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 domingo, 30 de noviembre de 2003

"La prueba de fuego del modelo pasa por que la inversión sea significativa"
Entrevista al economista Juan José Llach
Sostiene que para asegurar un crecimiento sostenido el gobierno debe dar garantías de responsabilidad fiscal

Sandra Cicare / La Capital

Se anima a criticar la política fiscal de los 90 -una década que lo tuvo como protagonista en áreas clave de la Economía-, muestra su adhesión a la proyección exportadora que el gobierno de Néstor Kirchner le está dando a la política económica, pero advierte que es necesario dar más señales de política económica, en particular garantías de responsabilidad fiscal, para asegurar el nivel de inversiones necesario y garantizar un crecimiento sostenido anual del orden del 7 por ciento. Critica los "subsidios ocultos en exceso" para ciertos sectores productivos a partir del costo de la energía, en particular la electricidad. En estos casos, dice, el aumento de tarifas "será inescapable".

Es Juan Llach, actual director del área de Economía y co-director del Centro de Estudios en Gobierno, Ciudadanía y Capital Social (IAE). Pero también ex viceministro de Domingo Cavallo en la primera presidencia de Carlos Menem y ministro de Educación en el gobierno de Fernando de la Rúa.

El economista, quien estuvo en Rosario disertando en un seminario denominado "Claves, desafíos y chances del nuevo modelo económico", organizado por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (Iaef) y la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (Ucel), aseguró que "el test central para este modelo de política económica es que haya inversión significativa en la industria exportadora. El día que se consiga eso nos graduamos, este modelo funciona".

-¿Cree que el gobierno tiene un plan económico?

-En términos generales sí. Consiste en tratar de mantener una moneda depreciada, o sea un tipo de cambio real alto, generar un superávit fiscal que junto con la apertura de la economía permita sostener ese tipo de cambio; retirar al sector público del mercado financiero para que la tasa de interés para el sector privado no sea alta y colocar al Mercosur como el eje de la política. También mantener el diferencial cambiario entre campo e industria, que es otro ingrediente muy importante en este tipo de política. El campo tiene un dólar de 2,30 y para reemplazar importaciones el dólar es de hasta 3,70. Esas serían las principales características de la parte estrictamente económica. Creo que puede hablarse de una orientación de política económica.

-¿Cuánto prevé que será el crecimiento? ¿Será sostenido?

-Para este año creo que va a superar el 7%, probablemente 7,5%. El año que viene me parece que va a continuar esta tendencia, cerca del 7%. Salvo que haya un problema político, que sería lo único que podría interrumpir esta trayectoria. De ahí en más, a partir del 2005 en adelante, va a depender mucho de la capacidad que haya para atraer inversiones, en mayor proporción que lo que está ocurriendo ahora. Si bien está creciendo bastante la inversión - nada menos que al 45% este año- lo está haciendo desde niveles muy bajos. La inversión que se está haciendo todavía es menor que la depreciación. O sea que en términos netos hay desinversión. La clave es llegar a cubrir la depreciación y más. Y eso significa como cinco puntos del producto (bruto interno). En tres años la Argentina tendría que aumentar algo así como 10 mil millones de dólares la inversión para poder sostener una tasa de crecimiento como yo creo que hace falta, de alrededor del 6%, para resolver el problema del desempleo.

-Usted hablaba de inversiones ¿las que se vislumbran son genuinas, de largo plazo o sólo enunciados?

-No creo que sean enunciados. La primera inversión que empezó fue la que estaba muy beneficiada por el tipo de cambio, concretamente el sector agropecuario es uno de los principales impulsores. Un poco pero no tanto, la industria sustitutiva de importaciones; la construcción, porque el costo del metro cuadrado en dólares estaba en sus mínimos históricos el año pasado y la gente decidió que era mejor tener ladrillos que dólares. Ahora se empezó a expandir a sectores de recursos naturales, petróleo y minería. La prueba de fuego, el test central para este modelo de política económica es que haya inversión significativa en la industria exportadora. El día que se consiga eso nos graduamos, este modelo funciona.

-¿En algún sector en particular?

-En cualquiera. Pero la industria exportadora porque hace al corazón de nuestra política económica que creo es correcta. Yo no quiero dar nombres porque hay varias siderúrgicas que rodean Rosario, pero el día que alguna de ellas amplíe sustancialmente la capacidad será otra cosa. Porque ahora están trabajando cerca del 90% o más. Han hecho inversiones, pero fueron para estirar la capacidad, no para ampliarla. Esta es la prueba de fuego que creo ojalá se dé. Me parece que para lograrlo habría que mejorar el clima de inversión que existe.

-¿Cómo evalúa la política fiscal, retenciones, impuesto a las transacciones financieras, etcétera?

-Creo que falta un ingrediente fundamental que es un programa fiscal a mediano plazo,que tampoco está con el acuerdo con el FMI porque sólo hay un año de metas. Creo que se puede correr el mismo riesgo que se corrió -y por esto terminamos tan mal- en la década del 90. Por falta de una programación fiscal que se cumpla. ¿Por qué no votamos una ley de responsabilidad fiscal que se cumpla, o como la que votó Brasil para los tres niveles de gobierno que incluye hasta sanciones penales de los funcionarios que no cumplan estas cuestiones?. Hay alguna chance de que esa ley se ponga dentro del proyecto de coparticipación federal, sería un avance extraordinario si se consiguiera. Además, dar un horizonte positivo. Hoy se dice que en la medida que sea posible se van a bajar las retenciones o eliminar el impuesto al cheque, pero no hay una programación. Habría que buscar cómo tener un programa para eliminar casi 4% del PBI que hay de impuestos distorsivos en la Argentina. Pero de eso no sabemos nada. Tendría que haber una programación fiscal a mediano plazo, un presupuesto plurianual. El riesgo es que la presión por gasto público sea muy grande porque los salarios han quedado muy rezagados en el sector público, también las jubilaciones. Ahora, si la política va a ser que todo ingreso adicional se gasta, salvo el 3% del PBI, es peligroso porque se arma lo que llamamos una política fiscal procíclica, es decir que el gasto sube, sube y sube y cuando las cosas empeoran el gasto no se puede bajar y viene una crisis. .

-Comenzó la renegociación con las empresas privatizadas. ¿Esto necesariamente termina con un aumento de tarifas?

-Muy variable según los sectores. Por ejemplo, hay franjas de la telefonía que de hecho son sectores muy competitivos donde no necesariamente tiene que haber un aumento que establezca el gobierno. Hay sectores donde es flagrante el bajo nivel de tarifas. La electricidad que ya antes de la devaluación era una de las más bajas del mundo en Argentina -estaba alrededor de 22 dólares el megawats- hoy está 8 o 9 dólares. Esto es un problema porque va a generar que no se invierta. Va a tener que haber, lamentablemente, aumento de tarifas muy desiguales según los sectores, creo que hay que hacerlos con prudencia, de manera gradual y sentido progresivo según el nivel de consumo. Ese tipo de subsidios va a haber que introducirlos necesariamente o profundizarlos porque es obvio que hay muchos sectores que no pueden pagar el aumento.

-El gobierno, cada vez que se habla de renegociación, sale inmediatamente a negar aumentos de tarifas.

-Es obvio que en los casos de gas y electricidad particularmente va a ser inescapable que haya aumento de tarifas, la cuestión es cómo. No nos olvidemos que hay muchos sectores que en este momento son extraordinariamente rentables, grandes consumidores, que no solamente fueron beneficiados por la devaluación, más la pesificación, sino que además están pagando tarifas como las que dije. Entonces se hace parecer ante la opinión pública que es un tema para proteger a los pobres, lo cual no es cierto, porque los grandes consumidores de energía no son los pobres, ni de gas tampoco. Entonces hay una cantidad de subsidios ocultos en el sistema que son realmente un exceso y el costo lo pagará la población argentina porque no se están haciendo inversiones y va a haber pérdida en la calidad del servicio. Hay que decir la verdad, no es cierto que este sea un problema solamente social.

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