Año CXXXVII Nº 48543
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Salud 13/10
Autos 13/10
Turismo 10/10
Mujer 10/10
Economía 10/10
Señales 10/10


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 17 de octubre de 2004

Dolor que se convierte en acción
La madre de Juan Manuel Canillas, asesinado en un secuestro, integra Missing Children

El 13 de junio de 2002 la vida de Marta Canillas cambió para siempre. Ese día, Juan Manuel -su hijo de 23 años- salió del trabajo (un negocio de artículos odontológicos), subió a su Honda rojo y se dirigió a su casa en la avenida General Paz, donde vivía junto a sus padres y sus dos hermanos.

Pero en alguna parte del trayecto (el negocio de Juan Manuel estaba en la zona del Hospital de Clínicas), tres personas lo interceptaron, se subieron al coche y lo hicieron llamar desde su celular a sus familiares para que juntaran dinero para el rescate.

Guillermo Canillas, el padre de Juan Manuel, logró reunir 300 pesos. Los captores de su hijo llegaron hasta la puerta de la propia casa. No conformes con el dinero empezaron a golpear al joven. Canillas padre logró reunir algo más de efectivo. Los secuestradores hicieron una promesa que jamás cumplieron: liberarían a Juan Manuel a muy pocas cuadras. Un tiro en la nuca acabó con la vida del joven. Su madre Marta aún lo llora, aunque tiene la férrea voluntad de seguir.

"Empecé en la Red Solidaria -relata con una voz suave y dulce- a raíz de lo que sucedió con el secuestro y muerte de mi hijo. Juan Carr (titular de la Red) se acercó a nosotros como vecino y luego él organizó un aplauso denominado los 3 Minutos por la Paz y me invitó a participar. Eso fue en septiembre de 2002. Eso se hizo en un comedor llamado Los Piletones y a mí me sorprendió un grupo de mujeres que se abrazaban y saltaban con muchísima alegría. Ahí estaban María Marta García Belsunce, Susan Murray y otras voluntarias. ¿Qué festejaban? Les acababan de informar que un chico down había aparecido. A mí eso me fascinó y Juan me invitó a participar. Pasó un tiempo y el día de mi cumpleaños (20 de noviembre), me llamó Susan y me dijo si quería venir a Missing Children. No me fui nunca más".

-¿Cómo se hace para trabajar desde el dolor?

-Es que este dolor tiene remedio, porque cada vez que aparece un chico hay una fiesta.

-¿Qué espera de Missing Children?

-Que deje de existir. Eso significará que no habrá más chicos desaparecidos en la Argentina.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Notas Relacionadas
Chicos perdidos, un drama oculto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados