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 sábado, 06 de septiembre de 2003

Argentina debuta en las eliminatorias ante Chile
Jugarán a partir de las 16 en el Monumental

El fútbol argentino comenzará hoy a desandar el camino a la Copa del Mundo de Alemania, cuando el seleccionado nacional que dirige Marcelo Bielsa enfrente al de Chile, en un partido en el que además intentará recuperar parte del crédito perdido tras el amargo fracaso en la cita de Japón-Corea 2002.

El partido, el primero de la eliminatoria sudamericana para el Mundial del 2006, se jugará desde las 16 en el estadio Monumental y será televisado por Canal 7 para el interior de la Argentina y por América para Capital Federal y Gran Buenos Aires.

Claro favorito para ganar el partido y para ser uno de los cuatro que obtenga el pasaje directo a tierra germana (el quinto clasificado deberá jugar un repechaje), Argentina deberá afrontar un examen quizás mayor que superar la oposición chilena: conformar a un público que cuestiona la conducción de Bielsa y su decisión de sostener a varios de los "responsables" del fracaso.

Ya no estarán en el equipo argentino el goleador histórico Gabriel Batistuta y un símbolo del coraje como Diego Simeone. Tampoco estarán algunos infaltables del proceso anterior como Mauricio Pochettino, Juan Pablo Sorín y Ariel Ortega, aunque la ausencia de los tres últimos amenaza ser sólo temporal.

Pero sí estarán, desde el arranque o en el banco de relevos, jugadores que generan cierto fastidio en el hincha argentino como Nelson Vivas, Matías Almeyda, Cristian González y Claudio López, y otros que perdieron la aureola de indiscutibles como Javier Zanetti y, en especial, Juan Sebastián Verón.

Y es que la decepción en tierra oriental fue tan grande, que lo muy bueno hecho por Argentina en la anterior eliminatoria (la ganó "caminando") y las victorias en tierra europea ante potencias como Italia, España y Alemania pasaron a valer menos que un bono de la deuda argentina para un tenedor extranjero.

La chapa de candidato al título terminó siendo un boomerang para los muchachos de Bielsa, en un Mundial de pobrísimo nivel que para colmo se lo llevó el eterno rival, Brasil, con un poco de Rivaldo y Ronaldinho, y algo más de Ronaldo.

De allí la cruz con la que carga un conductor sapiente y honesto como Bielsa (aunque a veces su obstinación abona el terreno de la crítica despiadada) y muchos de los presentes en la dolorosa derrota ante la Inglaterra de Beckham y el empate-pasaporte a casa cosechado ante los híbridos suecos.

Por eso, el técnico vaticina que "el equipo va a ser maltratado porque ya está instalado de esa manera" y el capitán Roberto Ayala asegura que "costará más porque sabemos que no tenemos de nuestro lado ni a la gente ni al periodismo".

Una exageración que sin embargo tiene el valor de poner en el punto justo el problema: el tema no es sólo ganar sino reconquistar el corazón de un hincha pasional como el argentino, poco amigo del término medio, amante de la Gloria o Devoto.

Porque como dijo Hernán Crespo "si Argentina juega en su verdadero nivel es superior a Chile", lo que no está puesto en discusión por los propios trasandinos aunque existe un axioma tan viejo como el fútbol: los partidos se ganan en la cancha.

En este contexto, Bielsa no se muestra tan inflexible en el dibujo táctico, como lo mostró en el último amistoso con Uruguay cuando el 3-3-1-3 pasó a ser 3-3-2-2 (con D'Alessandro aportando en la creación) y al decir que dudaba del "sistema de juego a emplear frente a Chile" abre la puerta a otras variantes.

El entrenador mantiene sus convicciones apelando a varios de los discutidos, pero también confirma a Aimar como responsable de manejar la ofensiva junto con D'Alessandro, suma la gambeta punzante de César Delgado y tendrá a mano a Javier Saviola, Esteban Cambiasso y, en menor medida, Diego Milito para cambiar con buen juego un desarrollo desfavorable o comprometido.

Inclusive, la mesura con que trató la no convocatoria de Tevez ("seguramente será convocado en un plazo cercano"), augura que la hora del recambio no está muy lejana y que será más o menos rápida en función de los resultados.

La incógnita será, entonces, observar cómo funciona en el primer partido en serio la amalgama entre la generación de los "derrotados" y la camada de los que "vienen a cambiarle la cara al equipo" y gozan del favor de los hinchas.

Porque en los partidos post síndrome sueco en Miyagi (Japón 2-0 y 4-1, Honduras 3-1, México 1-0, Estados Unidos 1-0, Holanda 0-1, Libia 3-1, Corea del Sur 1-0, Uruguay 2-2 y 3-2) fueron sólo esbozos de una renovación que Bielsa no terminó de madurar.

Por el lado de Chile el panorama no es sencillo. Es real como dijo el volante Arturo Norambuena que "la presión será para Argentina", pero es mucho más cierto que soportó el cachetazo humillante de ocupar el último lugar en la eliminatoria pasada.

Para colmo no podrá contar con tres jugadores clave para su esquema como Galdames, Pizarro y El Matador Marcelo Salas, todos lesionados, que representan el equilibrio en el medio, la creación y la definición, respectivamente.

En su preparación, le ganó 2-0 a Perú, en Santiago, y fue vapuleado 3-0 en la revancha en Lima, lo que dio pie a las primeras críticas contra el técnico Juvenal Olmos, reemplazante del uruguayo Nelson Acosta -hoy entrenador de Bolivia- y de Pedro García y Jorge Garcés, quienes completaron las eliminatorias cuando ya Chile se había despedido del sueño mundialista.

Luego venció 1 a 0 a Costa Rica, en Santiago, perdió la revancha por idéntico marcador, en San José, le ganó 2-1 a Honduras, en San Pedro Sula, y en su antecedente más fresco, el 20 de agosto último, redondeó un aburrido 0-0 con China, en Tianjing.

Y como frutilla del postre, Olmos se enfrentó con los responsables de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional y los jugadores mostraron su enojo porque los dirigentes no cancelaron aún los premios de los Juegos de Sydney 2000, la eliminatoria pasada y los amistosos jugados este año.



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Marcelo Bielsa le da indicaciones a D'Alessandro.

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