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 sábado, 17 de septiembre de 2005  
Un académico comprometido con la realidad social del país

Con una sólida formación teológica, Eduardo Vicente Mirás llegó en noviembre de 1993 para hacerse cargo del Arzobispado de Rosario. Ya desde esa época fue crítico con la situación social y la desocupación que azotaba a la diócesis, una posición que mantuvo cuando en 2002 fue designado como máxima autoridad de la Iglesia en el país: presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

Mirás nació en Buenos Aires el 14 de noviembre de 1929. El 3 de agosto de 1952 se ordenó sacerdote, ese mismo año se licenció en teología y cinco años después se doctoró en la especialidad.

Como sacerdote recorrió varias parroquias, siempre dentro de Capital Federal, y fue asesor de la Acción Católica. También tuvo una importante carrera académica: fue secretario académico de la Universidad Católica Argentina, donde a la vez fue profesor titular de teología.

En 1980 el papa Juan Pablo II lo distinguió con el título pontificio de Prelado de Honor de su Santidad, y cuatro años después lo designó obispo auxiliar de Buenos Aires.

Al momento de ser nombrado arzobispo de Rosario, en noviembre de 1993, Mirás tenía 64 años, era la primera vez que salía de Capital Federal y en sus declaraciones públicas de entonces, tras la designación, había asegurado: "Todo lo que sea crear injusticia, va contra la doctrina de la Iglesia".

Considerado por sus pares como un prelado que cultivó la crítica a la realidad social argentina, Mirás apuntó una y otra vez en sus homilías a "los tremendos índices de desocupación y pobreza del país", y a la "corrupción administrativa".

Es más, cuando en diciembre de 2001 los saqueos asediaban a la ciudad, el arzobispo sorprendió y apareció entre la gente intentando llevar un poco de calma.

Así fue que en noviembre de 2002 fue designado como máximo responsable de la Iglesia argentina al ser nombrado presidente de la Conferencia Episcopal hasta 2005. Un cargo que, según el mismo aseguró, "no esperaba ni deseaba".
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