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sábado,
08 de
diciembre de
2007 |
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“Cuando devolví la plata la señora pensó que era una broma, no lo podía creer, subía y bajaba las escaleras de su casa en Washington al 500 o al 600, no recuerdo; me puso en el bolsillo un sobre y dijo que no lo abriera”, contó Gómez. Eran 1.900 pesos, con los que compró una heladera.
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