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 sábado, 24 de diciembre de 2005  
EDITORIAL
Educación: valioso paso adelante

La transformación en ley del proyecto que aumenta el presupuesto educativo nacional hasta llegar progresivamente al seis por ciento del producto bruto interno es una decisión que denota un cambio de conciencia en cuanto a la importancia del área para el despegue definitivo del país. El objetivo debe ser innegociable: hay que recuperar la escuela —sobre todo la pública—, sí o sí.

Se lo ha remarcado de manera permanente y del mismo modo se lo deberá seguir haciendo: si bien el drama que aflige a la Argentina posee obvias y profundas raíces económicas que se prolongan en las torcidas ramas del árbol de la política, es la educación el eje por el cual pasa gran parte del futuro de la Nación.

No conviene olvidarlo: el país supo ser, en tan crucial materia, líder en América latina durante un largo tramo del siglo veinte. Fueron las escuelas motorizadas por Sarmiento el punto de partida de muchos sueños y la sólida base sobre la cual se asentaron tantas realidades; esas escuelas donde todos estaban igualados por el delantal blanco, que anulaba diferencias sociales, pecuniarias o culturales. Pero a esas instituciones que fueron el crisol de un país pujante, las sucesivas dictaduras militares, las recurrentes crisis y por sobre todas las cosas la penosa concepción de la educación como gasto y no como inversión terminaron por depositarlas en el cesto de los residuos. Así se evaporó gran parte de los múltiples logros del pasado.

Pero la dolorosa lección histórica parece haber sido aprendida. La prolongada marcha atrás se detiene a partir de la valiosa resolución del Congreso de aumentar el presupuesto educativo nacional hasta alcanzar en cinco años el seis por ciento del producto bruto interno (PBI). A pesar de las críticas que ya surgieron desde los dos polos ideológicos de la oposición, el escalón que se subirá no es bajo. En el presente, el país se sitúa en el puesto trigésimo cuarto en el rubro gasto público en educación en países con desarrollo humano alto; si se toman en cuenta los mismos índices, a partir de la aprobación de ayer se instalará entre los siete primeros.

El camino a recorrer para recuperar los estándares perdidos de calidad educativa será, fuera de toda duda, largo. Se necesitan, en primer término, decisiones de Estado para comenzar a recorrerlo. Y después resulta imprescindible el apoyo concreto y cotidiano de toda la población: la educación es la clave para reconstruir un país que llegó a tocar fondo.

La escuela -sobre todo, la pública- constituye la herramienta primordial para el resurgimiento de la Argentina. En los últimos tiempos, después de la catástrofe, parece haberse recuperado conciencia al respecto y la Legislatura ha dado una prueba contundente. Ojalá no se trate de un gesto efímero, sino del primer eslabón de una cadena que ya no termine.
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