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 domingo, 03 de agosto de 2003

Qué juguetes comprar para el Día del Niño
Una profesional aclara que no deben ser necesariamente didácticos o caros. Y reflexiona sobre los bélicos

Laura Vilche / La Capital

¿Cómo saber cuál es el juguete indicado para regalar el próximo domingo, Día del Niño? La pregunta se la suelen hacer padres, tíos y abuelos también cuando el motivo que impulsa el regalo es un cumpleaños, Navidad o Reyes. ¿Será acorde a su edad? ¿Es didáctico? ¿No es muy caro? ¿No le incentivará la agresión? Esas son tan sólo algunas de las preocupaciones adultas.

La terapista ocupacional en salud mental María José Borsani tranquiliza a quienes están incómodos por la situación. Dice que hay algunos aspectos evolutivos de la vida de los chicos que se pueden tener en cuenta para elegir mejor (ver aparte), que no necesariamente el juguete debe ser caro ni de última moda, que tampoco debe regir en la compra el estricto sentido de lo didáctico, ni hay que aterrorizarse ante el rubro bélico. "Los chicos no potencian su agresividad porque jueguen con una pistola de vaqueros o una espada. Juegan, y ellos lo saben. Tal vez sea más agresivo que los adultos les compremos armas sofisticadas, muy similares a las reales, o máscaras de Sadam Hussein y Bush", aclara.

Borsani remarca que hay que tener en cuenta que el niño va jugando con lo que su desarrollo mental y corporal le permite. Y que lo importante no es lo que el chiche le ofrece, sino qué hace el niño con él. "A veces el adulto compra con mucho esfuerzo un juguete muy caro y el chico se entretiene más con una latita porque él simboliza permanentemente. Un palo es un caballo y un canasto una motoneta", ejemplifica. En función de ello tira una idea. "A veces basta con regalar un papel para armar un barrilete junto con los chicos. Es importante que el adulto juegue, que le cuente cómo lo hacía en su época y que se sepa que no todo juguete tiene necesariamente que ser comprado", señaló.

La especialista también explicó que el juego cumple de por sí con un sentido amplio de aprendizaje, lo que no implica aprender cuestiones escolares. "El niño organiza, construye, se interroga y conceptualiza, disfruta del placer de jugar", asegura.

Y al momento de referirse a los juguetes bélicos, Borsani pone paños fríos. "Todos los niños han jugado a la guerra porque necesitan desplegar su propia agresión. Lo mismo sucede cuando un chico pierde a un ser querido y juega a enterrar cosas. No creo que haya que prohibir esto, sí tal vez restringirlo. Que sepan cuales son las consecuencias de la guerra y que no es lo mismo jugar a disparar que tirarle un revólver por la cabeza a otro chico. El adulto debe encausar la agresión", remarcó.

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