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 domingo, 13 de junio de 2004

Lecturas
Observaciones de un viajero apasionado
Antropología. "El tiempo en ruinas", de Marc Augé. Ediorial Gedisa, Barcelona, 2004

Claudio Berón / La Capital

Marc Augé recorre el mundo, lo busca, lo desmenuza, lo observa con la mirada de quien hurga más allá de los ladrillos que conforman edificios y monumentos, por sobre los paisajes naturales, entre los pliegues de lo que fue. Y lo encuentra.

En "El tiempo en ruinas", que acaba de publicar Gedisa, el antropólogo y etnólogo francés, docente de la Ecole de Haute Etudes en Sciences Sociales, en la cual ejerció la dirección entre 1985 y 1995, pone en tela de juicio desde la religión hasta el tiempo transcurrido y cifra una idea; un mundo en destrucción y reconstrucción, un presente de sustitución, sin memoria y donde el futuro aparece y desaparece.

Augé plantea que en las ciudades-megalópolis conviven varias ciudades: la ciudad de la miseria, la ciudad de los sueños, la ciudad de las utopías y la información, un hábitat del que son objeto los lugares públicos de circulación urbana, que llama "no lugares".

De estos no lugares, el etnólogo hace un aparte y los sitúa en los espacios que buscan su identidad: estaciones de trenes, aeropuertos, shoppings, bares de estaciones de servicios.

En esos "no lugares" el individuo no puede elegir, todo está pautado y, simplemente, se sumerge en una ilusión de libertad. "Los no lugares están saturados de humanidad", dice.

Augé pasea por el orbe como un turista encarnizado. Sin embargo descree sutilmente de algunos tipos de viaje. Su mirada se posa sobre la nueva Berlín con los souvenirs del Muro, se instala en la naturaleza voraz de Latinoamérica. "El viajero trata de existir, de formarse y nunca sabrá realmente quién es o qué es. La práctica turística actual, en este sentido, depende más de la comunicación que el viaje, cuando es del tipo cultural incrementa el saber. El turista consume su vida, el viajero la escribe y todo paisaje existe únicamente para la mirada que lo descubre", arriesga, casi errante.

En su andar, se detiene sobre las ruinas de antiguas ciudades: Grecia, París, el Berlín de la post guerra fría y el Muro, y los compara a emplazamientos y monumentos.

Inquieto, mira las ruinas y reflexiona. "Al interesarnos por la historia de Grecia no nos extraña que el arte haya nacido de la religión, y se demostró que la religión nunca fue más necesaria que cuando quienes la practicaban tomaban conciencia de lo ficticio, puramente narrativo, de sus mitos fundadores. El arte se construye sobre las ruinas De la religión", dice.

Nada queda oculto en el destino vagabundo del antropólogo. "Si el turismo es un objeto de reflexión, es por la nueva modernidad, pero se liga con lo que llamo la sobremodernidad, una categoría que prolonga los efectos de la modernidad, una aceleración de la historia, una retracción de espacios y una individualización de los destinos", dice Augé, y espera.

Entonces, fija su mirada en las formas de la arquitectura y el urbanismo, con las arbitrariedades que marcan la historia de la humanidad. Rascacielos, centros administrativos, las áreas comerciales y las autopistas sobresalen entre barrios míseros, se producen diversas formas de vida que se incorporan a lo cotidiano, el tiempo puro se impone sobre estas ruinas del pasado y el presente.

Pero en un libro de observaciones, el mapa de miradas no se agota en su lectura. De este texto pueden extraerse ejercicios. Uno es mirar una ciudad cualquiera, Rosario por ejemplo. Observarla y descubrir las ruinas de una ciudad que fue y el paso a la ciudad que cambia, paradójicamente la ciudad que ya no es está sobre la actual. De una vieja casona se desprende un bar moderno o un nuevo negocio o una fachada inestable en el tiempo.

Marc Augé sitúa a sus lectores en un devenir, en un paisaje y un lugar o "no lugar" que da paso a una nueva forma, percibida y a la vez olvidada inmediatamente. Pero a la vez busca la utopía de esos no lugares , que para él "poseen la belleza de lo que habría podido ser, de lo que aún no es. De lo que un día, tal vez, tenga lugar".

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