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 domingo, 27 de julio de 2003

Los deportistas de nuestra ciudad intervendrán en Santo Domingo del 1º hasta el 17 de agosto
Los rosarinos y el orgullo de ser Panamericanos
Las Leonas Luciana Aymar y Ayelén Stepnik, el remero Mario Cejas y el esgrimista Leandro Marchetti apuntan alto en los Juegos

Rodolfo Parody / La Capital

Cuando los Juegos Panamericanos de Santo Domingo den inicio el 1º de agosto, los deportistas rosarinos pondrán en juego años de dedicación, privaciones y anhelos. Tienen expectativas diferentes. Mientras las leonas Luciana Aymar y Ayelén Stepnik esperan repetir sin contratiempos la medalla de oro de Winnipeg 99 en hockey, los gimnastas Sergio Erbojo y Mario Gorosito se conforman con ubicarse lo más alto posible. Cada cual atenderá su juego, aunque los hermana un sentimiento común: defender al país en una competencia internacional. Coinciden en que será una experiencia única, porque mientras compitan podrán seguir de cerca otros deportes y alentar a sus compatriotas. Serán 17 días intensos, cargados de emoción y dramatismo. Algunos se codearán con la gloria, otros pasarán desapercibidos. Y todos con el sabor de intervenir en un evento deportivo sin igual.

Nadie imagina que el seleccionado femenino de hockey no se traerá el oro. Aymar y Stepnik volverán entonces, salvo una catástrofe, a subir a lo más alto del podio. La jerarquía de las Leonas es demasiado para los débiles conjuntos que deberán enfrentar. Apenas Estados Unidos les hará algo de fuerza cuando se enfrenten en una segura final. Es un hecho que las rosarinas volverán a codearse con la victoria, tal cual ocurriera en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 99.

Lo mismo puede llegar a sucederle a otro medallista de aquellos Juegos: Mario Cejas. El remero no duda que tiene grandes posibilidades de lograr nuevamente el primer puesto en cuadruple par.

Quien espera que la historia no se repita es Ezequiel Paulon. El jugador que emigró hace años de Rosario y hoy juega en España, quiere tomarse revancha de la final perdida por el seleccionado de hockey en Winnipeg frente a Canadá.

Un escalón más abajo en las aspiraciones rosarinas aparece Leandro Marchetti. Cuenta con antecedentes irreprochables. Estuvo en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 y Sydney 2000 y en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 95 y Winnipeg 99. En los realizados en Argentina quedó tercero en individual y por equipos. Será un deportista a tener en cuenta. Tiene el prestigio necesario para estar otra vez entre los mejores.

Sin la extensa carrera de Marchetti, pero con sobradas condiciones, el judoca Miguel Albarracín es otro de los rosarinos que tiene buenas posibilidades de meterse en la elite. Becado desde 1998 por ser una promesa para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, acumula victorias contra la mayoría de los rivales que tendrá en Santo Domingo. Una buena señal.

Balliengo jamás imaginó que estaría en los Panamericanos. Su regreso al atletismo en lanzamiento de disco un año y medio atrás deparaba objetivos menos ambiciosos. El crecimiento que tuvo lo depositó en un lugar inesperado y no quiere desaprovechar la ocasión de mejorar su marca y apostar con todo para Atenas 2004.

En squash, los hermanos Robertino y Rodrigo Pezzota cumplieron con la clasificación a Santo Domingo, inesperada para muchos. Y quien sabe si continúan dando sorpresas y se arriman a los mejores.

Natalia Ríos desea, junto al seleccionado de básquet, superar el quinto lugar de Winnipeg 99. El joven Carlos Espeleta quiere demostrar que las pesas tienen un valor para el futuro. Los gimnastas Sergio Erbojo y Mario Gorosito y los integrantes rosarinos del seleccionado de polo acuático (Mariano Zanotti, Federico Zuljan, Ramiro Gil, Tomás Bulgheroni y Bruno Testa), dirigidos por el entrenador de la ciudad, Juan Pablo Giri, pretenden llegar lo más lejos posible. Cada cual tiene su propia meta por cumplir.


Confidencias y secretos
Luciana Aymar y Ayelén Stepnik (hockey), Miguel Albarracín (judo), Leandro Marchetti (esgrima), Jorge Balliengo (atletismo), Mario Cejas (remo) y Robertino y Rodrigo Pezzota (squash) conforman parte de la delegación rosarina que postergó por un rato su entrenamiento y se juntó para la producción fotográfica de asOvacionsx, mientras el resto de los deportistas no pudieron estar presente por permanecer concentrados en Capital Federal o de gira en el exterior. El encuentro sirvió para conocer aún más sus historias y los días previos a la gran competencia.

No todos se conocían y fue natural que Lucha Aymar y Ayelén Stepnik hablaran afablemente con Leandro Marchetti, éstos últimos viejos conocidos de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, y los tres de los de Sydney 2000 y de los Juegos Panamericanos de Winnipeg 99.

Mientras Ayelén consultaba al cronista de Ovacion si sabía cómo estaba la infraestructura de Santo Domingo, cuyos Juegos estuvieron en duda por los atrasos en las obras, Marchetti comentaba que se equivocaron en la medida de las zapatillas y le entregaron unas más chicas para competir, por lo que deberá hacerlo con las propias. La vestimenta fue todo un tema. La mayoria coincidió en su desagrado por la ropa que les proveyeron de la Secretaría de Deporte. "Parecen los buzos de la década del 80", rezongaron.

Quien dejó en claro que es todo un deportista fue Mario Cejas. Interrumpió su entrenamiento de remo, y condujó su bicicleta hasta el lugar de encuentro sin que se le notara en lo más mínimo esa doble exigencia.

Antes que empezara la sesión de fotos, Balliengo comentó que desde que regresó al atletismo debió comer un montón para adquirir una mayor contextura física, para envidia de los otros que escuchaban con atención y se lamentaban de cómo deben cuidarse en las comidas. El atleta siguió sorprendiendo cuando aseguró que será el más chico de los lanzadores de disco, pese a tener un cuerpo que asusta.

A medida que fueron pasando los minutos, la charla se hizo más amena y se interiorizaron por los deportes del otro. Así Marchetti les enseñó cómo se toma el florete, y Lucha Aymar hasta se dio el gusto de ensayar un touché con Ayelén cuando su compañera estaba distraída. En tanto, Albarracín deslizó algunos de sus secretos, como lavar con sal el yudogui (vestimenta de judo) para que sea más pesado y su rival tenga dificulades para agarrarlo en plena lucha. Y además, para que si éste se lastima los dedos, al contacto con la ropa sienta ardor y no pueda pelear en las mejores condiciones.

"Vos sos un tramposo", le dijo en sorna Balliengo, quien lamentó no poder sacar ninguna clase de ventaja ya que los discos que utiliza deben ser entregados dos días antes para que no haya ninguna alteración de su peso.

Entre confidencias y anécdotas se pasó el tiempo. La delegación rosarina compartió sus vivencias, que no difieren demasiado. Al fin y al cabo, emergieron de las entrañas del deporte argentino, con sus ventajas y dificultades. Ese deporte que va a estar a prueba, como ellos mismos, en Santo Domingo.

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Las ocho esperanzas rosarinas en los Juegos.

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