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 sábado, 22 de octubre de 2005  
Reflexiones
La soledad de Bush en América latina

Andrés Oppenheimer

Cuando el presidente George W. Bush viaje a Argentina en dos semanas para la IV Cumbre de las Américas, probablemente se encontrará muy solo: a diferencia de otros presidentes de Estados Unidos, no tendrá un aliado poderoso para ayudarlo a defender sus políticas en la región. No es casualidad que en la Cumbre Iberoamericana realizada la semana pasada en Salamanca, España, los presidentes de América latina y España humillaran públicamente al gobierno de Bush aprobando la más fuerte condena hasta ahora a las sanciones económicas de Estados Unidos a Cuba, y prácticamente archivaran sus críticas de años anteriores a la represión política y las violaciones a los derechos humanos de la dictadura cubana. No hubo ningún presidente latinoamericano con suficiente peso político como para exigir una declaración final más balanceada, que criticara a Estados Unidos y a Cuba por igual.

El aliado más importante de Bush en la región, el presidente colombiano Alvaro Uribe, es enormemente popular en Colombia -su tasa de popularidad de casi el 80 por ciento está entre las más altas de América latina-, pero nunca se ha proyectado como un líder regional. Probablemente se debe a que Colombia tradicionalmente ha sido un país enfocado hacia adentro, o porque Uribe debe destinar todas sus energías a solucionar el conflicto armado con la guerrilla de su país, o porque nunca se esforzó demasiado en asumir competir con su vecino, el presidente venezolano Hugo Chávez, en la política regional.

Contrariamente a lo que creen muchos funcionarios de Bush, las encuestas muestran que Uribe es muy poco conocido fuera de Colombia. Cuando un sondeo reciente de las elites latinoamericanas realizado por Zogby Internacional preguntó en seis países cuál presidente de América latina representaba el mejor modelo de liderazgo para la región, Uribe salió último en México, Brasil, Chile y Argentina.

La encuesta, conducida exclusivamente entre funcionarios del gobierno, empresarios, periodistas y académicos, mostró que Uribe es considerado un modelo de liderazgo por sólo 2,4 por ciento de los encuestados en Chile; 1,3 por ciento en Argentina; y 1 por ciento en México y Brasil. El ganador en la mayoría de estos países fue el presidente chileno Ricardo Lagos, seguido por Luiz Ingnacio Lula da Silva, de Brasil.

Aunque Uribe calificó muy alto en Colombia y Venezuela -42 por ciento y 27.5 por ciento, respectivamente- y terminó en tercer lugar del sondeo de los seis países, los encuestadores dicen que hubiese salido en un lugar más bajo si la encuesta se hubiese realizado en otros países más lejanos de su vecindario.

"Washington piensa que su socio preferido en la región, Uribe, es un modelo en América latina, pero la verdad es que nadie lo conoce", me señaló Eduardo Gamarra, un profesor de la Universidad Internacional de Florida. Gamarra dice que en muchos países, como Bolivia, las encuestas muestran que la mayoría de la gente no reconoce el nombre de Uribe.

Otro de los aliados cercanos de Bush en la región, como el presidente salvadoreño Tony Saca o el nicaragüense Enrique Bolaños, representan países demasiado pequeños como para macar una pauta en las cumbres regionales.

Lasoledad de Bush en Latinoamérica es un fenómeno relativamente nuevo: varios de los antecesores de Bush se apoyaban en aliados con gran peso político en la región para lograr apoyo a sus causas. En la década del noventa, el presidente Bill Clinton tenía una relación cercana con el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, un peso pesado en la política regional. Antes, el presidente George Bush (padre) tenía una alianza de hecho con el presidente argentino Carlos Menem.

Aunque el actual presidente norteamericano había construido una relación especial con el presidente mexicano Vicente Fox al principio de su primer mandato y Fox se proyectó brevemente como un puente diplomático entre Washington y la región, la relación se enfrió tras los ataques terroristas del 11 de septiembre y la invasión de Estados Unidos a Irak.

Mi conclusión: Bush está más aislado que la mayoría de sus antecesores en la región. ¿Qué debería hacer? Además de olvidarse de cualquier tipo de políticas unilaterales, debería pedirle a Uribe asumir un mayor protagonismo regional o bien buscar a otro país importante para que le ayude a defender sus causas. De lo contrario, Bush se encontrará muy solo en la región en lo que resta de su mandato.
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