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 domingo, 30 de noviembre de 2003

Transiciones
Justicia escrita sobre huesos
El Equipo Argentino de Antropología Forense sigue desenterrando una historia violenta

Nicolás Misculin

Su trabajo es buscar una verdad terrible, cuyo rostro quisieron ocultar muchos gobiernos. Desde hace 19 años, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) se dedica a descubrir el destino de miles de personas desaparecidas durante las más crueles dictaduras. "Los tres ejes de nuestro trabajo son: justicia, verdad y reparación para los familiares de las víctimas", dijo Luis Fondebrider, presidente del Equipo de Antropología Forense, en su oficina de Buenos Aires.

El EAAF, compuesto por 14 miembros, ha buscado e identificado cuerpos en más de 30 países, como El Salvador, Etiopía y la ex Yugoslavia, además de Argentina. En 1997, los antropólogos argentinos también participaron en la búsqueda en Bolivia de los restos del guerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara. Una de las masacres más grandes de las últimas décadas en América Latina, la de El Mozote, que tuvo lugar en El Salvador en 1981 cuando fuerzas militares fusilaron a cerca de 900 civiles, es investigada por los argentinos desde los años 90.

El EAAF es una organización no gubernamental y sin fines de lucro que se financia a través de subsidios de fundaciones y gobiernos de diversos países y trabaja exclusivamente ante el pedido de los familiares de las víctimas.

"El trabajo se divide en tres etapas: una es de investigación preliminar, en la que se buscan datos sobre los desaparecidos; la segunda es la exhumación de los cuerpos; y la tercera es la de laboratorio, donde se los analiza para saber quiénes son y cómo murieron", explicó Fondebrider.

La recolección de datos previa a la exhumación de los cuerpos insume el 60 por ciento del trabajo del equipo, ya que debe realizar entrevistas, conseguir fotografías y rastrear información en cementerios, registros y medios para deducir dónde podrían estar las víctimas que se buscan. "No es solamente ir a un cementerio, abrir una sepultura y sacar un esqueleto, porque es muy difícil comparar un esqueleto contra mil o 10 mil personas. Se necesita achicar la cantidad de hipótesis de trabajo", dijo el experto mientras mostraba una habitación atiborrada de cajas con restos humanos.

Durante la última dictadura militar argentina (1976-1983) entre 9.000 y 30.000 supuestos opositores fueron secuestrados, torturados y asesinados, y sus cuerpos nunca aparecieron. Los argentinos siguen sin conocer qué sucedió exactamente con la mayoría de los desaparecidos. En 1984 el equipo de antropólogos surgió para intentar responder a esa incógnita.

"Uno de los problemas principales (cuando regresó la democracia en 1983) era saber qué había pasado con las personas desaparecidas", explicó Fondebrider.

La mayoría de los familiares de víctimas de la represión ilegal durante el Proceso busca, desde hace más de 20 años, conocer qué sucedió con sus seres queridos, aunque a veces eso implique revolver los recuerdos más tristes. "Para la familia, el hallazgo del cuerpo genera una mezcla de dolor y de alivio, por haber encontrado a un ser querido y terminar así un ciclo de angustia", contó Fondebrider. "Con todo el mundo, a pesar de ser un momento muy duro, el proceso ha sido muy positivo."

En un emotivo acto, el argentino Horacio Pietragalla Corti, de 27 años, pudo en septiembre dar sepultura, gracias al trabajo del EAAF, a los restos de su padre, al que nunca conoció porque murió en 1975 a manos de fuerzas paramilitares. "Ahora él está donde nosotros queríamos que esté, no donde los militares querían ocultarlo", expresó Pietragalla Corti.

Hasta el momento, el Equipo de Antropología Forense lleva exhumados sólo en Argentina cerca de 600 cuerpos, de los que identificó alrededor de 100. Pero al desconocerse el número de los desaparecidos, la tarea del EAAF parece interminable.

El reconocimiento al trabajo del EAAF le valió el llamado de gobiernos y organismos de diferentes países para la búsqueda e identificación de cuerpos, así como para la capacitación de equipos locales de antropólogos forenses.

"Hemos trabajado ya en 31 países del mundo que vivieron procesos de violencia política o étnica y que luego comenzaron una transición democrática en la que investigan qué pasó con la gente desaparecida", afirmó Fondebrider.

El equipo de antropólogos llegó en los 90 a Croacia, Bosnia y Kosovo, donde por solicitud del Tribunal Internacional para Crímenes de Guerra de la ex Yugoslavia investigó los crímenes cometidos en el conflicto armado de esa región. Mientras que en Argentina el equipo trabaja en una fosa común en el cementerio de la ciudad de Córdoba, en la que ya se exhumaron más de 120 cuerpos.

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Los expertos exhumaron 120 cuerpos en Córdoba.

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