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 domingo, 18 de abril de 2004

Sólo una mujer entre casi mil alumnos varones

Este año, Florencia Gutiérrez comenzó el Polimodal en la Técnica Nº2, de Tucumán al 2400. Su ingreso a la escuela no pasó desapercibido: de los casi mil chicos que estudian allí, ella es la única mujer. Pero esto no la amedrenta. "Hago lo que quiero, estudio lo que me gusta y eso es lo único importante", asegura Flopy, y dice que sólo extraña no poder compartir con sus compañeros los acontecimientos de alguna telenovela o el comentario "sobre lo bueno que está algún pibe". Más allá de esto, "el resto es todo igual", sostiene.

En los baños de la escuela los carteles que indican "varones" y "mujeres" están escritos a mano y pegados con cinta adhesiva. Es que estos últimos raramente se utilizan. "Nunca prohibimos ni desalentamos el ingreso de chicas. Es más, en los 70 teníamos algunas alumnas. Pero como nuestra especialidad es la electrónica y electromecánica no vienen muchas", cuenta el vicedirector de la técnica, Eduardo Rojas.

No es el caso de Florencia. A ella, justamente, lo que la atrajo de la escuela fue la posibilidad de trabajar con plaquetas, pinzas, soldadoras y llaves universales. "Cuando me anoté me advirtieron que iba a ser la única mujer, pero no me importó, soy cabeza dura", dice.

Y al principio costó. "Cuando salíamos al recreo algunos me miraban como bicho raro. Yo los dejaba, qué les iba a decir", y lo mismo pasaba con algunos chistes machistas o subidos de tono. "Antes me daba vergüenza, ahora me río con ellos", señala Florencia.

Pero a dos meses de empezar las clases los primeros traspiés quedaron atrás. "Con mis compañeros compartimos muchas cosas. Hasta juego a la pelota", dice y enfáticamente afirma que "los varones son mejores amigos que las mujeres porque guardan mejor un secreto".

Sin embargo, le faltan cómplices. "A veces estamos en la puerta, pasa un chico que está rebueno y no puedo compartirlo con nadie. Eso es un bajón", se queja.

Si hace falta agregar algo se puede decir que los profesores de la escuela advierten que desde que está Florencia los varones se portan mucho mejor y de que notan que la cuidan más.

Además, Florencia tiene cinco hermanas y están todas alborotadas preguntándole cómo están los pibes. El papá está "chocho" de que ella estudie electromecánica y la mamá es quien más se preocupa por cómo se siente entre tantos varones. "Siempre me está preguntando si me tratan bien y si me gusta la escuela", comenta Florencia.

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El San José mantiene la tradición de aceptar solamente a los varones desde 1893, en que abrió sus puertas.

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