Rosario gastronómica: una buena comida griega

Rica, picante y liviana, la cocina griega viene acompañada de música y baile. Secretos de una cocina tradicional

María del Carmen Hernández / La Capital

Dos restaurantes rosarinos dirigidos por griegos de pura cepa hacen que los parroquianos se sientan como en casa. Brindan con verdadero amor sus platos y amenizan la velada con música y danzas típicas.

Sabrosa, picante y ligera basada fundamentalmente en ingredientes naturales, la cocina griega tiene una variedad de platos que pueden ser del gusto de consumidores de carne tanto como de vegetarianos.

Para los griegos, sentarse a la mesa en familia o con amigos es toda una fiesta. Allí se saborean comidas típicas y bien caseras, cuya factura se transmite de generación en generación. Un buen cordero o un pastel de berenjenas o fideos hacen las delicias de todos los comensales. No hay fiesta ni ceremonia religiosa que se conciba sin un buen asado de cordero.

Ianis (Juan) Hatzialexis, oriundo de Atenas, llegó a la Argentina en 1992 y desde hace un año y medio tiene en Buenos Aires y Ocampo un restaurante de comida griega. "Todo el que llega a mi local como cliente, sale como amigo", señaló Ianis.

El plato principal del espacio es el cordero a la griega, como no, o a la manteca, ambos condimentados con mucho amor.

"Cocinar un cordero es muy simple. Primero debemos elegir una pieza de no mas de diez kilos, se corta en trozos y se condimenta con hierbas tales como menta, comino, orégano y otras típicas de la montaña, se corta en trozos. Se envuelve en papel de aluminio y se deja macerar durante tres horas para cocinarlo durante otras tres horas. El plato se acompaña con papas fritas. Ese es todo el secreto", destacó Ianis.

El griego también utiliza para su cocina el chivito y el lechón. O la carne de cuadril para los famosos souvlakis. Según Ianis el souvlakis es una de las comidas destinadas al turista. Consiste en brochetes de cuadril, condimentado con especias y se acompaña con tomates, cebollas, pasta de pepinos y ajo y una buena porción de papas fritas.

Pero los griegos también gustan de las verduras y las pastas. "Un sabroso pastel de berenjenas con salsa bechamel o un pastel de fideos con carne picada, salsa bechamel y queso rallado, hacen las delicias de los parroquianos", asegura Ianis.

El compañero de los platos, un buen vino. "Están terminantemente prohibido la soda o el agua, solo vino puro y, en lo posible, blanco", puntualizó el cocinero. Aunque la tradición habilita los rosados y los rojos con tinte dulzón. Las rechinas, que son barriles con canillas desde las que se sirve el vino, son un elemento indispensable del escenario.

"Los griegos son muy alegres -contó Ianis- y para ellos estar sentados a la mesa es un buen motivo para festejar. Nos gusta romper platos, aunque ahora se tiran flores, pero en mi local, a la hora de bailar, algún que otro plato rompemos". Para disipar temores, indicó que "cuando suena la música, todos salimos a bailar, sepamos o no".

Otra opción es partir hacia La Florida y visitar una típica taberna de Míkonos. Es un espacio donde se pueden disfrutar de excelentes platos tradicionales. En este restaurante prima sobre una decoración de lujo, la comodidad y una gran familiaridad. Basta dejarse atrapar por los olores para quedar atrapado por los sabores de una cocina que cuenta con 5000 años de tradición.

El mejor plato para degustar es el souvlaki, una brochete aderezada con mezcla de hierbas aromáticas. Está acompañado de una nutrida carta de vinos y para el que se anime, un buen vaso de ouzo, bebida típica griega.

Luego de saborear las exquisiteces de la taberna los comensales podrán disfrutar de un buen espectáculo de bailarines que deleitan con danzas típicas griegas. ¡Y a bailar todos!

Ianis Hatzialexis, uno de los chef que acercó la culinaria griega a la ciudad.