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 domingo, 18 de abril de 2004

La resistencia. Se trata de Mirasoles, Los Arroyos y el San José
Sólo 3 escuelas siguen educando a chicas y chicos por separado
Incluso en los colegios que tradicionalmente eran exclusivos para un solo sexo las aulas ya son mixtas

Eugenia Langone y Carina Bazzoni / La Capital

Aún en los colegios confesionales, la educación mixta ya se convirtió en la norma. Incluso escuelas donde tradicionalmente se recibían alumnos de un solo sexo se adaptaron al cambio. A tal punto que de las 153 escuelas confesionales privadas que existen en la ciudad sólo tres se resisten a mezclar varones y mujeres en sus aulas. Y aunque la mayoría de los pedagogos sostienen que en una sociedad democrática y plural no tiene sentido mantener separados a chicos y chicas, aún quedan establecimientos que defienden ese principio. "Esta es una opción diferente que en nuestro caso se lleva adelante desde hace 25 años y con muy buenos resultados", aseguró María Alejandra Tambellini, directora del Colegio Mirasoles, que es exclusivo para chicas.

Los colegios Mirasoles y Los Arroyos -ambos pertenecientes a la Asociación para la Promoción Deportiva, Educativa y Social (Apdes)-, junto al salesiano San José -que mantiene la tradición desde 1893-, son los únicos tres establecimientos rosarinos que mantienen la educación exclusiva para un solo sexo.

"Los chicos y las chicas tienen tiempos, habilidades, aptitudes, intereses y actitudes diferentes. Y para el mejor desarrollo de sus potencialidades es preciso utilizar métodos diferentes, aunque los objetivos sean los mismos", indicó Tambellini.

Pero a la vez la directora reconoce que "es necesario que los chicos se sociabilicen, entonces se organizan actividades conjuntas con Los Arroyos, que es de varones, charlas, debates y ferias".

Lo cierto es que tampoco la escuela pública santafesina nació mixta, pero los establecimientos primarios estatales fueron los primeros en incorporar a ambos sexos. En cambio, las escuelas confesionales siguieron hasta no hace más de 15 años educando chicas y chicos por separado.

"Estas escuelas tenían un mandato fundacional que respondía al reglamento de las congregaciones que las sostienen, y existían principios que las hacían educar a niños y niñas por separado. Fue la demanda de las familias que querían una sola escuela para todos sus hijos lo que las impulsó a la apertura", explicó a La Capital la directora regional del Ministerio de Educación, Adriana Bertolotti.

Así, entre las escuelas confesionales que hay en la ciudad algunas fueron precursoras de este cambio. Este es el caso del Colegio Maristas que abrió en Rosario en 1923 y durante más de 60 años fue un establecimiento tradicional para la educación de los varones. Pero ya en 1988 los hermanos de la congregación decidieron incorporar a las primeras alumnas en el jardín de infantes.

Del mismo modo, colegios "de señoritas" que habían sido fundados con la presencia de monjas de diferentes congregaciones, como Misericordia, Adoratrices y María Auxiliadora, también comenzaron a incorporar varones. Pero aquí el cambio fue mucho más reciente.

La Sagrada Familia abrió sus aulas a los varones el año pasado, por lo que el número de alumnos no supera los 60, cuando la escuela tiene más de 800 estudiantes. "Las familias que tenían nenas en la escuela pidieron que fuera mixta porque era difícil buscar otra escuela para los varones. Se estudió el pedido y se puso en marcha", apuntó la directora, Alicia Maulión.

Una situación similar se dio en Nuestra Señora de Guadalupe. La directora, Noemí Bonardi, explicó que hace cinco años que hay varones en la escuela porque "era una demanda tanto de la realidad como de los padres". Pero también en este caso los chicos son minoría: de los 620 alumnos del colegio, sólo 150 son varones.


Una ley de 1934
En las escuelas primarias provinciales la convivencia de ambos sexos en las aulas se hizo norma en 1934. La ley de educación común, normal y especial de ese año establece que "la educación será dada en las escuelas mixtas, salvo los casos en que el respectivo consejo escolar establezca que ciertas escuelas primarias deban funcionar con alumnos de un sexo determinado".

Pero aunque la normativa determinó que la educación fuera mixta, llevarlo a la práctica demandó años tanto en las escuelas primarias como secundarias.

Así, en el Normal Nº1 los primeros varones llegaron al secundario recién en 1984, unos pocos años después de que el Normal Nº3 abriera las puertas de su nivel medio a las mujeres.

Es que había que romper una tradición que, en algunos casos, hasta estaba impresa en el nombre de las escuelas: la hoy Escuela de Enseñanza Media Nº438 Bernardino Rivadavia (de Oroño 1145) era el Liceo de Señoritas, la Escuela Superior de Comercio Nº49 Urquiza (Oroño 690) era la Escuela Nacional de Comercio de Mujeres, y la Manuel Belgrano (Entre Ríos 2366) era el comercial "de Varones".

Y no sólo eso. La infraestructura de las escuelas no estaba preparada para alumnos de ambos sexos, lo que también pasaba con el plantel docente.

"Desde los despachos oficiales es fácil determinar de un día para el otro que las escuelas sean mixtas, pero esto es complejo. Hubo que hacer refacciones edilicias, lo que era más difícil en el caso de inmuebles alquilados, y trabajar con el plantel docente", advierte Bertolotti.

Hasta el uniforme que debían usar los varones en las escuelas medias de chicas se convirtió en todo un tema. Es que, como ellos se resistían a seguir usando el delantal, se les impuso un uniforme: camisa, pantalón y zapatos. En el Normal Nº2 esto generó todo un debate. Por el 89, cuando el número de varones empezó a crecer, las chicas también comenzaron a rehuir al delantal blanco y quisieron tener un uniforme. El reclamo finalmente fue aceptado.

Las escuelas técnicas tampoco son ya hoy territorio masculino. A principios de los 70 las chicas comenzaron a compartir con los varones las clases de taller. Sin embargo, las mujeres aún son esquivas a moverse entre motores y soldadoras, y ellas apenas alcanzan a representar un tercio de los alumnos de estos establecimientos.

La Técnica Nº7 es una de las "pioneras" en la incorporación de mujeres. Este año, de sus 600 alumnos 170 son chicas, y su protagonismo crece. La Técnica Nº2 también incorporó chicas tempranamente. "En el 70 ya se recibió una mujer, pero no tenemos gran concurrencia femenina porque nos especializamos en electrónica y electromecánica", dijo el vicedirector, Eduardo Rojas. Tanto es así que hoy de mil alumnos hay una sola mujer.

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A Florencia no le molesta ser la única mujer y asegura que eligió la escuela para poder trabajar con soldadoras y pinzas.

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