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 miércoles, 20 de julio de 2005  
Claves para evaluar el crecimiento

No sólo el médico suele ser fundamental en la detección de anomalías en el desarrollo del niño. La observación de los padres, así como del entorno familiar suponen una gran ayuda, y muchas veces adelantan el diagnóstico. Las doctoras Susana Morales e Ileana Anton disertarán sobre qué cuestiones deben tener en cuenta padres y pediatras a la hora de evaluar el desarrollo infantil en oportunidad de las Jornadas de Discapacidad que se harán en Rosario el mes próximo. Ambas especialistas explicaron a La Capital cuáles son las nuevas pautas vigentes al respecto, que no sólo tienen en cuenta lo biológico, sino también cuestiones sociales, afectivas y psicológicas.

"Los primeros 36 meses de vida son el período de mayor plasticidad neuronal. Es el momento donde el cerebro posee más capacidad para desarrollarse", afirmaron.

El crecimiento y desarrollo del bebé es un proceso continuo que sucede minuto a minuto. Con cada nuevo gesto, la mirada o un movimiento se pone a prueba el desarrollo de su cerebro. Está comprobado también que los afectos mejoran la evolución del sistema nervioso. "Se trata de incentivar todas las capacidades y no sentir la discapacidad como un impedimento", señaló Anton, del Servicio de Neurología del Hospital Vilela.

Los períodos críticos se ubican entre los 3 y 4 meses y entre los 8 y 9. Estas son las etapas más importantes para activar las habilidades remanentes y de no hacerlo, corren el riesgo de perderse.

El cerebro tiene procesos de entrenamiento y de ahorro de energía. Hasta el momento se creía que cuando se resecaba un lóbulo, como sucede en algunos casos de epilepsia, el niño dejaba de mover la mitad de su cuerpo, incluida la función creativa o del lenguaje. Hoy se sabe que el cerebro es mucho más dinámico que lo que se creía y se comprobó que estos pacientes, gracias a la estimulación, pudieron desarrollar el otro lóbulo y recuperar la función.

Por esto las médicas enfatizan la importancia de "no perder tiempo, ya que con rehabilitación y estimulación se logran importantes avances".

Otra prueba de la capacidad de compensación del cerebro en los pequeños lo demuestran los estudios efectuados en niños que desde pequeños escucharon otra lengua y que de adultos tienen mayor capacidad para aprenderla.

Lo mismo se comprueba en niños que sufren accidentes cerebrovasculares o afasia (pérdida abrupta del lenguaje). Correctamente estimulados los niños recuperan el lenguaje en aproximadamente dos años, en cambio si lo mismo le ocurre a un adolescente, necesitará cuatro años para volver a hablar.






Mes a mes
Las pediatras detallaron a La Capital algunas pautas que ayudan a detectar anomalías, destinadas a padres, hermanos, abuelos y allegados. En caso de confirmarse alguna alteración se hace necesario consultar al pediatra, quien evaluará la posibilidad de la concurrencia a un especialista.

  • Desde la primera semana hasta los dos meses el bebé comenzará a mover por sí mismo los miembros superiores e inferiores.

  • Recién en el primer mes se empieza a conectar con el medio que lo rodea. Lo primero que hace es mirar a su mamá. Dentro de los primeros tres meses deberá sonreír a las personas que conoce, sostener la cabeza y gritar. De esta forma comienza a probar los sonidos y reconocerlos.

  • De los tres a los seis meses el niño empieza a investigar su cuerpo. Primero aparecen las manos. Al cabo de seis meses se lleva todo a la boca, porque allí "prueba" y "reconoce". También descubre el centro de su cuerpo y se empieza a sentar.

  • A los cuatro meses puede agarrar objetos y sostenerlos. También empieza a responder a quien le habla y presta atención. Emitirá sonidos, intentando "contestar".

  • A los seis meses tratará de agarrar las cosas y llevárselas a la boca. Empieza a balbucear y a reírse (etapa social). Los médicos dicen que este es el momento en el que los padres van al consultorio asustados porque el niño se cayó. "Aunque el bebé llora mucho, es normal que se caiga porque quiere decir que aprendió a girar sobre sí mismo", aclaró Morales. Se da vuelta cuando le hablan desde atrás.

  • A los nueve meses juega a taparse y descubrirse con el "cuco". Transfiere los objetos de una mano a la otra y ya duplica sílabas (mamamaa, papapapa, tetete). "En realidad no dice mamá, sino que está ensayando sílabas por imitación", dijo Antón. Se sienta sin apoyo y es la etapa en la que los médicos recomiendan poner al niño sobre una frazadita en el piso porque va a empezar a gatear, y seguramente también se va a caer.

  • A los 10 meses entienden el "no" y este el momento en que comienzan a marcarse los límites. Comprenden el "tomá", "dame" y hay exploración visoespacial (mira cuando cae un objeto). Se da cuenta de que cayó porque escucha el ruido. Generalmente tiran todo desde el lugar donde están y lloran luego cuando lo ven lejos. Están experimentando la distancia. "En esta etapa, así como en las demás, necesitan el refuerzo del otro, el apoyo y el afecto", explicaron.

  • A los 12 meses imita gestos, puede tomar objetos con la "pinza superior" (índice y pulgar), lo que permite el comienzo de la motricidad fina. Tienen una jerga propia. Camina con apoyo. Y ya dice "mamá" con todo su sentido.

  • A los 15 meses ejecuta gestos a pedido (cara de malo, tirá la oreja), coloca cubos en un recipiente. Puede armar una frase con dos palabras.

  • A los 18 meses como mínimo identifica dos objetos y dice tres palabras. Camina para atrás. Puede subir escaleras y abrir puertas. En general se entretienen con las ollas que sacan del bajo mesada. Es la etapa de exploración.

    Es fundamental que los padres conozcan estos sucesos porque muchas veces los pediatras no preguntan sobre los sucesos cotidianos. Por esto las pediatras recomendaron que las familias vuelvan al médico de cabecera para que efectúe el seguimiento del niño y conozca el contexto donde vive.
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