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 sábado, 19 de marzo de 2005  
La tendencia indica un crecimiento sostenido durante más de una década de la formación posgradual. Las razones atienden a la formación académica y profesional
La oferta de posgrado continúa en alza
La UNR es la segunda universidad del país (después de la UBA) que más estudios de este tipo reúne. Unos 3.500 profesionales cursan una especialización, maestría o doctorado

Matías Loja (*)

Consolidando una tendencia de más de una década de crecimiento sostenido, los estudios de posgrado son sin duda alguna uno de los fenómenos más importantes que caracterizan a la educación superior nacional.

Motivados por una actualización profesional o en función de un desarrollo académico, alrededor de 3.500 personas cursan actualmente en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) algún estudio de este tipo -un 75% más que en 2002-, convirtiendo a la UNR en la segunda universidad del país (después de la Universidad Nacional de Buenos Aires - UBA) en cantidad de alumnos de posgrados, aunque varía notoriamente de acuerdo con la disciplina y el área de que se trate.

Así, para el secretario académico de la UNR, Alberto Petracca, las especializaciones que ofrecen las distintas facultades cuentan con una mayor demanda en comparación con las maestrías y los doctorados, tal como sucede en Derecho, donde la especialización en derecho de familia contó el año pasado con 150 alumnos, mientras que el doctorado en derecho tuvo tan sólo 18 estudiantes.

Pero no sólo la explosión se evidencia en la matrícula, sino también en la oferta de estos estudios, que suman 139 carreras en la UNR, sin contar los casi 30 nuevos posgrados en vías de incorporación, sellando una marcada supremacía sobre los 80 títulos de grado que se dictan en la casa de altos estudios rosarina.

A la hora de buscar los razones que permitan entender este cuadro, similar en la mayoría de las universidades del país, varios son los factores que se deben tener en cuenta. En primer lugar, advierte Petracca, la elección de un posgrado depende del perfil que se pretenda.

De esta forma, las carreras de especialización poseen una orientación profesionalista, de fuerte vinculación con la actividad concreta de cada disciplina, mientras que las maestrías y, en mayor medida, los doctorados fijan sus objetivos en el desarrollo académico e investigativo del graduado. "Las maestrías están cabalgadas en las dos demandas (la profesional y la académica), mientras que los doctorados, quizá los menos numerosos, son los más demandados por el cuerpo académico, y otorgan el título máximo que brinda la universidad nacional", describe Petracca.


Relación con la práctica
Esta tendencia se vincula, a su vez, con las características propias de cada disciplina. En este sentido, la Facultad de Medicina encabeza con 25 el ranking de la oferta de especializaciones, seguida de lejos por las facultades de Ingeniería, Ciencias Económicas y Bioquímicas, con 10 títulos cada una.

Precisamente a esta última facultad, indica su secretaria de posgrado María Mechaty, ingresan año tras año aproximadamente 50 alumnos a estudiar especializaciones que "guardan una relación directa con la práctica del bioquímico". En cuanto a las maestrías y doctorados, existe una sustancial concentración en las carreras relacionadas con las ciencias humanas y sociales.

Otro aspecto a tener en cuenta es el vinculado con la jerarquización docente, pues bajo la consigna de una "formación continua" existe una tendencia a impulsar el acceso de los profesores universitarios a los estudios de posgrado.

Dentro de la UNR, explica Petracca, cerca del 65% del total de los casi 6.000 profesores que conforman la planta docente cursan o poseen título de posgrado, aunque afirma que hay que tener en cuenta las diferentes categorías, puesto que "no es lo mismo pedirle un doctorado a un jefe de trabajos prácticos que a un titular".

Por otra parte, el secretario académico manifiesta que en la Argentina no existen políticas activas ni del ministerio ni de las universidades nacionales para fomentar el alcance, por ejemplo, del título de doctorado de sus profesores. Una verdadera paradoja, si se tienen en cuenta las reiteradas declaraciones de funcionarios nacionales de educación acerca de la necesidad de que los docentes universitarios acrediten estos títulos.

A su vez, juntamente con la inversión de tiempo y esfuerzo, sobresale la cuestión de los costos, que corren por cuenta exclusiva de las propias unidades académicas, que por cierto no cuentan con financiamiento alguno por parte del Estado para tal fin. En consecuencia, cada facultad establece no sólo el régimen de admisión a su oferta de posgrado, sino también el arancel, que ronda en algunas casos los 1.500 pesos anuales.

No obstante, algunas de ellas otorgan ciertos beneficios preferenciales para los docentes. En esta dirección, el coordinador de alumnado de posgrado de la Facultad de Ciencia Política, Hugo Marengo, comenta que en esta casa, con 330 alumnos de posgrado, se otorgan becas de estudio para sus profesores que cubren el 30% del importe a pagar.


Historia del fenómeno
En la UNR, al igual que en el resto del sistema universitario nacional, la actual explosión de estos estudios se aceleró en la última década, cuando a partir de la ley de educación superior (LES) se otorgó el monopolio exclusivo de los posgrados a las universidades que, como en el caso de las especializaciones de Medicina, estaban hasta entonces en manos de los propios colegios profesionales.

Dicha ley exige también que todas las carreras de posgrado estén acreditadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), que determina formalmente la validez y calidad del título.

Por otra parte, la norma fija como requisito fundamental para acceder a estos estudios la necesidad de contar con un título de grado, aunque hacia el 2001 una modificación al artículo 39 de la LES abrió las puertas al ingreso de graduados con diplomas de terciarios de más de cuatro años de duración, reforma que en su momento fue duramente resistida por las propias universidades aunque, como declara el secretario académico de la UNR, el impacto cuantitativo de esta medida sobre la matrícula de los posgrados fue significativo sólo en las disciplinas humanas y sociales.

Todos estos cambios provocaron que por demandas del mercado -que exigía graduados con conocimientos técnicos específicos- o en complementación con el título de grado, las facultades argentinas, tanto públicas como privadas, fueran progresivamente ampliando su propuesta de posgrados, al punto tal que al día de hoy existen, a nivel nacional, 1.941 alternativas, creándose anualmente en promedio 150 nuevas carreras de esta naturaleza.

Sin embargo, es erróneo establecer un diagnóstico homogéneo sobre un sistema altamente heterogéneo. Sobre este punto se expresa el director del área de posgrado de la Facultad Regional Rosario de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Nicolás Scenna, quien a diferencia de la media nacional sostiene que "en nuestro caso, no se evidencia un crecimiento sostenido, sino que más bien hay una situación estable".

Es que en la UTN, en donde ingresan alrededor de 100 estudiantes por año a cursar alguna de las cuatro especializaciones (en ingeniería ambiental, en calidad, en docencia universitaria y gerencial), articuladas con igual cantidad de maestrías, esta tendencia al incremento de la demanda de posgrados no es tan marcada, pese a que, como señala Scenna, los mismos están fuertemente vinculados a la profesión de los ingenieros que egresan de esta casa.

Finalmente, un dato clave ilustra una de las causas pendientes de los posgrados. Según un estudio de la Universidad de Belgrano y el Conicet, tan sólo el 12% de los que ingresan a estos estudios logra cumplimentarlos. La baja tasa de graduación, apunta Petracca, se origina probablemente porque, al margen de sus actividades -académicas o profesionales-, los esfuerzos tanto económicos como de energía son muy grandes, y sobre todo teniendo en cuenta que "los trabajos finales y las tesis llevan mucho tiempo, y nuestros alumnos de posgrado en general no tienen una dedicación full-time, puesto que, en general, no están becados específicamente".

(*) Periodista
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La ley de educación superior aceleró el proceso de los posgrados en manos universitarias.

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