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 sábado, 11 de marzo de 2006  
A un mes de las elecciones, Berlusconi pierde un ministro y suma denuncias penales
El titular de Salud, Francesco Storace, debió renunciar por acusaciones de pinchar teléfonos de opositores

Roma.- A un mes de las elecciones generales en Italia, un ministro del gobierno que dirige Silvio Berlusconi dimitió debido a su implicación en un caso de espionaje político. Al mismo tiempo, los fiscales de Milán pidieron el procesamiento de Berlusconi por pagar a un abogado para que incurriera en falso testimonio en uno de los muchos casos judiciales relacionados con su empresa de medios de comunicación.

De acuerdo con la prensa italiana el ministro de Salud, Francesco Storace (de la derechista Alianza Nacional, segundo partido de la coalición de gobierno), contrató a varios detectives privados antes de las elecciones regionales de 2005 para espiar a sus adversarios políticos, a los que les fueron intervenidos los teléfonos. La fiscalía ya ha detenido a 16 sospechosos, entre ellos 11 detectives privados, dos colaboradores de la empresa italiana Telecom y un policía.

Storace rechazó todas las acusaciones y habló de difamación. "La izquierda hace su campaña electoral habitual, el caso se desvanecerá como una pompa de jabón", aseguró. Pero poco después Storace debió anunciar su renuncia, alegando que así podrá defenderse mejor. Previamente, Berlusconi le había quitado tácitamente su apoyo, al exigir un esclarecimiento pleno de los hechos.

Los diarios hablan de un "Watergate italiano". El objetivo principal del espionaje ilegal era el partido ultraderechista "Alternativa social", liderado por Alessandra Mussolini, nieta del dictador. Su teléfono, como el de muchos dirigentes de este pequeño partido, estaba pinchado ilegalmente. La pequeña formación competía en las elecciones de 2005 en Lazio contra Alianza Nacional, liderada en esa región por Storace. Este se había postulado a la presidencia regional, pero perdió los comicios. Los votos obtenidos por Alternativa Social fueron perdidos por Alianza Nacional, según los analistas. Es por esto que Storace tenía directo interés en conocer las actividades de su rival.

En uno de los diálogos interceptados por la policía, uno de los detectives contratado por Storace comenta a un colega: "Ha perdido las elecciones, tal vez ahora no te pague". A lo que el otro responde: "Ya me ha pagado", por los servicios ilícitos.


Acusado de cohecho
Las malas noticias para el gobierno de centroderecha no terminaron con el "affaire" Storace. El mismo jefe de gobierno, Silvio Berlusconi, vio cómo se complicaba su situación judicial. La fiscalía de Milán, una "vieja conocida" del premier, lo acusa de cohecho y solicitó que tanto él como su abogado británico, David Mills, sean procesados.

A tan sólo cuatro semanas de las elecciones generales de los días 9 y 10 de abril, los fiscales acusaron a Berlusconi de haber pagado en los años 90 unos 500.000 euros a Mills para que prestara falso testimonio en juicios por corrupción relacionados con los derechos televisivos de Mediaset, el gigante de medios que pertenece a Berlusconi. Mills, un conocido abogado de empresas, es el creador del sistema off-shore usado por la empresa Fininvest, antecesora de Mediaset.

El letrado admite que recibió el dinero, pero afirma que el pago lo realizó Diego Attanasio, un empresario italiano que a su vez rechaza las acusaciones alegando que en aquella época estaba en la cárcel.

Según fuentes italianas, el juez Fabio Paparella no decidirá antes de mayo si se lleva a cabo el juicio o se retiran los cargos. Varios expertos señalaron que, incluso si el juicio llegara a realizarse, no se logrará una sentencia definitiva debido a los recientes cambios en la legislación italiana. De acuerdo con la nueva ley sobre prescripción de plazos penales, impulsada por el gobierno de Berlusconi, los fiscales tendrán plazo hasta 2008 para completar el proceso judicial. Pero los expertos afirman que el tiempo se agotará antes de que el caso llegue al Tribunal de Casación, el órgano judicial supremo en Italia.

El caso ha tenido una enorme repercusión en Reino Unido, puesto que Mills está casado con Tessa Jowell, ministra de Cultura, Comunicación y Deporte del gobierno del premier Tony Blair. Jowell afirma que no tenía conocimiento del dinero recibido por su marido.
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Berlusconi fue anoche a la TV. Fiscales lo imputaron de pagar falsos testimonios.

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