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 domingo, 05 de septiembre de 2004

Barrio Godoy
Un hombre que buscaba a su hija fue víctima de un asesinato pasional

Ariel Etcheverry / La Capital

La investigación del crimen Ramón Emilio Rodríguez, quien el jueves a la noche recibió cuatro puñaladas en el interior de un una pieza de Bertolé al 8200, en barrio Godoy, tuvo un viraje que puso al descubierto una historia con ribetes pasionales y un triángulo amoroso como telón de fondo. Rodríguez no llegó a Rosario en busca de trabajo, como se pensó en un primer momento, sino para conocer y llevarse a una hija de 13 años que aseguraba haber tenido con una ex pareja durante un antiguo y breve romance en Chaco. Pero antes de que pudiera hacer algo se cruzó con el concubino de la mujer, Orlando Verón, dispuesto a defender su paternidad de la chica. Primero se desafiaron por teléfono y después se encontraron en el monoambiente de la calle Bertolé. Allí casi no hubo gritos, pero Verón tomó una cuchilla y le asestó una andanada de puntazos que dejó a Rodríguez exánime en el piso. El autor del crimen confesó todo delante de los efectivos de la seccional 32ª, encargados de la pesquisa, y ahora enfrenta una imputación por homicidio simple.

La punta del ovillo que condujo a los investigadores policiales a buen puerto fue una agenda que encontraron entre las pertenencias de Rodríguez. La libreta apareció mientras los detectives levantaban rastros en la escena del crimen mientras la víctima yacía en el piso boca abajo sobre un charco de sangre. El hombre había llegado un día antes a la piecita de Bertolé y González, casi en el límite entre Rosario y Pérez. En ese lugar lo encontraron asesinado el jueves a la noche. El hombre había llegado desde Venado Tuerto y se instaló en el lugar con una mujer conocida hasta ese momento sólo como Norma.

Durante la inspección en el lugar del hecho, los sabuesos encontraron la agenda con un apellido, Romero, y una dirección, Amenábar 7171. Lo que les llamó la atención fue que ese lugar quedaba a pocas cuadras de allí. Cuando la policía acudió a ese sitio se encontró con el dueño de casa, Orlando Verón. Esta persona en principio le dijo a los agentes que no conocía a nadie con el apellido Romero. Pero esa versión enseguida se desmoronó. Ocurrió mientras estaba el subjefe de la 32ª, Hugo Fornero, y apareció en el lugar una mujer que, ante la primera pregunta de los agentes, admitió llamarse Norma Romero. Frente a esa contradicción ambos fueron derivados a la 32ª para aclarar la situación.

En esa dependencia, y luego de algunas contradicciones Verón terminó por admitir su responsabilidad, y desgranó una historia que comenzó en la localidad chaqueña de Machagai. De acuerdo a lo que pudo reconstruir la policía los tres protagonistas de esta historia son oriundos de esa ciudad. Verón y Romero son pareja desde hace 20 años y juntos se radicaron en Rosario. Hace poco más de una década los concubinos se separaron y Norma decidió regresar a su provincia. Allí conoció a Rodríguez con quien tuvo una relación sentimental que duró unos tres meses.


Una convicción
Durante ese noviazgo Norma habría quedado embarazada. Pero al tiempo recompuso las cosas con Verón y regresó a Rosario. A partir de ese momento Rodríguez no volvió a saber nada de Romero y con los años se radicó en Venado Tuerto. En el sur de Santa Fe conoció a una mujer y tuvo dos hijos. "Parece que siempre estuvo convencido de que tenía una hija con Romero, incluso su actual mujer lo sabía", comentó un vocero de la investigación.

Rodríguez y Romero volvieron a contactarse en julio pasado. Según una fuente de la pesquisa, el hombre había conseguido su teléfono y en ese mes comenzó a llamarla para anunciarle que quería ver y estar con su hija. Así las cosas, esta semana el hombre le habría anunciado a su ex que llegaría a Rosario para "sí o sí" estar con la nena, que hoy tiene 13 años. Eso ocurrió el miércoles a la tarde. Rodríguez llegó a Rosario luego de pedirle a Norma que le alquilara una pieza donde alojarse. La mujer buscó alojamiento en su mismo barrio y arregló con Luis Tapia, el dueño del inmueble de Bertolé al 8200 (ver recuadro).

Una vez que el muchacho ya estuvo alojado en esta ciudad, el jueves se llamó por teléfono a la casa de Romero. Así comenzó el desenlace de la historia porque la que levantó el tubo fue D., la supuesta hija de Rodríguez. "Soy tu papá", le anunció Ramón a la menor. "La chica comenzó a llorar y ahí Verón cazó el teléfono y empezó a discutir con Rodríguez", comentó un vocero de la causa.

"Dejá de maltratar a mi hija", le espetó Rodríguez a Verón, quien a su vez lo desafió a pelear en Provincias Unidas y Amenábar. "Vení vos, si te atrevés, estoy en Bertolé al 8200", le contestó. Así, tomó una bicicleta y encaró hacia el lugar. Después, según le contó a la policía, se encontró con Rodríguez sentado en la cama y cruzaron insultos. Verón entonces agarró un cuchillo.

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Luis Tapia le alquiló la piecita a la víctima.

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