| lunes, 24 de noviembre de 2003 | Los últimos pasos del changarín Héctor Acuña trabajaba ocasionalmente en el Mercado de Productores de Fisherton y no tenía hijos. Vivía con su padre, un jubilado de 67 años, en una casa cercana al lugar donde lo mataron. Era el cuarto de cinco hermanos y reconocido en el barrio como "un buen pibe", según su hermana Vilma, que con ojos llorosos no lograba explicarse qué pudo pasar barranca abajo con su hermano. La mujer explicó que el sábado, después de jugar al fútbol con amigos en una canchita del barrio y tomar unos mates con su padre, Acuña fue a la casa de su abuela a festejar un bautismo. De allí se retiró con su primo y otros amigos que lo invitaron al cumpleaños que terminó en tiros y muerte. "Lo poco que sabemos es que los agresores estaban resguardados en una casa y desde allí provocaron al grupo de mi hermano. Cuando se acercaron, los agarraron a balazos y a mi hermano lo mataron por la espalda", contó al volver del Instituto Médico Legal. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |