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 sábado, 06 de septiembre de 2003

Charlas en el Café del Bajo

-Hace unos días dije que tal vez tuviéramos como tarea tratar de individualizar a una mujer que hace cuarenta y nueve años dio a luz a una hermosa beba. ¿Se acuerda, Inocencio?

-Claro que me acuerdo y yo le dije que mujeres que dieron a luz hace cuarenta y nueve años debe haber muchísimas.

-Sí, pero una mujer que tuvo a su bebé y en el instante del nacimiento lo cedió en adopción debe haber pocas. Y a esa mujer, que aún vive en Rosario, quiero dedicarle esta charla de hoy. A ella o a quien la conozca y conozca el caso y desee participar en una obra de bien.

-¡Candi! ¿No me diga que aquel bebé hoy está tratando de ubicar y conocer a su mamá biológica?

-Sí. Ese bebé que nació un mes de agosto del año 1954 aquí en Rosario, en una clínica privada está tratando de encontrar (y voy a corregir eso de mamá biológica) a la persona que la trajo al mundo. ¿Y por qué corrijo eso de maternidad biológica? Pues porque yo no creo en absoluto (y perdonen mis amigos del bar sino coinciden conmigo) en eso de la maternidad o paternidad de sangre. Los lazos entre un padre y un hijo comienzan y se fortalecen en el espíritu, en el amor. Esta persona que busca al ser que la trajo al mundo ya tiene a sus papás, esos seres maravillosos y llenos de amor que la adoptaron al nacer. Esta es la paternidad "a fortiori" de la sangre; hay algo más fuerte que lo biológico y es el amor que nace y se fortalece en el espíritu.

-Totalmente de acuerdo ¿Y cuál sería el mensaje para esa señora que en un invierno de agosto del año 1954 dio al fruto de su vientre en adopción?

-Primero quiero expresar que nosotros le aseguramos absoluta reserva y confidencialidad. No queremos saber su identidad, ni detalles de su vida. Si ella lee este mensaje o alguien que pueda conocer detalles de este caso lo hace pueden enviarnos un mail que le reenviaremos cierta información confidencial. Ahora bien, el mensaje que quiero enviarle a esta mujer es el siguiente: "Yo no sé que sucedió en su vida, que hecho o que pena se apoderó de su ser. Pero imagino que en aquellos primeros meses del año 1954 al saber que estaba embarazada usted tuvo la oportunidad de adoptar otra determinación, trágica, tremenda, devastadora, pero afortunadamente optó por la vida. No sabe usted cuanta grandeza de espíritu hubo en ese acto. Tuvo paciencia en medio del dolor, y en el momento sublime de dar a luz dio a su fruto en adopción. Quiero decirle, señora, que dio felicidad y un gran sentido a la vida de dos seres que hoy ya tienen 89 y 88 años; no sólo dio la vida a una mujer que hoy es exitosa en su profesión, sino que con su actitud de aquel mes de agosto del año 1954 usted sembró más vida, porque del vientre del fruto de su vientre nacieron tres hermosos seres y hay mucho más: parece que aquella bebé es abuela. ¿Se da cuenta usted de la hermosa obra consumada?"

-¡Qué bueno, Candi!

-"Tengo escasos datos. Sé que el partero de la clínica privada en la que usted fue asistida es posible que ya no esté entre nosotros, sé que era usted estudiante en ese momento, sé que el hijo del partero es hoy un profesional al igual que el fruto de su vientre. También sé que es usted, no tengo dudas, un gran ser humano que tuvo el valor de decirle si a la vida y que hay una persona que quiere encontrarla para decirle gracias precisamente por ello. Seguramente ha formado usted una familia, es posible que usted jamás narrara la historia y que ésta haya permanecido en la profundidad de su mente, sepultada. Tal vez no quiera usted recordar el pasado y puedo comprenderla. No sé si leerá usted esto, o si se animará a escribirnos si lo hace. De todos modos, quiero decirle que hay personas que están agradecidas y una en especial que quisiera conocerla. No hace falta que le diga que Dios está complacido con usted desde aquel mes de agosto del año 1954. Usted tuvo el coraje de dar a luz una vida hace 49 años, tal vez se anime a dar a luz hoy a una historia de amor, al menos luz para un alma que la busca".

-Muy bueno Candi. A esa amiga, o a toda persona que conozca el caso queremos reafirmarle la absoluta confidencialidad. No conoceremos a la mujer de la historia, sólo la acercaremos a través de un mail o de un teléfono a aquella bebé que hoy tiene 49 años. Recuerden: Un nacimiento en un clínica privada aproximadamente entre el 8 y 15 de agosto del año 1954 y una mujer que dio en ese momento a ese ser en adopción.



Candi II



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