos aislados". Habla en un tono monocorde y su volumen de voz es apenas audible. Agrega: "La única relación que teníamos con los militares era que estábamos custodiados y cercados por ellos. El gobierno militar no tuvo nada que ver con nosotros".

Invitado a revivir los tiempos del Mundial •78 y a repasar sus vivencias durante el régimen militar más cruel de la historia argentina, del que hoy se cumplirán 30 años, Olguín echa mano a una anécdota reveladora de cómo era la vida cotidiana de los militares. "Antes del Mundial hicimos una pretemporada de dos meses en Camet, en las afueras de Mar del Plata. Muchas veces, a la noche los militares comenzaban a los tiros en el parque porque estaban aburridos y dos por tres nos tirábamos debajo de la cama del susto que teníamos", afirma.

Olguín responde que no se sintió utilizado por los militares, aunque reconoce que el Mundial "tal vez" haya sido manipulado como elemento disuasivo. "Lo que pasó me da mucha bronca, como a todos los argentinos. A nadie le gustó lo que pasó", comenta. Justamente ese, pasó, es el verbo que utilizará permanentemente para reemplazar a palabras como dictadura, secuestros y muertes, sinónimos de aquella época.

Las fotos periodísticas en las que aparecía junto a Lacoste, Videla, Massera, Agosti y compañía pasaron a mejor vida. "Las rompí a todas apenas me enteré de todo lo que había pasado. ¿Para qué las iba a guardar?", se pregunta. Eso sí: el ex defensor de San Lorenzo, Argentinos Juniors e Independiente pone las manos en el fuego a la hora de hablar sobre la legitimidad del título conseguido, puesto en discusión por muchos, especialmente después de aquel sospechado 6 a 0 sobre Perú en el Gigante de Arroyito. "Hubo mucha gente que dijo que aquel partido estuvo comprado, pero nadie habla de que los peruanos tuvieron varias chances claras de gol, como un par de tiros en los palos. Ese día ganamos muy bien, pero también es cierto que la suerte estuvo de nuestro lado. Además, la Fifa no se compromete con ningún gobierno. Es muy difícil arreglar un partido de un Mundial", asevera, como para dejar en claro que de ninguna manera obtuvieron la Copa subidos a los tanques.

Olguín tiene a mano otro recuerdo, cuatro años más cercano en el tiempo. Cuenta que cuando viajaron a España a disputar el Mundial de 1982 y se comunicaban telefónicamente, los familiares les aseguraban a los jugadores que "Argentina le estaba ganando la guerra de Malvinas a Inglaterra". "Pero nosotros -abunda- sabíamos que no era así porque allá recibíamos las noticias de manera más objetiva. A la gente la engañaron mucho". Eso, mucho.

Gustavo Yarroch / La Capital



Killer: "Al Mundial 78 lo ganamos nosotros, no los militares"
Y ese día estaban jugando al fútbol. Lejos, en una gira y vistiendo la camiseta de la selección. Se habían ido antes para jugar el 20 de marzo de 1976 en Kiev. Y el 24, el mismo día del golpe, la Argentina se enfrentó en un partido amistoso contra Polonia, en Chorzow (ganado 2-1). De ese equipo de futbolistas que se preparaban para el Mundial 78 formó parte el rosarino Daniel Pedro Killer, quien contó aquella vivencia que ya cumplió 30 años.

Los recuerdos se mezclan. Prevalece lo futbolístico, aparecen las perlitas y queda al descubierto el mundo distinto en que por lo general vive el futbolista, siempre predispuesto a su pasión, un tanto alejada de la realidad, más aún cuando en medio de esto se venía el Mundial organizado por el país. Un acontecimiento en el que los ojos del mundo deportivo, y del contexto general, mirarían hacia la Argentina.

"Recuerdo que después de aquel histórico partido que le ganamos a Rusia (1-0), en la nieve de Kiev, teníamos que viajar a Polonia. Pero a cierta hora nos reunió César (Menotti), junto al profesor (Rodolfo) Pizzarotti y nos informan que los militares habían dado un golpe de estado derrocando a Isabel (Martínez de Perón). Que la situación en el país no estaba bien pero que nos quedáramos tranquilos. Igual, dijeron que nos nos volvíamos a Argentina. Nos dieron un rato para conocer Polonia, pero cuando regresamos nos informaron que en la AFA hablaron con el gobierno y los militares habían dicho que siguiéramos la gira", contó Daniel en el inicio del diálogo con Ovacion.

"Allá no teníamos información, no existía la comunicación como ahora. Claro que estábamos preocupados, pero ignorábamos muchas cosas que pasaban en el país. Lo que pasó es que nuestro objetivo era el Mundial, dejar bien sentado el prestigio de la selección y ganar el torneo era tocar el cielo con las manos", amplió el ex defensor de Central, Racing y Newell's.

"Nos dolía que en cada aeropuerto que pisábamos veíamos fotos feas, como gente amontonada en camiones a las que tiraban a un pozo. Decíamos que era mentira. Si nosotros habíamos viajado normalmente", explicó Daniel.

Y en el 78 llegó el Mundial. "El torneo que ganamos nosotros, los jugadores y el cuerpo técnico, no los militares. Quiero que quede bien claro".

Sin embargo, de las imágenes de entonces resalta la de la Junta Militar en la cancha de River. Por eso es difícil de creer que los jugadores no hayan tenido contacto con ellos. ¿Es cierto que nunca los viste?

"La única vez que estuvimos con ellos fue cuando ya éramos campeones, que nos invitaron a la Quinta de Olivos. Estuve frente al (teniente coronel) Jorge Videla, que nos miraba de reojo y no comía. Yo, de caradura, le pregunté al Flaco Menotti si podía comer los chinchulines que dejaba y Videla me los dio. Obviamente, también nos felicitó, nos dio la mano y nada más".

-No te animaste a pedírselo.

-No, si nos miraba con una cara... Imponía respeto. Después, de todo lo que pasó nos enteramos por los medios.

-¿A la distancia, de haber sabido lo que pasaba hubiesen podido hacer algo?

-¿Qué podés hacer en ese momento? ¿Que se interrumpiera el Mundial? No dependía de nosotros. Reitero, sólo pensábamos en que debíamos ganar el Mundial para darles la gran alegría futbolística a esos 25 millones de habitantes, a esa gente que nos apoyaba, que nos seguía vestidos con los colores de la selección, con vírgenes, con la cara de Dios, deseándonos suerte a cada instante. El que no estuvo adentro no sabe lo que sentíamos. No sé si se tapó algo con eso, pero lo ignorábamos.

Javier Parenti / La Capital



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Videla durante la ceremonia de premiación del Mundial 78.

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