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 viernes, 23 de diciembre de 2005  
Ordenan la captura del ladrón de un súper
Condenan a un joven que asaltó a su abuelo e intentó matarlo
Le dieron 12 años de prisión por robar en el local de su familiar y querer asfixiarlo al ser descubierto

Juan Carlos Vigñales se llevó la sorpresa de su vida cuando desenmascaró al ladrón que había entrado a su almacén de Arroyito: el que se ocultaba bajo la capucha era su propio nieto. "Ahora te tengo que matar", anunció al verse descubierto el muchacho de 21 años. Con su cómplice golpearon en la cabeza al comerciante y luego intentaron ahorcarlo con un cable. Tres años después, el joven delatado por su rostro fue condenado a 12 años de cárcel. Deberá devolverle a su abuelo paterno el dinero robado y, además, pagarle 2 mil pesos de indemnización.

Esa condena es la que le impusieron a Edgardo Javier Vigñales los jueces de la Sala III de la Cámara Penal. El joven estaba en libertad cuando ese tribunal hizo oir su veredicto y desde entonces no se presentó a la Justicia, pese a que lo citaron y su abogado está al tanto de la condena. Por eso la semana pasada lo declararon en rebeldía para que vuelva a prisión.

El 20 de noviembre de 2002 Juan Carlos Vigñales atendía junto con su esposa, Ana Baltazar, el súper Maribel, de Cordiviola 770. El negocio familiar lleva el nombre de la hija del matrimonio y está ubicado a pocas cuadras de la cancha de Rosario Central. El comerciante es conocido en el barrio porque su yerno es el ex arquero canalla Roberto Tito Bonano, quien juega ahora en el Alavés de España.

Los ladrones llegaron al local a la 1 de la tarde, uno de ellos con la cara cubierta por una capucha. La juventud de los intrusos no amedrentó a Vigñales, un hombre robusto que a sus 63 años decidió enfrentarlos. Como no llevaban armas, el comerciante resistió el asalto y comenzó a forcejear con los maleantes, hasta entonces desconocidos. En medio de la batalla alcanzó a estirar un brazo, le sacó la capucha al agresor oculto y enseguida reconoció bajo la máscara un rostro familiar: el de su propio nieto.

El comerciante no tuvo tiempo de reponerse del asombro. Al verse descubierto, según consta en la sentencia, su nieto anunció: "Ahora te voy a tener que matar". Entonces su acompañante tomó una herramienta de hierro (un caño para sacar bujías) y le dio al comerciante un fuerte golpe en la cabeza. El dueño del local cayó herido al piso. Estaba mareado y perdiendo sangre cuando le enrollaron un cable de la luz al cuello y lo apretaron con fuerza suficiente como para ahorcarlo.


Lo salvaron los vecinos
La llegada de los vecinos impidió que lo mataran. Los jóvenes salieron corriendo por el fondo de la casa con el dinero de la recaudación y algunos cheques. Escaparon por los techos de las casas linderas. El suegro de Bonano, ensangrentado y con la soga al cuello, les comentó a sus vecinos que uno de los atacantes era su nieto por parte de su hijo varón. Al comerciante lo trasladaron al Hospital Español en estado de semiinconciencia. A su nieto lo atraparon más tarde en la casa de fin de semana de sus abuelos maternos. Tenía un mordiscón en una mano que le había dado su abuelo durante la pelea.

Vigñales quedó preso y fue sometido a juicio en el juzgado de Sentencia Nº 5. En noviembre del año pasado el juez Ernesto Genesio lo condenó a tres años de prisión condicional, lo que le permitió recuperar la libertad, y le impuso el pago de una indemnización de 1.700 pesos. Para el juez de baja instancia no estaba acreditado el robo al súper. Entendió que hubo una pelea entre abuelo y nieto porque el muchacho "fue a reclamar una deuda que tenía su padre por la venta de una moto y ante ello se produjo una acalorada discusión".

Disconforme con ese dictamen, la fiscalía apeló. Le tocó intervenir a un tribunal superior integrado por los jueces Otto Crippa García, Elena Ramón y Ernesto Navarro, quienes un año después agravaron la condena. Para los integrantes de la Sala III quedó claro que el joven y su amigo fueron a robar, atacaron a su abuelo con intenciones de matarlo y escaparon llevándose dinero del local. Por eso llegaron a una sanción mucho más grave: le dieron 12 años de cárcel por los delitos de robo e intento de homicidio calificado. También subieron los montos de la demanda civil y le concedieron a Juan Carlos Vigñales, el abuelo, todo lo que reclamaba: mil pesos en concepto de daño moral, otros mil por daño material y los 470 pesos robados de su comercio.
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El súper de Cordiviola al 700, donde se perpetró el ataque en noviembre de 2002.


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