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 miércoles, 17 de septiembre de 2003

Reconstruyeron la muerte del militante social en el barrio Las Flores
Ratifican que Lepratti fue asesinado al pedir a la policía que no disparara
Los testigos del caso ofrecieron un relato coincidente. El policía acusado dijo que disparó sin hacer puntería

Los testigos de la muerte de Claudio Pocho Lepratti ratificaron ayer que el militante social fue asesinado por el agente Esteban Ernesto Velásquez sin que mediara más que un pedido de la víctima para que el policía y otros dos efectivos que lo acompañaban cuidaran la vida de los chicos que se encontraban en una escuela. El relato quedó firme tras la reconstrucción del episodio, mientras que el acusado sostuvo que disparó su escopeta calibre 12.70 al instante de descender del patrullero en que circulaba y sin apuntar.

El procedimiento se realizó a partir de las 16 en la escuela número 736, en España y Caña de Ambar, donde Lepratti fue asesinado el pasado 20 de diciembre de 2001. Allí se reunieron el juez de sentencia Ernesto Genesio, a cargo del proceso, los abogados de los policías implicados y de la familia de la víctima y personal de Gendarmería Nacional, que se ocupó tanto de realizar los distintos pasos de la medida como de mantener alejados del lugar a los vecinos, que se congregaron sobre la avenida de Circunvalación.

La reconstrucción se convirtió así en otro emotivo acto de homenaje al militante social. Vecinos, amigos y familiares de Lepratti exhibieron fotos y carteles y numerosos chicos que lo conocieron en la escuela se acercaron para dar su testimonio. "A Pocho lo queremos hasta la muerte. No lo vamos a olvidar", dijeron a coro dos nenas, Anabel y Elena, que recordaron que "él nos daba comida y a veces retaba a las porteras porque ellas decían que nos teníamos que anotar si queríamos comer".


"Que no tiraran"
"Pocho subió al techo, miraba como cualquier otra persona lo que pasaba. Le pedía a esos h. de p. que no tiraran porque había criaturas", recordó por su parte una vecina, Rafaela, quien adelantó su decisión de hacer una sentada cuando se cumpla un nuevo aniversario del crimen.

Orlando Lepratti, el padre de Pocho, viajó ayer desde Concepción del Uruguay, donde reside, para asistir a la reconstrucción. "Espero que haya cambios en la causa, que detengan a los delincuentes que andan sueltos y que se investigue bien", dijo.

"Reutemann me dijo que iba a tratar de investigar, que había cosas que él desconocía, pero la verdad es que no pasó nada. Los camaristas liberaron al sargento Pérez, no investigaron a la comisaría de la zona y por los asesinatos de los otros chicos (durante la represión) no hicieron nada", agregó Orlando Lepratti.

La reconstrucción se realizó en base a los relatos de cinco testigos y el policía Esteban Ernesto Velásquez, alias Tiki, procesado por el homicidio de Lepratti. Además fue utilizado el mismo patrullero que ocupaban los policías involucrados, el número 2270 del Comando Radioeléctrico de Arroyo Seco, que ostenta dos disparos efectuados, según se presume, con la intención de fraguar una agresión. En cambio, el juez Genesio resolvió excusar al sargento Rubén Darío Pérez y al chofer del patrullero, un policía de apellido Arrúa.

Los primeros testigos fueron el docente Diego Portesio, la portera Claudia Cappelano y su hermana, la ayudante de cocina Graciela Cappelano. Los tres se ubicaron en el techo de la escuela, junto con los abogados, personal del juzgado y efectivos de Gendarmería mientras el juez Genesio contemplaba la escena desde la calle.

La declaración de Portesio fue la más extensa. El docente apuntó con precisión el lugar donde estacionó el patrullero. Un efectivo de Gendarmería ocupó el lugar de Velásquez y en base a las indicaciones de los testigos mostró que el policía bajó del vehículo, giró, parándose de frente hacia la escuela, y disparó contra Lepratti, quien cayó en el acto herido de muerte.

A continuación, declaró el policía Velásquez, quien vestía de civil y mostraba una gorra con la inscripción "Jesús te ama". El agente dijo que bajó del patrullero y disparó sin apuntar, luego que alguien arrojara un ladrillo contra el móvil. Según trascendió, dijo que el patrullero policial frenó y retrocedió para evitar la agresión, versión que los representantes de la familia Lepratti consideraron "un absurdo".

Al retirarse Velásquez, numerosos vecinos lo despidieron al grito de "asesino" y con gruesos insultos, mientras exhibían los carteles con la foto de Pocho. "¿En la policía te enseñaron a matar inocentes?", preguntó una mujer a viva voz.

El procedimiento culminó aproximadamente a las 19, tras la declaración de dos vecinas, quienes fueron entrevistadas por el juez en sus domicilios, ubicados frente a la escuela.

Mientras el juez y demás funcionarios se retiraban del lugar, al igual que los abogados de los policías, sin hacer declaraciones, los abogados de la familia Lepratti y de la Comisión Investigadora No Gubernamental sostuvieron que "los resultados son favorables, ya que corroboran la versión brindada por los testigos sobre cómo se detuvo el móvil policial y cómo actuaron los policías".

"Nos interesa probar que se produce el disparo e inmediatamente se produce la herida que mata a Pocho. Creemos que esta medida avanzó un montón en ese sentido. Otro de los cuestionamientos que se hacía era el ángulo de ingreso del proyectil en el cuello. Y ese ángulo, como se dio en la reconstrucción, varía totalmente. Todos los testigos ubican a Pocho inclinado hacia adelante", dijo Iván Hernández Larguía. El abogado agregó que "los testigos fueron concluyentes: Velásquez hace un giro, dispara y cae herido Pocho".

Lepratti trabajaba en el comedor del establecimiento y el 20 de diciembre de 2001 se hallaba en el techo de la escuela. El lugar, según reconoció la propia policía, a través de la Dirección de Asuntos Internos, se hallaba "fuera de la zona de saqueos".

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Los testigos recordaron el disparo de Velásquez.

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