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 viernes, 30 de abril de 2004

Aniversario. "La ciudad está herida, golpeada, pero no vencida"
Monseñor Arancedo instó a las autoridades a hacer una lectura profunda de la realidad
"Ahora la conocemos y ya no tenemos excusas", destacó durante su homilía el arzobispo santafesino

Carlos Roberto Morán / La Capital

Santa Fe. - Monseñor José María Arancedo ofició ayer una misa en homenaje a los muertos por la inundación y por quienes aún padecen la tragedia. Durante su homilía pidió a las autoridades que hagan "una lectura profunda" de lo ocurrido en Santa Fe en los últimos días. Sostuvo que "es muy probable que la inundación haya hecho emerger una realidad que no se conocía, pero ahora ya no tenemos excusas".

El arzobispo dijo reiteradamente el dolor que significa para los santafesinos recordar la catástrofe hídrica, pero también puntualizó que esta ciudad debe manifestarse agradecida por todas las expresiones de solidaridad recibidas, "que debemos agradecer, porque el dolor sin gratitud puede encerrarnos y endurecernos".

Instó a levantar una nueva Santa Fe y sostuvo que ello será posible si se erradica el odio. "No es posible pensar en el mañana si no nos sentimos parte de una misma ciudad", sostuvo y convocó a todos a participar porque nadie puede estar ausente".

Dijo que la ciudad "está herida, golpeada, pero no vencida" y volvió a instar a las autoridades a leer lo que está ocurriendo y realizar "una lectura profunda", destacando que a pesar del dolor la gente se ha expresado en paz y que "a esa gente es necesario otorgarle una vida superior".

Puso en plano de relevancia la actitud asumida por los docentes y los jóvenes voluntarios anónimos que auxiliaron a las miles de personas afectadas. "Hay que mantener viva la fe, que debe hacerse solidaria", expresó el arzobispo, quien sostuvo que se debe rendir homenaje al dolor y habló de la necesidad de establecer un diálogo fraternal.

Sostuvo que no era prudente quedarse sólo en el recuerdo, sino dar testimonios en el presente. "No puedo hoy dejar de mencionar a los chicos de la calle, la violencia que hay en Santa Fe, la existencia de las armas, la pobreza, la prostitución, los docentes que están asustados por esa violencia, todo consecuencia de una sociedad que genera marginalidad", dijo.

En consecuencia habló de la responsabilidad que a él mismo le cabía, pero también a autoridades, políticos, medios de comunicación y periodistas, entre otros, a quienes "dentro de veinte años se les preguntará qué han hecho para cambiar las cosas en Santa Fe". Manifestó que estar con los pobres es expresar el mismo sentimiento que evidenciara Jesús, quien tuvo hacia los pobres una deferencia particular y, por consiguiente, instó a que ante los más débiles afectados por la inundación tengan justicia, "porque si la justicia no llega corremos peligro de tener una sociedad aún más injusta. Un Estado que no tiene preferencia por los que menos tienen está practicando la injusticia", señaló.

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Monseñor Arancedo exhortó a levantar una nueva Santa Fe.

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