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 sábado, 06 de septiembre de 2003

Dicen que es un "pesado", pero sólo le prueban un delito menor
José Marcatelli fue acusado por dos robos y procesado por tenencia de un arma

A la policía le gusta definir al Gringo Marcatelli como un peso pesado del hampa. Lo detuvieron por el robo a una mutual de Cañada Rica que tras una larga persecución con toma de rehenes desembocó en la muerte de uno de los ladrones durante un tiroteo. Diez días después escapó de la cárcel donde otros presos habían molido a golpes a su cómplice, el Perro Massara, pero su condición de prófugo no duró mucho. Al día siguiente cayó en Rosario, en una casa de la zona sur donde se estaba aguantando. Esa detención sumó una nueva marca a su prontuario: sobre la heladera había un bolso con dos armas cuya tenencia le adjudicaron y por las que acaban de enviarlo a juicio.

La Cámara Penal de Rosario confirmó el procesamiento de José Omar Marcatelli Romero, nicoleño, de 35 años, por la tenencia ilegal de un arma de guerra, un revólver calibre 38 hallado en la casa de Necochea al 4200 donde los policías de Investigaciones pusieron fin a su anhelo de libertad. Marcatelli quedó nuevamente entre rejas el 31 de marzo pasado, luego de que se fugara dos días antes de la comisaría 1ª de Ramallo.

Ese día la policía anunció con bombos y platillos que había recapturado a un pesado del hampa en un megaoperativo montado cuando el hombre dormía "con una escopeta debajo del colchón". Los policías rodearon la manzana, se llevaron al hombre que buscaban y también demoraron a los dueños de casa por haber alojado al fugitivo. El propietario era Angel Cabrera, de 27 años, quien según una fuente policial había compartido celda con el Gringo en la comisaría 5ª de Rosario. De esa convivencia nació una amistad que lo llevó a albergar a Marcatelli cuando buscaba donde esconderse.


La pista del Duna azul
La pista que llevó al nicoleño fue un auto: el Fiat Duna azul que lo había recogido cuando escapó por un boquete de la comisaría 1ª de Ramallo. El vehículo estaba estacionado frente a la casa de Necochea al 4200 y condujo a los policías tras el hombre acusado por sonados asaltos.

Las armas que encontraron sobre la heladera eran dos revólveres, un 32 largo y un 38 largo. Como ésta última es un arma de guerra, el juez de Instrucción Juan José Pazos lo procesó y la Sala IV de la Cámara de Apelaciones confirmó la resolución que deja a Marcatelli a las puertas de un juicio.

No es el único proceso que afronta: lo acusan de haber perpetrado junto a Massara el espectacular asalto a la Mutual de los Arroyos de Cañada Rica, un golpe comando perpetrado por cuatro hombres que se llevaron 11 mil pesos y 1.700 dólares en un Volkswagen Polo al que siguieron varias patrullas por caminos rurales del sur de la provincia. La banda logró zafar cambiando varias veces de auto y llevando a rehenes que liberaron gradualmente, aunque uno de sus integrantes, Rodrigo Oscar Sánchez, de 24 años, cayó muerto en la balacera.

Diez días después de su detención por ese robo en el barrio nicoleño Virgen del Rosario, Marcatelli escapó junto a otro hombre de la misma celda donde unos días antes habían apaleado a su compañero Amadeo Massara, de 30 años. Le dieron 22 puñaladas, le hicieron volar los dientes y le fracturaron las muñecas y los dedos en un ataque que lo envió primero al hospital y luego a un nuevo destino en el penal de Junín.

A Marcatelli también lo habían implicado en el robo a un blindado de Prosegur ocurrido un año antes frente al banco Bersa de Corrientes al 300, pero nunca pudieron probar su participación en ese atraco.

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Marcatelli fue acusado por el asalto a un blindado

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