"Un intelectual humilde y del pueblo"

El historiador y escritor Osvaldo Bayer dice que Gori "siempre fue uno de mis mejores amigos. Tengo el gran honor de haberle hecho el prólogo a la ultima edición corregida de «La Forestal», un libro muy valiente que lo sacó en un tiempo muy difícil". El autor de "La Patagonia Rebelde" afirma que "Gori es un intelectual del pueblo y humilde con un pensamiento muy profundo y muy amigo de la justicia. En su pensamiento siempre estuvo presente la idea de que la gente tendría que tener una vida en la que, por lo menos, se asome un poquito de alegría".

En la investigación sobre la maderera, Gori dice: "Los capitalistas de Londres cumplían a conciencia con su función, como que eran hombres de una nación imperialista; la responsabilidad debemos buscarla en tierra argentina, y a ella es ajena el pueblo, gobernado por el régimen de una democracia permanentemente escamoteada".

Las políticas de colonización, según Carla Mariana Lois, licenciada en Geografía de la UBA, se producen a partir de 1870, cuando "se buscaba proporcionar el marco jurídico para incorporar tierras al sistema productivo e instalar inmigrantes -personas civilizadas- en las áreas expropiadas a los indígenas". En ese marco, señaló que "la idea original de la ley de colonización del presidente Avellaneda fue distorsionada, favoreciendo la concentración de tierras en manos de los terratenientes y especuladores, en particular en la década de 1880. Luego, la ley conocida como de liquidación (1891) proporcionó el marco legal para la enajenación de tierras sin necesidad de colonizarlas. Ello permitió la instalación de grandes empresas obrajeras, como La Forestal".

Así nació en 1880 la Santa Fe Land Company, después Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles La Forestal Limitada, que inició sus actividades de explotación de quebracho colorado en 1906. En su investigación, Gori señala que "la formación de la compañía y la expansión de sus propiedades constituyó un latifundio de cerca de dos millones de hectáreas, que incluían poblados cuya vida entera giraba en torno a la fábrica de tanino, sometida al arbitrio de la empresa".

La empresa tenía su bandera, policía, puertos, trenes, moneda y más de 20 mil trabajadores. Pero, mientras le pagaba a la provincia 300 mil pesos, a la corona británica tributaba casi 9 millones de pesos, según el balance del año 1916.

Gori decía en 1963: "La Gallareta se conmovía por el cierre de su fábrica de tanino, pero la compañía ni remotamente se cerraba como consecuencia de un descalabro económico. Sus ingresos brutos en ese año fueron del orden de los 547 millones de pesos. Centenares de millones por un lado, desocupación y miseria por el otro".