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 domingo, 17 de octubre de 2004

¿Dónde están?
Chicos perdidos, un drama oculto
Missing Children es una ONG dedicada al rastreo de menores desaparecidos. Susan Murray, su vocero, explica como actúa y cuáles son sus objetivos

Mario Candioti / La Capital

Roca 507, Vicente López. Cerca del río de la Plata, demasiado. El bar de un pequeño pero emblemático complejo de fútbol 5 asoma en el paisaje cercano. Susan Murray, sencilla, sin maquillaje a la vista y con una mirada franca y penetrante, habla por enésima vez por su celular. En ese recinto nació la Red Solidaria de Juan Carr, en ese recinto Susan y María Marta García Belsunce le fueron dando forma a Missing Children Argentina, una asociación civil sin fines de lucro cuya finalidad es proveer asistencia a las familias que cuentan con chicos desaparecidos.

Esta profesora de educación física, cordobesa desde el corazón y solidaria por donde se la mire, recorre los caminos de la historia de una entidad que busca crecer y darse a conocer.

-¿Hay conciencia en la sociedad argentina de lo que significa la problemática de los chicos desaparecidos?

-Actualmente hay mucha más conciencia. Nosotros cuando empezamos, unos cinco años atrás, hablábamos de que un chico se había perdido y la gente nos decía: "¿Cómo, los chicos se pierden?" Nosotros, por lo que habíamos hablado con distintos juzgados de menores o defensorías y fiscalías, sabíamos que era una constante, que no es una cosa reciente sino que a través de los años siempre han habido chicos que se han ido de su casa o que se los lleva la mamá o el papá. Lo que pasa es que la gente, hasta que no lo vive en carne propia, no tiene idea de que estas cosas suceden. La gente empezó a tener conciencia a través de lo que significa la difusión de una foto, de una búsqueda, el contar lo que podemos hacer nosotros, las estadísticas que podemos tener.

-¿Y ustedes también cambiaron algunos preconceptos?

-En un primer momento teníamos la idea de que los chicos eran robados, desaparecían misteriosamente, se los podían llevar para venderlos, todas estas cosas de leyenda que hablando con jueces y después también viendo a través de los años el tipo de denuncias que nosotros recibíamos, no suelen suceder. Lo que más miedo le da a un padre es eso: llevar a los chiquitos a la plaza y que venga alguien y se lo lleve. Son casos que a veces suceden pero no son los más frecuentes. Los frecuentes son los que vemos día a día: el adolescente que se va de su casa, la sustracción por parte de uno de los padres, un chico que se puede perder porque se desorienta y muy contados por la desaparición a manos de algún extraño. Lo que ahora sí estamos escuchando es que cuando la gente nos llama nos dice "yo empecé a aprender que estas cosas pasan en base a verlos a ustedes, a las búsquedas", o "me quiero asesorar, ¿cómo puedo hacer para cuidar a mis hijos?". Hay todo un despertar de este tema.

-A usted no la tocó de cerca ningún hecho que tuviera que ver con una desaparición. ¿Su participación en Missing fue entonces un llamado de la solidaridad?

-De las voluntarias que estamos acá y de las que han estado algún tiempo y se han ido, ninguna tuvo la terrible desgracia de haber perdido a un hijo, aunque sea por un tiempo y después volver a encontrarlo. En mi caso particular, yo estaba en Estados Unidos cuando nació Missing Children, fui siguiendo cómo ellos actuaban, cómo iban creciendo y cuando llegué a Argentina después de un tiempo lo conocí a Juan Carr, de la Red Solidaria y él me comentó que estaban entrando llamadas de padres que habían perdido a sus hijos y me preguntó cómo se manejaba en Estados Unidos. Yo le fui relatando mi experiencia. Al día siguiente tuvo una denuncia y me pasó el teléfono.

-¿Pudo ser el de Bruno Gentiletti, de quien no hay fotografías en la red?

-Ese caso es todo un tema. Todas las fotos que tenemos en nuestra página están autorizadas por los juzgados. Y no tenemos autorización sobre este chiquito. Yo he hablado alguna vez con la abuela, me he mandado mails con la tía, y hemos dicho que si nos consiguen la autorización del juzgado nosotros ponemos la foto de Bruno, pero no hemos tenido respuesta.

-¿Ese es un problema familiar?

-No sé. nosotros tratamos de ser muy cuidadosos porque los que publican fotos que sacan de nuestra página o confían en nosotros saben que atrás hay un juzgado que los autoriza. No tenerlas autorizadas es una responsabilidad muy grande de nosotros hacia los que nos quieren ayudar. Entonces no podemos publicar la foto de Bruno hasta no tenerla y no sé por qué no la hemos conseguido hasta ahora.


En busca de explicaciones
-¿Está tipificado que haya lugares en particular donde se producen las desapariciones, como las riberas de los ríos o espacios públicos muy concurridos, por ejemplo?

-No necesariamente. Mirá, casi el 70% de las denuncias que nosotros recibimos son de adolescentes. Más que el lugar donde se producen te puedo hablar de situaciones o momentos. Nosotros recibimos una gran cantidad de denuncias de desapariciones cuando termina o empieza el año escolar. Son casos de chicos a los que le va mal en la escuela, que se llevan materias, que repiten el año, que no saben cómo contarles a sus padres esta situación y que toman esta decisión en medio de una gran angustia.

-No es casualidad que la franja que ustedes destacan en ese aspecto es la que va de los 13 a los 18 años.

-Es lo que normalmente antes se conocía como fuga del hogar. Ahora está cambiando como derivación de paradero porque no hay forma de saber si se fugó del hogar, a no ser que haya dejado una carta. Cómo saben que el chico se fugó, cómo saben que no se perdió, que no se lo llevó alguien. O sea, prestemos un poquito más de atención a eso. Se fue cambiando en base a un caso que para nosotros es emblemático, el de Natalia Melmann en Miramar. El caso de Natalia se manejó como fuga de hogar. A los dos días de que había desaparecido hablamos con los papás y les preguntamos qué pensaban que había pasado con Natalia, si tenía algún problema, si le había ido mal en el colegio. Ella no era una excelente alumna, no tenía problemas, era una chica que si decía que iba a volver a tal hora lo hacía, no había ninguna situación o conflicto en la casa como para que ella haya tomado la decisión de irse. Los padres creían que algo le había pasado, y dicho y hecho pasó.

-¿Tienen algún tipo de límites para actuar o sólo los que pone la Justicia?

-Primero, si es un secuestro extorsivo no participamos activamente porque la situación es totalmente distinta. Desde el momento que nos autorizan a difundir una búsqueda, nosotros ahí tratamos de mostrarlo en todos los medios posibles. Toda información que conseguimos es pasada al juzgado porque consideramos que también tenemos que ayudar a que la Justicia mejore, darle la herramientas para que ella puedan hacer mejor su trabajo. Tratamos permanentemente de no juzgar las situaciones de las familias, porque lo que nos interesa, y ese es nuestro único objetivo, es que aparezca el chico. Todo lo que pueda rodear la desaparición de un chico no nos corresponde a nosotros, le corresponde a la Justicia averiguar si hay violencia, maltrato, o algo. Lo básico para nosotros es la búsqueda del chico, y en eso nos manejamos.


Una red de mujeres
-¿La tarea de Missing Children termina cuando aparece el chico o después hay algún tipo de apoyo psicológico u orientación para el chico o sus familiares?

-Es allí donde aparecen nuestras limitaciones.

-¿Y cuáles son?

-Que somos muy pocas. Primero, ninguna de nosotras es psicóloga. Lo que hacemos es una gran escucha a la otra persona, utilizar sentido común, orientar y contener dentro de nuestras posibilidades como lo puede ser el de una mamá a otra mamá. Y a todos les decimos: en el momento que aparece nuestro chiquito nuestra tarea termina. Por eso pedimos que haya un juzgado detrás de cada búsqueda porque ahí sí el juzgado tiene que hacer un trabajo concreto, ya sea de contención psicológica, de ubicar al chico en otro lugar si no puede estar en su casa, de averiguar los motivos por los cuales se fue. En muchos casos que un chico se va por primera vez y que a los padres les agarra como un shock, nosotros, en base a otros casos, los vamos aconsejando.

-Usted dijo "somos voluntarias..."

-No hay hombres (risas).

-¿Por qué?

-No sabemos. No es por decisión nuestra que hayamos decidido que no estén. Simplemente a veces las mujeres podemos tener un poco más disponibilidad de tiempo, si bien hay algunas que trabajan. O porque por ahí lo sentimos más del lado de mamás. Tenemos muchos hombres que nos escriben para pedirnos consejos, para ofrecer ayuda y demás. Pero hasta ahora nunca hemos tenido a uno que se ofrezca como voluntario.

-¿Cómo se estructura Missing Children en el resto del país?

-Tenemos dos colaboradoras en Mar del Plata, una en Bahía Blanca y dos que se están armando en Bariloche. Me encantaría tener en cada provincia por lo menos una persona.

-¿Cómo puede acercarse alguien interesado en participar?

-No es demasiado complejo. Por ejemplo, las personas con las que estuvimos en Mar del Plata y en Bahía Blanca primero antes de que se pusieran como voluntarias eran voluntarias de la Red Solidaria. Nosotros tenemos un montón de gente de la provincia de Santa Fe que nos está escribiendo. Creo que es de la provincia que la mayor cantidad de gente nos llama para colaborar o participar de eso. Y estamos hablando con otras voluntarias de la Red Solidaria de tratar de organizar una charla, ir para que nos conozcan y conocerlos.

-¿Las desapariciones de los chicos están relacionadas a la marginalidad?

-No necesariamente. Evidentemente un chico que vive en una situación más complicada, lo que llamaríamos un chico de la calle, que no tenga un padre que lo busque y haga una denuncia es un chico que no sabemos en qué situación está. Y hay gente que cae presa de otros marginales que los pueden hacer trabajar y explotar sexualmente, lo que sea. Yo me tengo que referir a las denuncias que recibimos. La mayoría siempre tiene a alguien atrás que lo está buscando, que está muy preocupado. Sí hay situaciones de chicos que han sido encontrados en manos de algún adulto obligados sobre todo a mendigar.

-¿Con respecto a la prostitución infantil, hay casos comprobados?

-Es un tema complicado. Sí hemos tenido casos de chicas que nos han contado que habían tomado la decisión de irse de sus casas por otro tema pero después cayeron en manos de alguien que no le permitía salir de donde las tenía, las amenazaba, las golpeaba y finalmente, ya sea porque alguien pudo denunciar donde estaban, porque la Justicia investigó o porque se pudieron escapar, contaron estas historias. En el rango de esas edades, que serán unas 400 chicas, sólo tuvimos diez casos que pudieron contar algo y hay otras que no quisieron hablar, entonces no sabemos.

-¿Hay casos de muy rápida resolución?

-Sí... La mayoría de los chicos en las primeras 48 primeras horas aparecen. Cuando empieza a pasar ese lapso nos empezamos a preocupar. Lamentablemente todavía hay padres que nos llaman bastante tiempo después de que el chico se perdió y durante las primeras 48 horas se dispersa mucha información. Cuando los padres nos llaman a las pocas horas de que el chico no está donde debería estar o no ha vuelto del colegio o del partido de fútbol el manejo es mucho más rápido, la información de la gente que lo pudo haber visto está mucho más fresca. Y muchas veces dan datos exactos como dónde lo vieron por última vez y esas cosas ayudan a que los propios padres a veces encuentren al chico.

-¿Alguna vez sintió impotencia trabajando en Missing?

-Impotencia no. O sea, siempre tenés la esperanza de que las cosas puedan ir mejorando. Lo que me desalienta a veces es que algunos miembros de la Justicia no tienen la velocidad que necesitaría esa familia que está angustiada. Nos ha pasado, lamentablemente, muchas veces que entre que la mamá se comunica con nosotros, pide el oficio para difundir la foto y hasta que se lo dan pasan dos meses. Nosotros llamamos al juzgado pidiendo "por favor hagan el oficio porque queremos ayudar a encontrar a este chiquito" y se toman su tiempo. Eso nos desalienta, pero por otro lado también tenemos un montón de otros juzgados que están viendo que nosotros podemos ser una herramienta para que ellos trabajen mejor.

Más información: www.missingchildren.org.ar

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Murray aspira a que la institución esté en todas las provincias.

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