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 domingo, 03 de agosto de 2003

Una valla de seguridad para separar aún más a los israelíes de los palestinos
El gobierno de Sharon busca prevenir ataques terroristas. Esta semana terminó la primera etapa de 115 km

Alberto Galeano

En una escena de la película "El pianista" -de Roman Polanski- basada en la vida de Wladyslaw Szpilman, un grupo de judíos polacos construye una pared de ladrillos para cerrar una calle del ghetto de Varsovia, bajo la vigilancia de los soldados nazis. Más de cincuenta años después, sin la maquinaria de exterminio lanzada por Adolf Hitler, el gobierno del primer ministro israelí Ariel Sharon, levanta una valla de concreto y alambre electrificado para cercar el 40% de Cisjordania, con el fin de prevenir ataques terroristas palestinos.

La construcción de la valla de seguridad en cuestión, cuyo costo se estima en 1.440 millones de dólares estadounidenses (sin tener en cuenta su parte oriental) compromete toda la infraestructura de la economía palestina. Y a juicio del presidente estadounidense George W. Bush, quien recientemente recibió en Washington al premier palestino Mahmoud Abbas, constituye un "problema" para la instauración de un Estado palestino antes de 2005.

En efecto, la construcción del muro, cuya primera etapa es de 115 kilómetros -conocida como la "línea verde"- afectará las ricas regiones de Tulkarem, Kalkilya y Jenín, las más fértiles de la orilla occidental del río Jordan. Esa zona autónoma representa el 40% de las tierras agrícolas y dos tercios de los pozos de agua (28 de ellos se encuentran en la actualidad del otro lado del muro), lo que compromete toda la infraestructura de la economía palestina.

Para Gadi Algazi, docente de la universidad de Tel Aviv, responsable de la Asociación Judeo-Arabe Taayoush (Vivir juntos), si este proyecto se concretara en su conjunto, "la creación de un Estado palestino viable se tornaría inimaginable". En un artículo en el semanario Le Monde Diplomatique, el analista sostiene que el muro "es lo que siempre quiso Ariel Sharon, tanto en 1977 cuando llegó a ser ministro de Colonias, como cuando en 1998 presentó su plan e incluso cuando lo retomó en su campaña para las elecciones legislativas de 2003".


Dividiendo relaciones
El muro divide las siempre difíciles relaciones entre el resto de los árabes y los palestinos y es un motivo de fricción para la gran cantidad de los palestinos que trabajan en territorio israelí. A su polémica construcción, se sumó esta semana la decisión del Parlamento israelí de una ley que impide a los palestinos casarse con israelíes y convertirse en ciudadanos o en residentes del país hebreo, lo que afectará a medio millón de árabes de los 6,7 millones de personas que constituyen la población de Israel.

Las declaraciones de Bush fueron bien recibidas por los palestinos, aunque días después el premier israelí, quien también se reunió con el mandatario en la Casa Blanca, reiteró que Tel Aviv continuará con la construcción del vallado a pesar de las presiones estadounidenses. De acuerdo con una entrevista que mantuvo con William Safire -del The New York Times- el primer ministro israelí defendió dicha construcción y confesó que "el 80% de los israelíes sienten amor por el muro, y cerca del mismo número no confía en los palestinos". Su enemigo histórico, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, marginado del proceso de paz conocido como Hoja de Ruta -que impulsan EEUU, Rusia, la Unión Europea y la ONU-, afirmó que el muro refleja el "racismo de los sionistas".

Para Arafat, a quien Sharon asegura que pudo haber matado durante la invasión israelí al Líbano a principios de la década del 80, es un caso de "apartheid (discriminación racial como ocurría en Sudáfrica de los blancos a los negros), una medida fascista y nosotros no la aceptamos".

Pero por más que protesten los palestinos, el muro avanza a un kilómetro por día y se estima que significará un avance territorial israelí, ampliando los territorios que ocupara durante la Guerra de los Seis Días, en 1967. Y es que, en algunos casos, ingresará hasta cinco kilómetros dentro de territorio palestino para incluir varios asentamientos de colonos judíos.

La polémica construcción levantó un temporal de protestas, no sólo de los palestinos sino también de los propios israelíes, entre ellas la del pianista argentino-israelí, Daniel Barenboim, quien afirmó a la prensa alemana que los israelíes "no debemos construir muros. Debemos construir puentes".

En la película de Polanski, se observa el nefasto papel cumplido por los "kapos" judíos que colaboraban con los nazis para dirigir los operativos de reclutamiento hacia los campos de concentración. También se critica el papel jugado por la rica colectividad judío-estadounidense y se muestra la increíble valentía que puede asumir un grupo de hombres, humillados hasta lo impensable por los nazis, para morir dignamente resistiendo un enemigo mil veces superior. Más que un problema, como dijo Bush, para muchos palestinos el muro parecer ser una "gran prisión" que erosiona el acuerdo para el alto el fuego de fines de junio, como si fuera una pared de arena. (Télam)

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La valla costará 1.440 millones de dólares.

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