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 domingo, 05 de junio de 2005  
Panorama político
Con el cuchillo en los dientes

Mauricio Maronna / La Capital

Todo es campaña. En la Casa Rosada, en las Gobernaciones y hasta en los más humildes comités o unidades básicas no se habla de otra cosa que no sea cómo sacar una mejor tajada en los comicios. ¿Brotará alguna orquídea entre tanta hojarasca?

"Anda con el cuchillo entre los dientes", graficó Carlos Reutemann tras su encuentro, el miércoles, con el presidente de la Nación. "El 23 de octubre se juega mi destino y voy salir a defenderlo en todos lados", dijo Néstor Kirchner haciendo (por si faltaba una ratificación) una apuesta que parte a la sociedad en dos: "O están conmigo o están en mi contra". No parece haber lugar para los neutrales, aunque, como en toda regla, hay excepciones.

A la par de que el almanaque electoral empieza a desandar lentamente el calendario electoral, el país Artemiópolis (por Artemio López, consultor oficial de Balcarce 50) tendrá que confrontar con una máxima imperecedera: la única verdad es (y será) la realidad.

Los encuestadores, una categoría integrada por hombres sinuosos, de expresión taciturna, que casi siempre se desplazan con valijas en sus manos, tendrán también la oportunidad de plebiscitarse en las elecciones luego de los rotundos fracasos que cosecharon sus pronósticos en la anterior cita con las urnas.

¿Recuerda el lector cuando Manuel Mora y Araujo dio por definidos los comicios en Santa Fe casi una semana antes del 7 de septiembre de 2003 dándole el triunfo a Hermes Binner y pronosticando guarismos que, leídos hoy, llamarían a la risa si no se tratara de una cuestión tan seria? ¿Se acuerdan de Enrique Zuleta Puceiro ventilando poco antes de diciembre del 2001 que Fernando de la Rúa sería reelecto dos años más tarde? Son apenas dos paradigmas, pero la lista es infinita. Pues bien: hoy por hoy, el estado de las cosas indica que según el Ceop (cuyas encuestas son publicadas en el diario de mayor tiraje nacional) Kirchner goza de casi el 79% de adhesión y Analogías (sondeo publicado en Infobae) lo posiciona con el 89%. Lo extraño del caso es que Rosendo Fraga (director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría) muestra números que revelan que la imagen positiva es del 46%.

O algún mecanismo de consulta a los ciudadanos funciona mal o alguien está insultando a la inteligencia de los argentinos.

Néstor Kirchner es, por lejos, lo mejor del gobierno nacional y del kirchnerismo. Pero sin conformarse con algo que, más allá de las encuestas, se lee en la realidad, ha decidido plebiscitar su gestión en comicios legislativos en los que, paradójicamente, su nombre y apellido no figurará en ninguna boleta. Una jugada de máximo riesgo pues supone que el peronismo debería sacar más del 50% de los votos en todo el país.

Cuenta a su favor con una oposición diezmada, desarticulada en casi todas sus variantes. Ricardo López Murphy y Mauricio Macri alcanzaron un acuerdo que tendrá incidencia en Capital Federal y, tal vez, en provincia de Buenos Aires pero que no derrama en el interior profundo de la República.

El presidente de Boca Juniors cree que cualquier aspiración de convertirse en líder nacional está ligada a un entendimiento con sectores del justicialismo. Pero eso es imposible en el corto plazo por la noventofobia que hoy domina a buena parte de la oscilante sociedad argentina que ve al empresario como un huevo de la serpiente menemista. El titular de Recrear tiene su clientela potencial en el radicalismo, partido que para sobrevivir debe ir pegado como una ventosa detrás del socialismo (caso Santa Fe) o liderando frentes cívicos (una denominación adoptada por el centenario partido para esconder bajo la alfombra el espanto que produce la palabra Alianza).

Y donde los radicales se animan a no ceder la sigla se producen episodios grotescos (si algún lector encuentra sesgada esta apreciación puede detenerse en las últimas declaraciones de Margarita Stolbizer, Rodolfo Terragno o los integrantes del Grupo Olavarría respecto a lo que sucede en provincia de Buenos Aires).

Afortunadamente para la UCR aún existen quienes quieren transparentar situaciones poco confusas. En ese sentido, es de esperar que los sectores liderados por Jorge Boasso y René Bonetto (entre otros) vayan hasta el hueso para que la Justicia aclare lo que algunos de sus correligionarios denunciaron: nada más ni nada menos que la compra de voluntades en la convención que designó a Hugo Storero y Pedro Morini como acompañantes de Hermes Binner, el gran elector de la oposición.

¿Ningún fiscal se atreve a citar a Carlos Iparraguirre, quien denunció la manipulación de voluntades a cambio de canonjías? El ex diputado nacional tiró la bomba y se refugió en el ostracismo, una actitud poco coincidente con lo que debería encarnar alguien que dice querer cambiar las formas de hacer política. Los dos convencionales acusados de modificar sus votos (pertenecientes al departamento San Cristóbal, el mismo al que tributa el presidente partidario, Felipe Michlig) intentaron despegarse de las sospechas con una aclaración de diez líneas que dejó más dudas que la actuación de Horacio Elizondo en Banfield-River.

Hasta ahora, la coalición socialista-radical cuenta con la invalorable colaboración que le dispensa el PJ santafesino. La estrella de Horacio Rosatti, presentada hace pocos meses como la carta ganadora para el 23 de octubre, fue esmerilada con el paso del tiempo. "Horacio está más cerca de volver a la actividad privada que de ser candidato. Tiene ganas de volver a su estudio jurídico y a la cátedra universitaria que de postularse para una diputación. Es mentira que lo moleste exclusivamente que el primer lugar le haya sido ofrecido a (María Eugenia) Bielsa, pero influye, no lo podemos negar. Todo es un despropósito. ¿Cómo es que se reúnen Kirchner y Reutemann y no son capaces de definir una lista? Además, acá (por la Casa de Gobierno) lo están fulminando desde hace varias semanas", le dijo el viernes a La Capital un estrecho funcionario del Palacio de Justicia. "Rosatti no para ni el colectivo 60", le atribuyen haber vociferado a un conspicuo ministro, crítico porque el ex intendente santafesino "no se dedicó en todo este tiempo a hacer la gran Corach: apretar jueces para que resuelvan de acuerdo a los intereses del Ejecutivo".

Rosatti se opuso también a la designación del actual titular de la Oficina Anticorrupción y ni siquiera fue a su asunción, al tanto de que se trataba de la primera jugada para removerlo del ministerio.

Sobre el cierre de esta columna se consultó a un encumbrado funcionario del gobierno provincial: "Los peronistas nos peleamos dos meses, pero arreglamos todo en cinco minutos", fue la pragmática interpretación.

La mejor noticia para ellos es que el 9 de junio Kirchner llegará a Santa Se para meterle un poco de "clímax" a un partido que, en la provincia, enfrentará una parada cuanto menos complicada.

Frente a este panorama, alguien susurró en el oído de Reutemann: "Lole, andá poniéndote aceite verde porque vas a tener que salir otra vez a la cancha". El senador cruzó los dedos y recordó para sí que sus 800 mil votos están guardados bajo siete llaves.
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